238 REPERTORIO AMERICANO Página lírica de Alberto Masferrer Confesión intima de su interés ni de su orgullo, de su amistad ni su rencor.
Cada uno quiere que a su imagen se desenvuelva mi existir; cada uno quiere ser la llave de nuestra torre de marfil.
fué remontarme como un ave, y relucir como un zafir. en la balanza inexorable en que pondrá mi corazón, más gravedad tendrá el plumaje que las escamas y el carbón.
Marzo, 23 923.
Por eso, lea, escriba o hable, yo sé que al fin he de morir, sin que ninguno a ver alcance si soy de arcilla o de zafir.
Por más que lea, escriba o hable, yo sé que al fin he de morir sin que ninguno a ver alcance si soy de arcilla o de zafir.
En el secreto impenetrable de mi inviolado corazón, nadie leyó. ninguno sabe si soy diamante o soy carbón.
Acaso alguno, iluminado con la videncia del amor, llegue a entrever el inefable misterio que hay en mi dolor.
Ese verá, que fué la clave de mi enigmático vivir, todo reptil cambiarlo en ave; todo guijarro, en un zafir!
Ese verá, que así me encharque en el más negro lodazal, siempre ese lodo se deshace y se transforma en un cristal!
Mas llega el dia en que la clave del inviolado corazón, muestra quien fué reptil o ave, quien fué diamante o fué carbón.
Cuando mi vida ya se acabe y nie desclaven de mi cruz. Sereno y suave como un ave ire volando hacia la luz. Versos Cuando quise cantar la vez primera, ardia en dulce fuego el corazón; mas no brillaba en esa primavera, del pensamiento el fulgarante sol. como espera en su botón la rosa que la despierte el beso de la luz, ideas esperaba el alma ansiosa para volar por el inmenso azul!
En el fatal misterio de la vida y de la ciencia penetré después; y fué cada jornada recorrida. luz que la duda transformaba en hiel.
Hoy que todo lo sé, tender el vuelo quiero otra vez por el azul confin, y otra vez lloro el imposible anhelo, pues ya no tengo nada que decir.
El mismo afán, idéntica pobreza; mas, diversa la causa de las dos; antes faltaba luz en mi cabeza; ahora le falta luz al corazón.
Cuando no pueda ya mancharme, y quede en mí sólo el cristal.
Cuando a fingir ni a doblegarme me fuercen ya ni el bien ni el mal.
Nadie en la vida ni aun la madre, nos llega nunca a contemplar en el secreto inexpresable de nuestra intima verdad.
Alguno habrá que a leer alcance en mi inviolado corazón; que fui reptil con alas de ave, que fui diamante y fui carbón; Pero que siempre el insaciable afán de todo mi existir, es porque nadie se desprende para intefnarse en nuestro yo, Has de llegar serán bienvenidos aquellos salvadores voraces, que me libren de la carne maldita. la que día por día me abrumó de dolores, la que cargó a mis hombros una cruz infinita.
Por muy tarde que llegues, has de llegar, y entonces, de toda esta cadena de anhelos y tristezas, no quedará ni el nombre. dolor, recuerdo y nombre, todo tu helado soplo convertirá en pavezas.
Tanto afanarse. y tanto luchar. y tanto empeño, para decirse el día de la desesperanza, que en esta vida, la única, la sola venturanza es dormirse en un hondo e interminable sueño.
Después. sueño, reposo, serenidad, olvido. staré ahí, por siempre, inmóvil y callado, ya sin nuevos anhelos mi pecho dolorido, ya sin nuevos delirios mi espiritu angustiado.
Mayo, 1921.
Bajo la niebla Has de llegar trayéndome el sueño bendecido, y entonces, joh ventura! inmóvil y callado, sin más locos vaivenes mi cuerpo dolorido, sin más locos delirios mi espíritu angustiado!
Bajo el inmenso palio, veladas por la bruma, se arrojan las estrellas sus jabalinas de oro.
Dormita el mar. Las ondas su penacho de espuma balancean, ritmando un resonante coro. Y aquel sueño, ninguna locura de la tierra vendrá a turbar. visiones de una ciencia insegura, canibalescas glorias de la estúpida guerra, ni monstruosas creencias que engendró la pavura. Agrio muro de escollos y rudos farallones, rastrera niebla esconde bajo un sudario inerte; envueltas en sus tenues y cándidos vellones, la naves encontraron la traición y la muerte.
ni añoranzas tardías de las cosas que fueron, ni la perenne asfixia del momento presente; ni ansiosas previsiones que nunca se cumplieron. Rotos los grillos todos de la carne y la mente!
De la niebla silente el pálido sudario, con sus aristas rigidas desgarran los peñascos, y lanzan los alciones su grito funerario, meciéndose en las jarcias de los hundidos cascos.
Acaso en los primeros dias de sepultura sentiré a los gusanos descarnando mis huesos, y aquel roer, en la paz de mi prisión oscura, será para mi espiritu como un rumor de besos.
Al festin del naufragio acuden presuirosos, blandiendo sus alfanjes los fieros pez espadas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica