Repertorio Americano 271 pilla del Castillo de Birón, en Francia. propiedad del ilustre Devas, vienen, entre el aroma de los champacas, los sonidos señor Pons de Gontaut, quien, acompañando a Carlos VIII a roncos del gong que da las horas.
Italia en 1495, obtuvo permiso del Papa para tener en su man China, Japón, la Persia de los cuentos, la Arabia inquieta, sión una capilla, y a ella fueron destinados los dos grupos. hasta la Palestina sagrada. De la guzla nostálgica, a la Este trozo de erudición no es mío, sino que tal. reza el trompeta bíblica, cada época ha dejado su recuerdo.
catálogo: podéis, pues, perdonármelo.
Europa. Aquí están el bandolín de Pierrot, que vestido de IX. Instrumentos de música paje cantará a su dama, eterna Colombina. El aeda cambió su lira y su himno homérico, y ahora es bardo que entona cancioLa colección de instrumentos de música comprende unos nes de amor al pie. de los castillos, de estos viejos castillos tres mil seiscientos cincuenta, poco más o menos, de todas las de que gusta el lápiz y la imaginación de Gustavo Doré.
clases, tamaños, edades y naciones. si el señor anda en Tierra Santa, o es duro y cruel, la Están cuidadosamente clasificados siguiendo el orden geo castellana ha de enternecerse de seguro, que no es ella nada gráfico: Asia, Africa, Oceanía, Europa y América.
egoísta de su corazón y sus encantos. Del origen de la música se dice que es probablemente tan Aqui está el arpa, hecha para acompañar las dulces balaantiguo como el hombre. Tal vez, nuestro padre de la época das, verdadero instrumento de los ángeles. Me explico perde las cavernas, ya dedicó su primer rato a ensayar cómo fectamente que bajo su seducción suave Santa Cecilia entrase sonaba una piel del animal que le había servido de alimento, al cielo, y aún lo subyugase a su vez. Ved, los violines, que tendida, ya seca, sobre huesos, como primitivo tambor o violas manos de hada de Stradivarius dotan de quién sabe qué lín, pues todavía podéis ver en esta vitrina uno semejante, oculto poder para que luego de ellos brote, en raudales de procedente de una tribu africana, en que la caja es nada me armonía, el alma de Schumann, de Beethoven, de Schubert nos que una calavera humana.
romántico, de Wagner epopeyico, de todos los que en nna notad que lá lira, simbolo de Apolo, es nada más que hora de genio supieron aprisionar el misterio divino del ritmo.
el arco, convertido por su gracia de instrumento de muerte en luego, ved los clavicordios. Oh, recuerdos de las bisainstrumento de vida y de belleza.
buelas, que todavía, bailaban minué. Oh, aquellos años amaY no seré yo el que os hable de cosa tan sabida como el bles, en que la vida era un río sereno, cuyas raras turbupoder de la música y del canto, dos cosas casi iguales: recor lencias se sosegaban bajo el hechizo de las gavotas en los dad, únicamente, que el divino Orfeo domesticaba con ellos a salones encantados de los palacios, y ante las gracias del las fieras, y Solón a los hombres, que es más mérito todavía. vizconde rubio de los desafíos, y el abate joven de los Del Africa y Oceanía, abundan los tambores, y toda clase madrigales.
de instrumentos rudimentarios, y temo que sería aburrido enumerarlos, pues carecen del atractivo de la forma y la leyenda.
También la América tiene aqui su representación: instruDel Asia. Me to tendréis que perdonar, pero yo soy un mentos indígenas de la América tropical, instrumentos moderorientalista innato. Desde la tienda nómada, errante siempre nos, hispanos y sajones, que carecen, ya lo adivináis, del en el desierto como el ensueño por la vida, hasta la pagoda, encanto del pasado, pues no me inspira ninguna admiración me han atraído estas cosas envueltas siempre en el mistério esta larga serie de tambores, cornetines, saxofones y cosas de lo desconocido, de lo enigmático, esta alma del Oriente, por el estilo.
sutil como el aroma de los pebeteros, honda como los ojos Notad, empero, como una nota de acierto, que gracias a indescifrables de sus mujeres.
Dios, no han añadido a estas coleciones la pianola y el fonóTodo lo que tiene algo de ensueño, de poesia, de amor, grafo los admiradores del Jazz band!
todo lo que es ideal, viene de allá, envuelto en la tradición como en transparente velo de oro. Estas son, a vuela pluma, mis impresiones de las galerías Y, oh, vosotros que aconsejáis al hombre que no sueñe, del primer piso.
sino que trabaje, que desprecie la contemplación y se lance a Por supuesto, que si hubiera tratado de detallar, apenas la lucha no queréis acordaros de que toda la sabiduría, toda iria comenzando. Por lo que sólo he tratado de hacer un bosla ciencia de que os envanecéis, viene de allá también.
quejo de tantas y tantas cosas como han desfilado en horas Que, mientras el rajah y el sultán dormitan sobre los tapide hondo placer ante mis ojos, insaciables de arte y de ces, los magos hoy tan mal traídos. pasan las horas sobre belleza.
sus geroglíficos, buscando los secretos de la vida a su manera.
RUBÉN GLESIAS HOGAN Oh, viejos magos fantásticos, que son ahora como ridículos personajes de comedia. Oh, viejos sacerdotes, que son apenas mencionados. Ya las constelaciones os habían dicho sus misterios, ya las matemáticas eran materia de vuestra especulación, ya las ideas se agitaban poderosas bajo vuestras cabeIleras venerables. ved aquí esta India, cuna de las civilizaciones. Ved los instrumentos de su música cruel y sensual, mística y panteista: ved el tambor adornado con plumas de pavo real, ved el cala. bazo con abalorios, a cuyo son «el encantador de serpientes desenrosca la viviente pedrería del áspid. ved la vina de cuerdas de plata que ritma los días perezosos de los reyes; ved la citara de tres cuerdas; y los cascabeles de oro que se agitarán bulliciosos en los tobillos de las bayaderas que danzan frente altar de Indra, en tanto se ofrenda el zumo de isoma, grato a los dioses. en el aire, poblado por los Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica