Repertorio Americano 141 de sus ideas por la nobleza de su educación. canto sublime de un gran corazón de joven y de artista. 1)
Así la juzga el maestro, y forzoso es aupar ni entu.
siasmo al suyo, encender com su chispa genial mi admi.
ración, La poetisa misma nos da la fórmula del fascinador magoetismo de sus versos, en su estilo pensativo. No pensar en la forma, fiarse del espíritu, aban.
donarse a él como lo hace la naturaleza soberapa para crear la forma, una forma que no sea una cárcel sino un cuerpo: siempre partir de lo interior para ir a lo exterior, en la vida y en el arte, que es también la vida.
iQué soberano bálsamo ison estas palabras para quie.
pes el estilo, la forma en que vierten sus conceptos no es un molde pulido y perfecto, sido la superficie que refleja su pensamiento!
Comenta así Taine el pensamiento de la poetisa: La poesía comprendida así, sólo tiene un personaje y un estilo: el grito del corazón triunfador o sufrientep. a)
No hallo nada más bello ni de más útil para que leyera nuestra poetisa, que esta poesía hooda y simbólica, Hay en sus versos la rara energía en el decir, la audacia del pensamiento, la belleza en el fondo de que acusan todas las poesías de Isabel Barret Browning. Existe entre ambas poetisas, un germen de afraternización psíquica. que la lectura y el estudio meditativo podrían desarrollar superlativamente.
Felicia Hemans, cuyas baladas y poemas cortos están en todos los labios juveniles de Ioglaterra, creció entre la pintoresca y hermosa naturaleza de Gales. Sus poe.
sías abundan en ternura, elegancia, y en up vivo senti.
miento de la belleza y del amor noble. Profesaba por el arte un amor profundo y sólo veía en la poesía un medio de elevar y de purificar el espíNiño aún, aprendí sus poesías, y ni la juventud voluble, ni la virilidad que percibe otros horizontes, han disminuido el primer entusiasmo de lo bello que desper.
taron. Casabianca, La voz de la primavera, Los sepulcros de un hogar, La hora de la muerte, y aquel que comienza. Dónde se ha ido mi hermano. son, entre otros, los que más me han impresionado. Cuánto habrán ayudado estos versos, en las escuelas de la Gran Bretañia, suavizar los malos impulsos, a despertar ad.
miración por el heroísmo, a hacer ver en el hogar, un mundo de poesías.
Nuestros nifios necesitan aprender esa clase de ver.
909, en vez de aquellos que sólo les hablan de la patria a una edad en que no pueden apreciarla. Del nacer a los doce afios, aquí, como en todas partes, la patria es el ho.
gar, y el país, la casa. Por qué con su ternura por los corazones sencillos. cuyo mérito inapreciable tienen la gracia de ignorar (w. con su amor por la bondad verdadera, espontánea, sen.
cilla)(s. no ofrece la poetisa a la niñez del Uruguay y de América, un cancionero, uoa antología? IQué campo para su ambición de verdadera artista! Qué gloria para su poe.
sía, el ser recitados por labios puros!
No oculto mi marcada preferencia por las literaturas del norte: la inglesa y la alemana; ésta, encargada en Shakespeare, Bunyan, Byron, Shelley; aquélla, en Goethe, Schiller y Sudermann. Por ende, de la expansiva y completa literatura de Francia, me entusiasman los escritores que escriben con alma, sobre la vida espiritual y el vivir interior: Malebranche, Pascal, Bossuet, Fénélon, Xavier de Maistre, Renan, Guyau, Amiel y Taine.
En estas literaturas, la poesía tiene una forma simpá.
tica, interesante y dramática: la balada muy aclimatada en Escocia y la clásica alemana de la época goethiana. Narración ingenua de un acontecimiento fantástico o legendariop, según un retórico moderno, la balada es una forma poética de extraordinaria belleza. Ha tenido pocos cultores en España y en América. Nuestra literatura ha menester grandemente de poetas baladistas para rejuvenecer y enriquecer la musa. La historia pre euro.
pea del continente americano, brinda episodios, leyendas y fábulas hermosísimas para ser tratados en esa forma.
Las leyendas guaraníes aún esperan a su Burns y a su Walter Scott.
No menos rica ed acontecimientos dignos de la poesía, es la época heroica de la Independencia. El Tabaré y las poesías menores de Zorrilla de San Martín, son una luminosa ruta abierta en este sentido.
El talento y la inspiración de nuestra poetisa se inclina a la balada germana. La viejecita e Invicta son ensayos bellísimos de baladas.
Si acaso siguiera esa propensión de su temperamento, hallaría un campo ilimitado de inspiración gloriosa. aquí recuerdo con placer intenso que aprendi en Inglatarra y en la Suiza alemana: El bardo, El joven Lochinvar de Scott, El pescador, El cantor, EL Rey de los Alisos y el Rey de Thulé de Goethe, La canción, La novia de Corinto, El anillo de Polycrates y.
otras del noble Schiller; sobre todo El rey de los Alisos y El pescador, son de un simbolismo profundo. El alma universal de Goethe ha querido significar en esas dos baladas, la fascinación que la naturaleza ejerce sobre el hombre. Un adolescente pescador sentado al borde de una laguna solitaria y tranquila, ve reflejar sus facciones en el espejo de las aguas fatales, se ensimisma y luego se confunde con la madre natura; cree oir su voz melodiosa, la fascinación aumenta y la Eterna vistiendo el cuerpo de una hermosa mojer, le llama a su fresca mansión sub.
marina, el agua ondula y el joven se precipita: el encanto ha obrado, muere ahogado. Hé abi el argumento de la sublime balada.
Me queda, pues, para rematar estas reflexiones sobre la simpatía que merece la poesía del norte, sintetizar el objetivo de la más completa de las bellas artes. En resu.
men, la poesía tiende a hacer sentir la belleza. Analizando este pensamiento llegaremos al fin propuesto. Sentir la belleza es percibir la unidad del Universo en la armonía de las cosas. así define Leopoldo Lugo.
nes, uno de los espíritus más sabios y sutiles de Amé.
rica, la emoción de belleza. Las ideas estéticas que se deducen armoniosamente de esta preciosa definición que es una verdad que a fuerza de ser tan deslumbrante, poco se comprende hacen de la poesía un arte magistral, filosófico y moral. Por eso, repito, amo tanto a Shelley y. los bardos, hermanos suyos. El más noble objeto del arte és el hombre. pero algo falta a esta idea sublime: el hombre como entidad espi.
ritual. El gran poeta americano coincide con el concepto poético de Taine, idea cuya povedad resulta de la ceguera idealista de que es presa el hombre moderno. La alta espiritualidad, la más acabada idealidad presiden la ins.
piración del Homero, del Ramayana y del Mahabarata y otros poemas que se ajustan a la verdadera fórmula del gran arte, material por la forma, espiritual en su fin y esencia. Por ello, también el sitio que ocupaba el poeta en las sociedades antiguas era tan eminente. El poeta ha caído de su pedestal por ignorar toda la trascendencia de su arte divino. El poeta antiguo era el inspirado, el maes.
tro de la armonía de las cosas, el maestro de los hombres en lo bello y en lo filosófico como Orfeo y Da el 616.
sofo y el historiador como Homero, y el metafísico sutil como los hindús, quien se debe el Mahabarata o, re(1) TAXE: Notes sur Anglaterra, pág. 361. 2) Obra citada, pár. 363. 3) Dictionaire des Escrivains des Litteraturs, pág. 414. 4) Pensamientos inéditos do is poetisa. 5) Idem, idem, idem Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica