Reper toi io Americano 135 de Beaumarchais. Es latino, latino de verdad, latino Don José María Raposo puro, por eso no quiere comprender esos movimientos hindúes o mongólicos, o nórdicos, que fuerzas On el bastón o caña de Indias con puño de carey, superiores imprimen a nuestra literatura. No puede CON creer en la raiz asiática de la raza, y le hace la que perteneció a un virrey, con el lapicero de oro que le regaló don Ramón Barros Luco, y fuguerra como Valdivia se la hizo después al Huelén.
mando pipa, que fué de don Diego Barros Arana, de vidrio en el ojo y la tizona por la caña de InPero ha reemplazado la rodela de acero por la rodela aparece por ahí don José María Raposo, que es ya dias, con puño redondo de tortuga, en las manos.
Raposo a secas, como José María Vargas Vila, es El amigo Raposo ama la vida exhuberante; es un Vargas Vila a secas, monopolizando a todos los degustador de las sensaciones. Greco latino hasta la demás Vargas Vilas conocidos.
médula, como su nombre, como su frente, como sú Don José Maria Raposo, con su mirar irónico algo blasé, es el hombre de las increibles citas his ojo penetrante y malicioso, como su. porte entero.
tóricas y de los recuerdos trascendentales, llegando quedarse charlando en el café con el puro en la En la alegría de vivir, de conversar, de flaner, de a hacer el efecto de que tuviera mil años.
boca. Su memoria es prodigiosa, y hace el efecto Luce don José María Raposo. en el chaleco de esos cofres de las joyerias donde brillan gemas blanco, imponente cadena con una cabeza de raposa raras y resplandecientes como su arsenal de recuera manera de pendantiſ, regalo de no sé qué perso dos. Es un trasplantado en esta sociedad chilena naje histórico. También gasta monóculo, un. autén apática y reservada en sus expansiones; estaria tico monóculo portugués que viene a probarnos la mejor, sin duda, en una pena de café madrileño o intima característica de los lusitanos que, con mucho en cualquier círculo de Paris, Florencia o Nápoles, talento, estudian y trabajan con un solo ojo, o sea, donde los hombres hablan girando sobre los talones con un solo lado de la cabeza. Porque Raposo, y haciendo aspas de molinos con los brazos.
siendo un observador formidable, no se ha preocu El amigo Raposo, a pesar de su talento, no será.
pado mucho de probarlo al público. Sólo a veces nunca nada, no será nunca nada oficialmente, caciy con cuentagotas, nos da noticias de su talento quilmente; no sabrá imponer el respeto requerido picante y enciclopédico. Si los nombres en su origen para mandar, porque le falta esa gravedad asiática remoto, han tenido una significación inmediata y y amanerada, cimiento pesado, indispensable pedesliteral, por el carácter de la persona, el amigo Ratal de esas mazacotudos celebridades evangélicaposo conserva las cualidades del antepasado: es mente sentenciosas y horriblemente aburridoras, con simpáticamente Raposo, como el general Roca y esa cordura de patos que diria Pablo de Rokha.
como fueron don Federico Errázuris y don Ramón Barros Luco. Por eso la raposa de oro que pende le aleja de los eminentes sitiales donde se requiere La espontaneidad verbosa de José María Raposo, de la cadena en su chaleco blanco, un poco abom exclusivamente el monosílabo campanudo como repibado por la tranquilidad y la buena cocina, es simque de Catedral en Viernes Santo.
bólica. mí me parece que he visto ya esa cara en los Íntimo amigo de María Guerrero y de Fernando muebles de Barcelona, en la calle de la Sierpe, en Díaz de Mendoza, de Martínez Sierra y los herma. la Cannebiére o en la encrucijada napolitana, nos Alvarez Quintero, es seguramente el hombre Sí: yo he visto esa cara que recuerda tanto permás entendido y rico en anécdotas teatrales de la sonaje latino, hasta el Tartarín de Tarascón; porque prensa chilena, como que fué, además, en otra época, también tiene una isla, una isla concedida en el Sur administrador del Teatro Municipal.
para la pesca de la ballena. Todos los años, en la Cuando llega a La Nación, bambaleándose ele canicula, sale José Maria para el Sur, con sus hargantemente con su caña de India y el gran veguero pones, sus sombreros impermeables de lobo de mar humeante entre los dientes, no he podido dejar de y la inseparable pipa de don Diego Barros.
pensar en esos héroes de novela queiroziana. Si: Pero al que más recuerda de todos los persoRaposo es un personaje queiroziano. Se parece por najes latinos citados, es al Teodorico Raposo, la flor su ironia desencantada de bon vivant al simpático de la selva queiroziana.
Teodorico Raposo de La Reliquia. Por eso su mo Nos parece verle ya, una mañana, mezclado con nóculo, ese medio ojo irónico y malicioso, nos re el público del Chiado en la capital portuguesa, a la cuerda los monóculos del Chiado y del Largo de hora de los gomosos, del aperitivo en las terrazas Camoens. Raposo tiene un aspecto eminentemente donde chiquillas sucias y bonitas como frutas caídas latino como un paréntesis en estas ciudades donde en el barro, ofrecen billetes de loteria o violetas. En el indio está latente aunque pugna por llegar a la ese público he creído encontrar a Raposo, al primo nivelación con el espiritu glorioso del Mediterráneo. Basilio, al padre Pinheiro, al doctor Margaride y a José Maria Raposo nos recuerda, a la par que doña Patrocinio das Neves, cargada de medallas y un Teodorico desencantado, a esos personajes pari reliquias, con el rosario en los dedos amorcillados.
sienses de Maupassant, bulevardiers y periodistas És una admirable evocación del sol latino en el como Bon Ami. Su monóculo contempla pasar la vida río Mapocho color de piedra, solapado y violento.
sin sobresaltos, con un recuerdo histórico y una sonrisa amable para todo. Las apostillas son su JOAQUÍN EDWARDS BELLO género actual, continuación de sus crónicas en La Unión de Valparaiso y su rápida actuación en periódicos satíricos que en su época tuvieron gran nombradía. También tiene cierto parecido con el Figaro (La Nación, Santiago de Chile. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica