REPERTORIO AMERICANO 121 Leopoldo Alás día 13 de junio de 1901 o del que ejerciera las funciomoría Leopoldo Alas en nes que en La Regenta de ClaOviedo, suave y serenamente, rin se asignan a este histórico con la dignidad que constitupersonaje, o los choques del yera la honda preocupación de billar cercano, amenizados a rasu espíritu en el brevísimo ototos con el gritar de las dispuno de su vida, tan cruelmente tas sobre cualquier jugada de truncada. Al sentirse, si no viejo. carambola» o «palos. cerca de la vejez, o lejos de la Veinte años de vivir intimo, juventud, escribía en aquella verde una amistad sin la más leve dadera confesión de los Cuentos sombra, veinte años de comumorales, estas profundas palanión ideal y de labor en la cábras: Ya lo han dicho muchos tedra y en la ciudad, me habían escritores insignes: el lado mopermitido seguir paso a paso, ral de la vida preocupa al hommás aún que en el estudio y el bre amigo de pensar, más que goce de los escritos, la transcuando la vida empieza o está formación incesante, incristali.
en su florecimiento, cuando nos zada, del espíritu de Leopoldo vamos haciendo ricos de expeAlas. Fuera el mayor recreo y riencia del mundo para aprenel más fecundo entretenimiento der a dejarlo dignamente; los de aquellos inolvidables dias!
jóvenes no saben lo que deben hacer y a los viejos, los que Los hombres superiores ya saben algo de la vida, lo que más les importa es saber.
Nada en verdad más atrac.
morirse. tivo y educador, por elevación, a fe que Clarin supo moque el contemplar interesado de rirse con la dignidad y entereza qué suerte se transforma y se con que había vivido: cara al forma, en el remover diario del misterio, sin abdicar ante el propio ser y del mundo del penmisterio, que no contemplaba.
sar y del sentir, el espíritu gecomo un abismo. Había laborado nial de una de estas raras pery había amado mucho, esclavo sólo de su vacaciones veraniegas que nos dispersaban sonalidades originales. heroicas. Alas fue propja libertad, en la faena de descubridor hacia el mar o hacia el campo, pocos días para mí, durante veinte años, guía y maesy de sembrador de verdades o de ideas habrán pasado sin que Alas y yo nos vié tro, manantial puro, cristalino, luminoso, sin profesadas noblemente como verdades o ramos, paseando y conversando por las estiajes; uno de los hombres verdaderacomo merecedoras de serlo y la muerte le calles de Vetusta, por sus poéticos alrede. mente superiores que me han dado la sen.
encontró prevenido.
dores, y al pie de la hermosa Catedral que sación de fuentes inagotables, hombres de Lo veo itriste recuerdol en su lecho de Clarín idealizara en La Regenta, vivificada juicio firme, sólido, sereno, aun en los momuerte, con su figura fina, la cabeza apo espiritualmente en los días del famoso Ma. mentos de mayor dificultad y de más rudo yada en la almohada, cual si le hubiera gistral, bajo el Báculo de aquel santo varón, apasionamiento o combate.
sorprendido el sueño en un momento de el obispo de vida recogida y apostólica que El más alto favor que un mortal puede tranqulla melancolia. Iluminaba su rostro, alguna vez nos había hecho sentir, alla deber a la Providencia es que le depare la dormido, un gesto amable, el que se dibu donde debe residir la entraña de la vida. vida el trato intimo con hombres verdade.
jara instantes hacia al concentrar la mirada los estremecimientos elevadores del escalo ramente superiores, moral y estéticamente ansiosa en su compañera, la espiritual com frio místico. Era el obispo aquel un gran superiores, en la conciencia y en el gusto, panera de sus años de trabajo, que viviera orador sagrado, que encendía su elocuencia en razón de su saber, prudencia, juicio, pesolo para él, procurándole siempre en el conmovedora con la llama de una religiosi. netración y hasta en razón de su aptitud hogar el ansiado refugio contra todo y con dad intensa y pura, que brotaba espontápara el estudio; hombres superiores que, tra todos. La agonía breve no había des neamente de su figura noble, de su mirada además de prestarnos ayuda, impidiéndonos compuesto el rostro del insuperado amigo, penetrante, del ademán solemne, de su amor caer o bajar, nos eduquen en severa moque así dejara la vida sin una contorsión, a Dios y al prójimo.
destia por obra del espontáneo contraste, sin un gesto de rebeldía. Leopoldo Alas, Cuando llovía, fenómeno harto frecuente hombres superiores es mi caso camo Leoconfesando en público sus «ensueños de la en Vetusta, tristona y oscura entonces, jun poldo Alas, como D, Francisco Giner, que idea divina. decía. Mi leyenda de Dios tábamosnos con Félix de Aramburu, el ilus nos obligan a mirar alto siempre, y a los queda, se engrandece, se fortifica, se de tre penalista, y otros amigos, en el caserón que podamos acercarnos en momentos de pura y espero que me acompañe hasta la del Casino, haciendo nuestro paseo y con crisis, de desánimo, de desconcierto intimo, hora solemne, pero no terrible, de la muerte. tinuando siempre el diálogo a lo largo y. de vacilación, de llamadas del prosaísmo o aquella esperanza se había cumplido. estrecho del salón de baile, que Clarin de tragedia espiritual, seguros de encontrar Impregnada el alma del influjo de Clarín, describía pintorescamente como el interior una mano cordial con el consejo o el concon el dolor intenso de uno de los más crueles de una mesa de noche tumbada en el suelo. suelo, y si, por fortuna, sintiéramos sed, la desgarrones de la vida, propuseme dedicar En efecto, parecía que nos movíamos den fuente pura de agua serrana.
al maestro las mejores horas de reflexión tro de un gigantesco cajón largo y de esy de estudio de mis años de «Vetusta. entre. casa alfura, resonante y en ocasiones tétri La filosofía de Leopoldo Alas clase y clase de su amada Universidad, en co, porque naturalmente el salón sólo se aquel pueblo del que desapareciera para mi iluminaba bien en los dias solemnes de las En el recogimiento del recuerdo del maesal desaparecer Leopoldo, el más fuerte y fiestas sociales.
tro perdido comencé mi labor. Queria ordeespiritual de los atractivos. Qué soledad! desde alli, en los momentos de sus nar mis datos y mis impresiones, y en la me decía yo tantas veces al advertir su pensión de nuestros diálogos, por encima composición que me imaginaba me proponia ausencia.
del golpear rítmico de nuestras pisadas, extraer de la vida y de las obras de LeoDurante veinte años, salvo quizá en las oíase a veces la voz de mando de Ronzal,. poldo Alas lo que denominaba con toda con Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica