232 REPERTORIO AMERICANO mo lo expresamos al principio, El y en el triunfo final de la libertad y del su tumba que se abre en medio al estumore era un admirador decidido del bien.
por indecible de todos. ahora estamos señor Vasconcelos, lo que hace adi La juventud lo comprendió así y por eso aquí para decirle que su fe en la vida no vinar que en la polémica que se le seguía. todos los que de cerca o de fué vana, pues esta angustia unánime que desarrolló entre él y el poeta Santos, lejos pudieron conocerle, rodearonle de sim se condensa en un tremendo silencio, es la Chocano, Elmore se debe haber pues patía por la cordial generosidad de su pervida en cuyo seno se ha incorporado y per.
to de parte del ex Ministro mexicano. sona y de respeto por el significado moral durará de modo indestructible la influencia Apasionado de lo que él llamaba de su acción.
ejemplar de su recuerdo.
la nueva gran cruzada americana. ahora estamos aquí, frente a su tumba. El Comercio, Lima. Elmore, aprovechando la estancia en Lima de numerosos intelectuales hispanoamericanos, entre los cuales se contaba el que escribe estas líneas, Cuento de Navidad durante las fiestas del Centenario de Ayacucho, convocó a todos estos (De Las fantasias de Juan Silvestre)
a una reunión informal que se celebró en el salón de fiestas del suntuoso cuento de Navidad?
UN Hotel «Bolívar. con el objeto de exbre. En el umbral de cada uno de el recuerdo del relato escuponerles de viva voz su proyecto del nosotros, la ilusión velaba y su canchado hace mucho tiempo, cuando yo Congreso de Intelectuales. No se lleción sin palabras ahuyentaba los Dovó a efecto ninguna otra reunión, era un chiquillo, se desentumece en lores. Cuando mi madre apagó la luz ;mi memoria.
no lo echamos de ver la visión del pero ello bastó para arrojar la semiila en el surco y para que los conEs una relación sencilla, tan senci Niño Dios con su saco repleto de jucurrentes se dieran cuenta de que lla como un trocito de muselina blan guetes, era un sol que nos deslumElmore era un hombre de gran dica, y no sé por qué, mi imaginación braba.
namismo, verboso, de amplia cultura cree percibir la tristeza a través de Envidiamos a los chiquillos de la y de ostensible don de gentes.
su trama sin complicaciones, tan dis ciudad: a ellos les tocarían los mejores tintamente como veria la luna.
Elmore figuraba como miembro del presentes, no cabia duda.
Comité Directivo de la famosa revisQuien la narrara me pareció visto Me arrebujé bien y experimenté un desde mis siete años un hombre vieta limeña Mercurio Peruano, en la gran bienestar entre mi lecho tibio, jo, mas hoy desde mis sesenta me mientras fuera el viento fuerte de que se ha agrupado la joven intelectualidad del Perú.
parece joven.
diciembre con sus crueles rachas de Fué en la sala de mi casa pater silampa, pasaba azotando los árboles JOSÉ DE NÚÑEZ DOMINGUEZ na, una víspera de Navidad. Cierro y estremeciendo la casa. El Universal, México, los ojos y la cabeza del narrador in Mis hermanitoś se durmieron. En la clinada con abatimiento, surge de las habitacion contigua mi madre dejó de sombras. Era un rostro moreno, páli suspirar: seguramente el sueño tamdo, de nariz aguileña, sonrisa sin alas bién la había rendido.
En el sepelio de Elmore y mirada triste. Sin duda era más Sólo yo estaba en vigilia. At aquiejoven que mi padre; sin embargo su tarse el viento, percibía la respiraDiscurso del Dr. Mariano cabello estaba encanecido, mientras ción acompasada de mis hermanitos Iberico Rodríguez, en nombre que el de aquél se conservaba negro. y el ruido de un ratoncillo al roer la de la revista Mercurio Peruano: Hablaba con acento suave y hondo. madera. Yo me preguntaba sino era Desde la profundidad en que yace dentro de mí en donde roia esa besSenores: esa época lejana, sube la voz doliente tezuela traviesa e inquieta.
En nombre del grupo intelectual que tra de aquel hombre cuyo nombre he La impaciencia correteaba por mi baja en Mercurio Peraano vengo a dar el olvidado: cuerpo, cantaba y me hacia cosquillas.
último adiós a Edwin Elmore, compañero Por las maderas entreabiertas de la irreemplazable de entusiasmo y de esfuerzo. Vivíamos en el campo, lejos del ventana deslizó su silencioso encanto en quien se unieron de modo admirable los poblado.
un rayo de luna. Entonces la idea dones de una inteligencia toda vitalidad Era el día de Navidad. En la tarde del Niño Jesús en marcha por los inquietud a los impulsos elevados de un mis hermanitos y yo estuvimos con caminos, con su preciosa carga a la noble corazón.
algunos amigos de la villa y nos con espalda, se precisó en mi. Quizá en La personalidad de Elmore se definió en fiamos emocionados nuestras ilusiones ese momento airavesaría el puente todo momento por la pureza absoluta de su sobre las maravillas que el Niño Dios que hay entre el pueblo y nuestra casa.
fervor espiritual. Ajeno a todo interés cir nos dejaría bajo de la almohada. Talvez habría puesto el saco en el cunstancial, a todo cálculo egoísta, Elmore Al volver al hogar éramos como parapeto para descansar y estaría puso sus juveniles energias al servicio de potranquillos en cuyas crines la Es inclinado mirando correr las aguas una nueva esperanza, y supo afirmarla y peranza hubiese prendido su campa plateadas y rumorosas. No tendría defenderla con entereza y altura excepcio nita de plata. La alegría que nos miedo. No lo llenarian de pavor las nales. Sus libros, sus ensayos y artículos llenaba y que rebozaba por ojos y sombras que acechan de noche en están llenos de rica ideologia, y su vida de boca, lo iluminó todo y el hogar pobre los caminos?
ese optimismo comunicativo e indestructible y triste fué para nuestra fantasía un ¿Y qué nos traería. Qué habria que es preclaro atributo de las almas pro lugar resplandeciente y alborozado. metido en su saco para mi?
fundas y apostólicas.
No vimos abatido el rostro de nuestra El escalofrio de la dicha que se Cuando en la historia de nuestra cultura madre, sino jubiloso, y sus besos nos acerca, recorrió mi piel. se haga el examen de esta hora de ansie supieron a promesas de inefables di De pronto. me asalto dad y de crisis, la contribución de Edwin chas.
egoista: mi cama era la más alejada Elmore habrá de consagrarse como una de Al acostarnos, pedimos a Dios por de la puerta, quedaba en el rincón más las más significativas y fecundas, ya que el padre ausente y el vacío que él oscuro de la pieza. Pudiera ser que pocos como él entre nosotros afirmaron una había dejado en el hogar no maltrato el Niño entrara y dejara los mejores fe tan robusta en la eficacia de los ideales nuestros corazones como de costum juguetes a mis hermanos y para mí una idea Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica