284 Repertorio Americano.
manos devotas, recordando sus preferencias, sino madre, distribuia monedas entre los chicos pobres porque la arrogante vida fué tronchada, en la forma con los cuales se topaba. Los vendedores de diarios más brutal, en aquel triste invierno, a tiempo que eran sus protegidos. Viéndoles alegres, volvía a la florecían las violetas.
casa inundada de satisfacción. Era nerviosa, pero sin mal humor. Sus gustos no podían ser más senTemperamento, gustos e influencias cillos. Elegía sus vestidos entre los menos compliEn general, Delmira Agustini logró hacer todo cados. Hace un mes, al revolver sus libros de músicuanto se proponia, fuera en el piano, junto a las ca, encontramos una esquela. Era de la modista, cuartillas o sobre el bastidor de bordar. Era muy tesretándola, porque no iba a probarse un tapado.
menina. los doce años dominaba la música clasica, Detestaba las alhajas.
pasándose hasta tres horas seguidas con los ejerci, compraran un cofrecito, que luego colmo de piedras En cierta ocasión exigió de sus padres que le cios de piano. Fué a los 16, cuando con una gravedad falsas. era uno de sus juegos predilectos apuñar impropia de su juventud le confesaba a lamadre aquellos vidrios policromos que mentian esmeraldas. Voy a dejar todo para dedicarme a escribir. No sé, no sé. Siento en el alma una cosa que me rubles, turquesas, jacintos, amatistas. Luego de mialegra y me deprime. Creo que voy a poder sacar la mesa, si es que estaba levantada.
rarlos largo rato, los esparcia en la colcha o sobre algo bueno!
Como siempre, tuvo el apoyo de sus padres. La. Me gustan los colores, el brillo! decía.
señora Agustini la estimulaba. Vino el leer copiosaCuando se iba a casar, los padres le regalaron una esmeralda grande y ella se opuso a que la ormente en la cama, el llenar de garabatos que ella lara de brillantes el joyero: sola entendía las márgenes de los libros, el borronear cuartillas, que luego puso en limpio el padre o Sola. Sola. La quiero sola. el hermano. Delmira tenia una fervorosa devoción Fué avara del cariño de los suyos. Si la madre artística: Gabriel Annunzio. varias admiraciones Delmira, núbil ya, se quedaba herida, mostrando esa decía alguna lisonja al hijo, exteriorizándole su amor, hondas: Rubén Darío y Nervo en Parls; Herrera y envidia, sin egoísmo ni maldad, de las criaturas: Reissig y Vasseur en el Uruguay.
De todos ellos ha quedado influencia en su obra. yo. Qué soy para ti? preguntaba intranDelmira Agustini no era un temperamento hurano, qulla.
aunque tenía horas de religioso recogimiento. Se. Tú. Lo primero del mundo. Delmira respiraba fuerte, anhelante, como si aisió de las jóvenes de su edad porque se notaba incomprendida, y se apartaba de los suyos en horas desapareciera de su pecho una cruel opresión. Con que poníala divinamente inquieta el estro. La familia los años, se agudizó su pasión por la música. Tocaba la observaba con amor. Veianla como distraída, haa Bach, al Beethoven, taumatargo de las Sonatas. sobre todo, soño despierta con el Nocturno de ciendo dibujos sobre un papel o en las páginas blan Chopin.
cas de un libro y, de pronto, anotaba frases con Una vez que aparecieron sus libros, tuvo amigos celeridad. En esta forma hizo sus admirables compoescritores. Pero su vida fué siempre recogida, íntima.
siciones. El primer borrador sólo ella era capaz de entenderlo. Su principal lucha, fué con ella misma, La tragedia para, vencer la facilidad. Escribir mucho es fácil confesaba. Lo difícil Nadie supo decir cómo se hizo de novio, cómo es hacer poco, quedarse solo con la esencia de lo llegó a casarse. Los suyos, que nunca la habían que se nos ha ido ocurriendo.
contrariado, ni siquiera lo hicieron para advertirle hace falta realizar un esfuerzo supremo para que el hombre que ella miró no la merecía. Delmira, llegar a síntesis como ésta de Cuentas falsas en en esto conto en todo, hizo su gusto.
El Rosario de Eros. Pero fué acaso su gusto. Nos resistimos a creerlo. Con su enorme coraLos cuervos negros sufren hambre de carne rosa; en engañosa luna mi escultura reflejo; zón, Delmira sintió piedad por el primer hombre que ellos rompen sus picos, martillando el espejo.
le confesó su amor. se entregó a él. La vida romY al alejarme irónica, intocada y gloriosa, pió bruscamente su ensueño. al mes de casada, los cuervos negros vuelan hartos de carne rosa.
en una mañana triste, fría, lluviosa, apareció pálida Amor de burla y frío, mármol que el tedio barnizó de fuego e inquieta en el hogar paterno.
o lirio que el rubor vistió de rosa. Mamita, mamita! y se abrazo a la bondadosa siempre lo de. Dios mío!
dama. Hui de la vulgaridad. Ya no me separaré No ambicionó la celebridad. Trabajó por necesimás de ti. Mamita, mamita.
dad animica, porque érale preciso dar forma a sus sensaciones, porque debía reflejar aquel fastuoso, aquel miliunanochesco mundo interior: su divino torLuego. juna terrible, una inexplicable tragedia!
mento. Cuando escribió El Libro Blanco, a tiempo Detengámonos aquí, respetando el dolor de los suyos, que corregia las pruebas, significaba a los suyos: conmovidos ante un sangrante corazón de madre. Si llegan a comprenderme seis personas, yo me Baste decir que la señora de Agustini, después de consideraré feliz.
amortajar a su hija, cayó en cama y no pudo abanComo gran artista que era y como niña que donar el lecho en ocho largos años.
nunca conoció la vida jamás vela la parte práctica Los padres de la gran artista sólo viven ahora de su existencia. Su bondad fué absoluta. Cuando para el recuerdo.
daba una vuelta por el centro, del brazo de su VICENTE SALAVERRI. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica