Repertorio Americano 85 ble ha hecho figura airosa cuando, al cabo de los siglos, ha venido a entrar en competencia con el hombre. No bay disciplina que se escape a sus facultades de investigación o a su poder de entender y reproducir la belleza. Sabemos que antaño asombraba a los matemáticos en las viejas Universidades.
La filosofía no le ha rebusado el fondo de sus secretos. Hoy se acerca al estudio del derecho y de la medicina con la misma competencia que el hombre, creador de esos aspectos del conocimiento. Ni el arte mismo le piega sus favores. Con todo, lleva siglos de vivir en uua posición inferior al hombre.
Cuando éste se incorporó en el principio de su vida consciente, aprendió a audar en dos pies y libertó las manos, le enseñó, sin duda, a su compañera a ander llevando la frente erguida y a hacer uso de las manos para más nobles objetos que el de trasladarse de un lugar a otro. Pero la mujer po logro de una vez libertar sus manos: quedaron éstas par.
cialmente esclavas, porque había menester de ellas para cuidar de las criaturas, para alimentarlas y defenderlas de enemigos constantemente eti acecho. Mientras ella tenía llenas las manos con todas estas faenas, en el interior de las cavernas que habitaron nuestros padres en el principio de la civilización, el hombre, en su lucha con las fieras y con los elementos, inventó la manera de hacer y mantener el fuego, el descubri.
miento más portentoso y trascendental de cuantos hasta hoy se han hecho; creó el hacba de sílice; forj6 el arma de bronce y edificó con sus propias manos la habitación lacustre, al constituirse en tribu. En toclo el curso de los siglos, aun en los períodos más brillantes de la historia intelectual de la humanidad, la mujer ha seguido siendo inferior a su destino, porque la sociedad se ha negado a libertar sus manos. La creche, el kindergarten; las nodrizas y, sobre todo, el terror a la maternidad en los centros supercivilizados, empiezan a hacer posible esa liberación y con esto coincide la aparición de la mujer en los talleres mecánicos, en las clínicas, en el foro. Para desesperación de misoneístas y de letrados superficiales ya asoma el rostro y hace el gesto persuasivo en las asambleas legislativas, y joli terrible presagio! en la cátedra sagrada de los pro testantes.
Veamos ahora como se hace presente el ipfujo de la mano en el concepto del arte.
El hombre occidental cifro su admiración del cuerpo humano principalmente en el rostro, y de alli dedujo el patrón de la belleza. De aquí depende sin duda que el arte occidental se haya dejado influir tan poderosamente por la noción de lo simétrico. EI influjo de la simetría con que están distribuídas las facciones en el rostro humano es visible en todo el arte occidental. Los piutores, los escultores, los arquitectos, los poetas, aun el simple escritor de prosa, se han dejado arrastrar a esa manía de simplificación que consiste en repetir los seme.
jantes. Se ha llegado a pensar que la naturaleza procede en sus creaciones simétricamente, lo cual es una falacia. La simetría de la cara del hombre no es más que apa der Kunst, Berlin, 1920, pag. 258. La mano rente. Un rostro rigurosamente simétrico, es tan bella como el rostro, tiene mayores de facciones perfectamente regulares, clio recursos de expresión, y, sobre todo, es un caría a nuestra vista conio suelen chocar las organo silencioso. Contiene en sus líneas imágenes de ciertas iglesias, regular y fasti armoniosas, de una movilidad inagotable, diosainente labradas por artistas que no todos los elementos espirituales de la belleobservaban la naturaleza con el amor y la za. Encierra la fuerza en nobles símbolos intensidad competentes, y se dejaban sedu de aceptación universal; contiene en sí la cir por la facilidad de la hechura simétrica, gracia, la dulzura, perfectas e inviolables.
Las pequeñas infracciones a la simetría son Es flexible, elástica, inagotable en el arte justamente el encanto de la figura humana; de sugerir. En reposo simboliza la paz etery la fascinación que ejerce el movimiento o pa; una leve contracción despierta anhelos la imitación del movimiento en pinturas y indecisos o apacigua dolores inefables. Son, esculturas sobre el espectador, se debe en en la palabra de Annunzio, parte, sin duda, a las alteraciones del plano Fredde talune, fredde como cosa de simetría causadas por la actividad de los morte.
miúsculos en la apariencia del cuerpo hu Otras llevan en sí la fuerza misteriosa de mano. La gracia es absolutamente asimé esas armas antiguas con que se adorban las trica: en esto se parece al cráneo de los panoplias. de las manos de mujer pudo degenerados superiores.
alguno decir: De otro lado, la naturaleza en sus grandes che ne la frale líneas, en sus apariencias majestuosas y so Dalma chiuder potevano esse un mondo lemnes, nada tiene de simétrico. No es immenso, e tutto il bene e tutto il male, simétrico el árbol, no lo es el perfil de la porque en verdad de ellas suele surgir el montaña. La línea de suaves ondulaciones mal en todas sus manifestaciones y el bien que señala la amplitud del abrazo con que en sus formas de mayor y más dulce eficase unen en el horizonte la tierra y el cielo, cia. La mano no es simétrica y de esto de esa línea que hizo exclamar a Carducci: pende en parte acaso su gran superioridad plástica sobre el rostro del hombre. Por ba.
Vedi con che desio quei colli tendono berse inspirado en la inano para expresar la 16 braccia al sole occiduo belleza de las formas humanas, el arte del no es simétrica. Los meandros apacibles del Extremo Oriente es, de un modo franco y; río caudaloso, las curvas caprichosas, las desconcertavte para nosotros los occidenta rectas atrevidas del torrente no se desenles, un arte asimétrico. Se ba negado a exvuelven ordenadamente alrededor de un eje presar la belleza por medio de las semejan.
determinado.
zas o los contrastes. La fecundidad de sus La sensación de fatiga causada al cabo de recursos estriba más que todo en el cultivo cierto tiempo por la observación de telas de lo accidental. Se desentiende de los gran.
como las de Rafael, que a primera vista pro. des efectos que obran la simetría o la antiducen una impresión de grata maravilla, tesis y escudriña en el estudio de la natura.
procede acaso de la fidelidad con que en leza el accidente primordial en cada objeto, ellas se siguen las insinuaciones de la sime el detalle accesorio, pero característico, por tría o del contraste que, en suma, no es otra medio del cual se hace presente al hombre cosa que una de las formas de la simetría, el alma de las cosas. Todo esto ha debido demasiado fácil de explotar y ocasionada a descubrirlo el artista japonés de los siglos peligros y desengaños. Hay que decirlo: la pasados estudiando con la férrea tenacidad simetría es un patrón inferior de belleza que de su discurso, las apariencias movibles y merma las aspiraciones y el concepto del los estados de reposo, en la variedad infiarte.
nita de que es susceptible la mano humapa.
El arte en el Extremo Oriente parece que Cuando los artistas occidentales descubrie hubiera tomado como modelo de belleza cor ron el arte japonés, empezaron a libertarse pórea la mano del hombre. No puede decirse de la tiranía oscura de la simetría y del.
que haya andado en la escogencia poco acer contraste a que habían vivido sujetos desde.
tado. Los chinos, de quienes recibió el Ja. los días esplendorosos del Renacimiento.
pón los elementos de cultura que no ha per Desde entonces el arte occidental ha invadido aún en el empeño superficial de iuitar dido regiones del alma humana que apenas la civilización de Europa y Estados Unidos, había sospechado el Greco, y que a veces cuidan de la mano cou más esmero que el apuntan, de un modo inesperado, en las rostro. Saben apreciar todo el valor espiri obras de Goya.
tual de sus recursos de expresión y parece La civilización en que estamos envueltos, que se bubieran atenido al ideal de belleza la civilización que Europa, en un esfuerzo. que ella contiene, cuando crearon ese arte cósmico de siete años terribles y fecundos que vino a ser, por intermedio de los japo en todo género de hechicerías, ha estado neses y a muchos siglos de distancia, un tratando de aniquilar con gestos de niño elemento de disgregación y renovación para perverso, es obra secular de las manos del la pintura de Occidente. En la obra manual hombre, chipesca y japonesa aprendió en sus postri. SANÍN CANO merías el siglo xvii a apreciar la fascina. La Nacida, Buenos Aires. dora simetría que aligera todas las pesan.
teces. dice Max Osborn en su reciente y Lea el REPERTORIO y recomiéndelo, comprensiva «Historia del Arte (Geschichte a sus amigos. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica