382 Repertorio Americano Lira peruana Vanidad y largo como el eco que prolopga en la vida Arcilla el infinito Es el más vano de tus sueños, son de lo irreparable y de lo eterno.
poeta, tu afán de eternidad.
También tus formas son de arcilla, Llenaste hasta los bordes y, el polvo al polvo volverá.
mi copa con tu negro brebaje, y gota a gota. Deja tu barro y habla al viento.
lo he bebido. El eco, acaso, llevará sobre el azul tu pensamiento. Eclesiastés, qué has hecho?
sobre la noche tu verdad.
Señor, entre las sombras de tu noche me veo Tal vez, de toda tu faena, llevar de tumbo. en tumbo mañana sólo ha de quedar lo que construyas en la arena sin esperanza de un abrigo cierto.
o lo que grabes en el mar ¿Adónde voy. y cómo?
o lo que digas a la onda si no puedo o lo que sueñes sin hablar. vencer la oscuridad de tus tinieblas. Devastación ¿Adónde voy. y como?
Devastaste mi campo, si no tengo norte ni timón ni velas.
Señor, y la simiente no volvió a retoñar. Adónde voy. y cómo?
Apagaste mi fuego, isi estoy ciego!
y nunca más el horno Lo mejor de mi mismo ardio calor y lumbre puse en tus manos, pero para mis noches.
me dejaste.
De par en par abriste Lo mejor de mí mismo las puertas de mis jaulas, puse en tus manos. y enmudeció su voz y esperé tu gracia, la paz sonora Señor, y sin embargo, de mi retiro.
me quitaste la luz Senor, está helada mi fuente que me quedaba, Señor, no canta el surtidor, y tus olas han roto las cuerdas de mi barca.
ni dicen ya las cosas sus palabras humildes ALBERTO URETA y escondidas Lima, de diciembre de 1921.
Señor, mi pobre cuarto. El Comercio, Lima. no bebe ya como antes, gota a gota, Hoy amaneció.
la luz de mi ventana.
Hoy amanecio mi vida, Ninguna vanidad quedó en mi casa, con nueva fuerza y nueva luz; ninguna vanidad quedó en mi vida, oigo una voz nunca sentida, Señor, pero estoy triste. debo seguir ya otro camino, para olvidarme de la cruz. otear el campo yermo Para pasar ligeramente, y querer espigar he de llevar mi tierna mente donde la espiga se heló, primaveral en fervor: y querer retoñar lo irretoñable.
quiero que el canto se haga trino, y así dejar en el camino, las fiestas de un divino anior.
Eclesiastés Pongo mi grano de optimismo ¿Qué Eclesiastés destilará el veneno en nuevos surcos de emoción. de su amargura en mis insomnios. Ansias azules de mi mismo!
Vibra el dolor sus cuerdas florecerá mi idealismo, sobre el silencio.
en virgen tierra de ilusión tenaz, inagotable, enorme. BazÁN Lento come la aguja inmóvil (Envio de de una espera sin fin, Lima, Perri. Imprenta y Libreria Alsina. San José de Costa Rica porque sé que es inútil Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica