Repertorio Americano 95. Comeózaron a batir el árbol. El árbol temblo. Luego hoy fuera. Sarra dijo. Entra en casa. Dan. Auta co.
dieron golpes más profundos en el tronco. El árbol va. menzó a sollozar; pero Sarra le dijo inmediatamente, cil6. Luego llegaron a la mitad del tronco y el árbol «Dan Auta mío, no llores. To padre y tu madre dijeron empezó a inclinarse. Sarra dijo. Ahora nos prenderán y que no llorases nupca. Si quieres quedarte fuera, quédate nos matarán. fuera. Sarra entró en la casa, donde ya estaba la vieja.
Un gran churna on gavilán gigantevoló entonces. Dan. Auta permaneció fuera, sentado ante la casa de sobre el bosque, y vido a pasar cerca del árbol donde la vieja. Todas las gentes de la ciudad estaban en sus Sarra y Dan. Auta posaban. Sarra vio al churda. El árbol casas y habían cerrado tras de sí las puertas. Sólo Dan.
se inclinaba, se inclinaba. Sarra dijo al churna. Churna Auta quedaba a la intemperie. Corrió al lugar donde mío! Las gentes del rey van a matarnos, a Dan Auta y a había juntado la leña y la prendió fuego. Los makodi en mí, si tú no nos salvas. Oyo el churna a Sarra, y, acer: el fuego se pusieron ardientes como ascuas.
cándose, puso a Sarra y a Dan. Auta sobre su espalda. Eu esto se sintió que llegaba el Dodo. Subió al.
El árbol cayó y el pájaro volo cot Sarra y Dan Aota. moro Dan. Auta, y vió al monstruo que venía a lo lejos.
Voló muy alto sobre el bosque, siguió volando hacia Sus pupilas brillaban como el sol y como incendios. Dan.
arriba. Dan Auta mir pájaro: vió que movía la Auta oyó al Dodo que, con una voz terrible, contaba: cola como un timón y se entretuvo observándola bien.
Pero luego Dan Aata se aburría, y dijo. iSarra. Sarra «Vuayanni agarinana ni Dodo. repaso. Qué me quieres, Dan Auta? como Dan Auta. Quién es en esta ciudad como yo, Dodo?
sollozase, añadió. No llores, no llores, que madre y padre dijeron que no lloraras. Di lo que quieres. Dan. Cuando Dan Auta oyo esto, cantó a su vez desde el Auta dijo: Quiero meter el dedo en el agujero que el muro con todas sus fuerzas hacia el Dodo: pájaro lleva bajo la cola. Sarra dijo. Si haces ego, el pájaro nos dejará caer y moriremos; pero no llores, no «i Naiyakai agarinana naiyakai ni Auta! llores y haz lo que quieras. Dan. Auta introdujo su dedo «Yo soy como tá en esta ciudad; yo soy como tu; yo, donde había dicho. El pájaro entonces cerró las alas. Auta, Sarra y Dan. Auta cayeron, cayeron de lo alto.
Cuando Sarra y Dan. Auta estaban ya cerca de la Cuando esto. oyó el Dodo, se acercó a la ciudad. Lle.
tierra, comenzó a soplar un gran gugua, un torbellino. gó muy cerca, muy cerca, y canto: Sarra lo vió y le dijo. Gugua mío! Vamos a caer enseguida contra la tierra, y moriremos si tú no nos vs Vuayanni agarinana ni Dodo?
salvas. El gugua llegó, arrebató a Sarra y Dan. Auta y, transportándolos a larga distancia, los paso suavemente Al cantar esto el Dodo, los árboles se estremecieron en el suel Era aquel un bosque de una comarca en el bosque, y la hierba seca empezó a arder. Pero Dan.
lejana.
Auta contestó: Sarra avanzó por el bosque con Dan Auta, y encontro un camino. Caminando el camino, llegaron a una gran (Naiyakai agarinana naiyakai ni Auta. ciudad, a una ciudad más grande que todas las ciudades.
Un fuerte y alto muro la rodeaba. En el muro había una Al oír esto, el Dodo se alzó sobre el muro. Dan. Auta gran puerta de hierro, que era cerrada todas las noches. bajó corriendo y fué junto al fuego, donde relumbraban Porque todas las noches, apenas moría la claridad, apare. como ascuas los makodi ardientes.
cía un terrible monstruo, un Dodo. Este Dodo era alto El Dodo, entonces, canto de nuevo con voz más terri.
como un aspo; pero no era un agno. Este Dodo era largo ble que nunca, y Dan. Auta una vez más le contestó.
como una serpiente gigante; pero no era una serpiente Todos los hombres en la ciudad temblaron dentro de sus gigante. Este Dodo era fuerte como un elefante; pero no casas al oir tan cerca la horrible voz del monstruo.
era un elefante. Este Dodo tenía unos ojos que ilumina. Más fiero que nunca, el Dodo comenzó a repetir su ben en la noche como el sol en el día. Este Dodo tenía canto, una cola. Todas las noches el Dodo se arrastraba hasta la ciudad. Por esta razón se había construído el muro con «Vuayanni. la gran puerta de hierro.
Por ella entraron Sarra y Dan Auta. Tras el muro, Pero al abrir sus fauces para este grito, Dan Auta le junto a la puerta vivía una vieja. Sarra le pidió que los lanzó con las tepazas diez makodi ardientes que le abra.
amparase. La vieja dijo. Yo os ampararé. Pero todas las saron la garganta. Enronquecido siguió el Dodo: poches viene un terrible Dodo ante la ciudad y canta con una voz muy fuerte. Si alguien le responde, el Dodo Agarinana.
entrará en la ciudad y nos matará a todos. Cuida, pues, de que Dan. Auta 10 grite. Con esta condición yo 08 Pero Dan Auta le hizo tragar otros diez makodi io.
ampararé.
cendiados, que le hicierod prorrumpir en un gran queDan Auta oſa todo esto. Al día siguiente fué Sarra al jido. Entonces, con voz más débil, siguió: interior de la ciudad para traer comida. Entretanto, DenAuta buscó ramas secas y pequefios trozos de madera, Ni Dodo. que encontró junto al muro. Luego corrió por la ciudad, y donde veía un makodi, piedra redonda con que se ma. Dan Auta, aprovechando la abertura de las fauces, chacaba el grado sobre una loga, lo cogía. Así reunió le envió el resto de los mekodi. El Dodo se retorcio y cien makodi. Luego se dijo. Sólo necesito unas tenazas. murió mientras Dap Auta, subiendo al muro canto: Y, andando por la ciudad, vió unas abandonadas. Junto al. muro donde había amontonado la lefia, colocó los Naiyakai agarinana naiyakai ni Auta»
makodi y ocultas bajo ellos las tenazas. Nadie advirtió la faeda del pequeño Dan. Auta, Luego, con un cuchillo que había dejado fuera de la la noche Sarra le dij Entra en seguida en la casa, casa, to Dodo la cola, y, ocultandola en un morraDan Auta, porque pronto vendrá el terrible Dodo, y poe lillo, entro con ella en la habitación de la vieja; se deslizó de matarnos. Dan. Auta repuso. Yo quiero quedarme junto a Sarra y se durmió. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica