Tomo XI REPERTORIO AMERICANO Núm. San José, Costa Rica 1925 Lunes 21 de Setiembre SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA SUMARIO: Sobre la pequeña jerarquia, por Raúl Montero Bustamante. Amor en las breñas, por Luis Franco. Palabras de despedida, por Vasconcelos. Nuestra Tierra Prometida. Apoteosis a Luis López. Don Francisco Giner de los Rios, por Manuel Pedroso. Andersen, por Augusto Halmar. Imperialismo. Página lirica de Miguel de Unamuno. La pena de muerte, por Nieto Caballero. Comentarios fugac por El Pasajero. Carta abierta, por Eugenio Ors. Un desengaño. LA EDAD ORO (Lecturas para niños. El signo sutil, por Eugenio Ors. El árbol bueno, por Agustin Acosta. El anillo de Policrates, por Herodoto.
Sobre la pequeña jerarquía POR HIE BEL Bonnard ha intentado, en un articulo muy ingenioso publicado en un diario parisiense, establecer una clasificación de RAÚL MONTERO BUSTAMANTE los hombres que en una forma o en otra intervienen en el gobierno de las socieda(La Prensa, Buenos Aires. des, o sea en la actividad politica. En el fondo, todos somos un poco politicos. ya que en la sociedad moderna no puede con del hombre de Estado, pero es digno de cebirse el hombre que prescinda en absocomprenderlo. Asi como el estadista es un luto de esa actividad tan compleja y unipersonaje solitario, el político trabaja en versal que se llama politica. La clasificación comunidad; menos grande que aquél, es de Bonnard, que él llama «pequeña jerar también menos peligroso. Este tipo gregario quia. se refiere, sin embargo, a aquellos posee el conocimiento de las necesidades para quienes la politica constituye ocupasociales y tiene la experiencia del gobierción habitual y permanente. El toma esa no. En el fondo, el politico es un elemento inmensa muchedumbre de hombres que se de orden aun dentro del desorden, de conconfunden en la obra de gobernar a las na servación aun dentro de la destrucción. El ciones, y los clasifica en grupos perfectapoliticastro (politicien) es el hombre que mente caracterizados. Esta labor de clasifivive de la política, el verdadero profesiocación no es para el escritor francés mero nal, para quien el problema primario conpasatiempo; Bonnard dice con mucha razón siste en la conservación de la posición que en esta época de confusion universal es conquistada. Para él todos los medios son muy necesario tener ideas claras y concrebuenos; pero este ejemplar tiene el arte de tas. nada más conveniente, por cierto, que la apariencia y sabe por lo tanto disfrazar aclarar los conceptos que se refieren al con actitudes teatrales, muchas veces de arte de gobernar a los hombres.
buen efecto, sus más lamentables caídas.
Prescindiendo de tipos intermedios los El demagogo, por fin, es el intérprete de matices son infinitos Bonnard halla en el la inferioridad; es la voz de la envidia, del teatro de la política estos tipos genéricos: odio, de todos los sentimientos inconfesael estadista, el politico, el politicastro (poli bles. Hace su odioso papel invocando los ticien) y el demagogo. El estadista u homgrandes principios, la justicia, el ideal. Estos bre de Estado, es un tipo superior que «vive demagogos, según el escritor francés, puea la altura de la historia. rara vez es po den destruir un país citando los politicastros pular, puesto que más que buscar la adhe. lo han corrompido.
sión superficial de las masas, él procura asimilarse y traducir su instinto profundo.
Nuestros políticos Ejemplos del género son: Pitt en Inglaterra, y Thiers en Francia, y para modernizar más Tal es la pequeña jerarquía politica que el ejemplo podría citarse a Wilson, a Lloyd propone Bonnard y que, con ciertas limitaGeorge, tal vez a Poincaré. El estadista es ciones, correcciones y ampliaciones, podría el hombre que por la sola acción de su ser aplicada a estas sociedades de Hispano genio politico, traducido en ideas e inicia América. No busquemos aquí al estadista tivas, y otras veces en rasgos de carácter «que vive a la altura de la historia. Acaso inconfundible, se convierte en árbitro de existió alguna vez como ejemplar esporádilos destinos de las naciones; él es señor de co, pero hoy es difícil hallarlo, aun cuando la paz y de la guerra; y es capaz de torcer en ciertas circunstancias nos ha parecido o rectificar el curso de los acontecimientos. advertir vagamente su silueta. Este tipo es El politico, según Bonnard, está por debajo el producto de una evolución social secular, y de un proceso también de cultura sccular. Para que aparezca, con los caracteres diferenciales que le acuerda Bonnard, es preciso que haya continuidad y coherencia en el desarrollo fisico y moral de la sociedad. Estos países de aluvión, en que todo se transforma fundamentalmente en un cuarto de siglo, carecen por ahora de ese permanente substratum que da vida y nutre a estas poderosas individualidades. En cambio del estadista, tenemos en la América espafola al caudillo, tipo que no figura en la pequeña jerarquía de Bonnard. El caudillo suele ser un hombre de Estado a su modo y a nuestro modo americano, y aun se da el caso de que, como el estadista. viva a la altura de la historia. El caudillo es civil o militar, pero antes que nada es caudillo.
Es evidentemente un ejemplar superior de la especie, si no siempre por el talento y la cultura, si por el carácter y, sobre todo, por el instinto que le presta cierto sentido de adivinación respecto a los problemas que interesan a los pueblos. También el caudillo, como el estadista, es un ente solitario aun cuando viva en medio de la comunidad.
Ejerce la autoridad de que se siente ingido con la solemnidad de un rito religioso, y aun se da el caso de que cierta aureola inística rodee, defienda y agregue sugestivo misterio al prestigio del personaje. Si el caudillo no es tan grande como el estadista, en cambio es más peligroso, puesto que su acción no tiene control ni límites.
Ser politico en estas sociedades de Ainé.
rica, al menos con el influjo intelectual y moral que acuerda Bonnard a esta especie, es privilegio de pocos. El político es siempre un intelectual puro qne no halla acomodo en el proceso hecho de imprevistos del gobierno. En el ministerio será siempre un factor de crisis; en el Parlamento, un teorizante sin partido. El politicastro, en cambio, forma legión. Es el profesional de la política y no hay profesional que defienda con más ardor su profesión, y, sobre todo, los beneficios que ella produce. Su actividad es capaz de desarrollarse en todos Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica