Repertorio Americano 343 yo le dejaré en sitio tal, que sobre el pan le caigan algu. nos cuartos, bi do son reales, JUAN MONTALVO. Capitulos que se le olvidaron a Cervantes.
eu amo. Yo no doy por orgullo ni por fuerza; mas no doy para quince días. Tome este cuarto, hermano ciego, y este jirón de cecida: cómalos a nombre del escudero Sancho Papza, encomendándole a la Virgen. Ella os lo pague, mi buen seſor, respondió el mendigo recibiendo a tientas lo que se le ofrecía: si las oraciones de un pobre pueden con el cielo, allá irán a parar vuesas mercedes. Miren si discurre bien el esguizaro, dijo Sancho: comedy rezad, hermano, y no hagáis como los que ma.
man y gružien. En donde habéis aprendido tan buenas razones?
36. At home No vale el azor menos por nacer en vil nfo, ni los decires buenos por los decir judío. respondió Quijote. Puede uno ser pobre y ciego, y hablar como Santos de Carrión. Como Santos, Bea, dijo Sancho. ahora qué dice vuesa merced si en este pradecico, al lado de este bienaventurado, les diése.
mos nosotros también un tiento a las alforjas. No dices mal, respondió Quijote, pero tendremos agua por aquí? pura y dulce, dijo el ciego: 200 la oye vuesa merced a cuatro pasos. D, Quijote puso el oído y alcan.
zó un blando eusurro que de entre unos árboles salía. Es un arroyo, dijo: el licor más saludable del mundo. el más barato, repuso Sancho. Pero po me hubiera resentido con mi señora dofia Eogracia de Borja, si 008 hubiera acomodado con unos dos frascos de Alaejos y dos de Rivadavia. En verdad que uno viene como a convertirse y santificarse con una copa de Valdeiglesias tras un bocadillo astringente como esta lopganiza. La caridad descuenta las culpas de la codicia: mira. Sancho, el pobre ciego, que está como si no hubiera pasado bocado por él: favorecele con media docena de bizcochos y una lonja de tocino, que no te serán negados el día del finiquito. Lo que das al pobre, no lo echas en el agua: semilla es que produce en abundancia. más bien en el agua lo echas; pero, según las divinas letras, allá abajo, cuando menos acuerdes, lo volverás a coger.
No digas al pobre: ya te dí; el hambre no pasa sino para volver, y en rotación dolorosa va gastando las ruedas de la vida. La limosna es credencial para con el Señor, documento de que El hace mucho caso. Si tienes un pan, da la mitad al pobre; si dos, dale uno entero. Si tengo veinte panes, dijo Sancho, le habré de dar los diez al ciego. mis hijos. Yo sé muy bien que la caridad principia desde casa, respondió Quijote; pero sé tam.
bién que en este axioma hacen pie los aparientos y egole.
tas para fomentar su tacafiería. Tus hijos serán hijos de Judas, si llevan a mal que socorras con un pan al indi.
gente. ISapchica de mi almal, exclamó Sancho; y le.
vantándose conmovido: Tomad, hermano, dijo al ciego, estotro bocado; y no se os olvide pedir Dios por los caminantes. Mirad para vuestro perro este osecillo no tan limpio. Dos días no hemos yantado, respondió el pobre: nada de lo que me proporcione la misericordia divida por mano de puesas mercedes, será por demás.
La maquición es la vida, señor. Eh. preguntó Qui.
jote; la muquición? Así llamamos los pobres al pan de Dios, respondió el ciego. Así lo llaman los ladrones, dijo Sancho; y al comer lo llaman muquir. Sois de la pega, hermano. Como hay Dios que soy hombre de bien; ni cómo he de robar con estos ojos anochecidos. qué diablos hacéis por aquí. preguntó Quijote.
Estos parajes no son ricos en caridad: para vivir y para morir, el hombre necesita de sus semejantes, y más uno como vos. El camino real, un puente, la puerta de un mesón os convendrían primero que estas soledades. Venga a les ancas de mi racio, hermano, dijo Sancho; Bella es la vida que a la sombra pase del heredado hogar; el hombre fuerte contra el áspero embate de la suerte puede allí abroquelarse en su virtud.
Si es duro el tiempo y la fortuna escasa, si el aéreo castillo viene abajo, queda la noble lucha del trabajo, la esperanza, el amor, la juventud.
Hijos, venid en derredor; acuda vuestra madre también fiel compafiera. levantad a Dios con fe sincera vuestra ferviente, candida oración.
El es quien nos reune y nos escuda, quien puso en vuestros labios la sonrisa, da su aroma a la flor, vuelo a la brisa, luz a los astros, paz al corazón.
Después de la fatiga y del naufragio ansio rodëarme de carifios; la serena inocencia de los niflos de la herida mortal calma el dolor.
Es para el porvenir dulce presagio que al hombre con el mundo reconcilia, el ver crecer en torno la familia bajo las santas leyes del amor.
El vano orgullo, la ambición insana, aspiren a las pompas de la tierra; su nombre ilustre en la sangrienta guerra lleno de escono el bárbaro adalid.
Nuestra misión es, hijos, más cristiana: amar la caridad, amar la ciencia; paras las manos, para la conciencia, dar el licor a quien pos dib la vid.
El sol de cada día nos alumbre el sendero del bien; nada amedrente al varón justo, al ánimo valiente que fecundiza el suelo en que pació, La libertad amemos por costumbre, por convicción y por deber. En ella el despotismo estúpido se estrella: de la Patria los hierros destrozó.
Hoora y prez a bus padres denodados!
Entre ellos se encontraba vuestro abuelo; hoy descansa su espírita en el cielo, noble atleta vencido por la edad.
Vepid en sus recuerdos impregoados, y llena el alma de filial ternura, su venerada, humilde sepultura, con flores y con lágrimas regad.
Tomad ejemplo en él; y cuando un día emprenda yo mi viaje sin retorno, erigidme una cruz, y de ella en torno, sin una mancha en la tranquila sien, llenos de amor, de paz, que es la harmonia, podáis decir de vuestro padre amado: latió en su pecho un corazón hoorado: no fué un prócer, fué más, hombre de bien.
CARLOS GUIDO SPANO. Poustas Completas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica