66 Repertorio Americano Una.
mundo y la humanidad entera, como todo lo que es iberoamericano. Al ponerla asime vuestras órdenes, queremos aprovechar también la ocasión de demostrar que el Go.
bierno de México po persigue con estos actos pingún fin Del tomo Cenizas (Cuentos. Leipzig. 1923, de propaganda egoísta, ni siquiera presume de seguir cuyo envío le agradecemos al Sr. HERRERA, fino escritor de Guatemala. una inspiración original, o exclusiva. El gobierno res.
ponde al sentimiento pacional iberoamericanista, y este sentimiento no es producto efímero de la hora presente, sino antigua y arraigada aspiración, tan antigua como broso el cabello; las manos aristocráticas y un aire puestra nacionalidad, como lo demuestra el discurso que de distinción, una innata elegancia que hacía pensar en hemos hecho pintar al fresco en el muro macizo de esta las selecciones de estirpe y suponer que aquella muchacha Sala, el discurso en que don Servando de Teresa y Mier, heredó sus maneras de algún ancestral remoto y pripci.
uno de los padres de nuestra patria, pidió al Congreso pesco.
que decretase para Bolívar los honores de la ciudadanía La había conocido cinco años atrás. Fué en una noche mexicana. La inscripción en su totalidad dice: de juerga. Cuando el fresco y vigoroso mocerío llevábalo, de estudiante, pagar sus ardores con las hembras de «Señor: Hay hombres privilegiados por el cielo, para ocasión y en las casas de mancebía. En una de estas casas cayo panegirico es ipátil la elocuencia, porque su nom.
Juan reparó una noche en la belleza Natalia? Erlinda en bre solo es el mayor elogio: tal es el héroe que en los el prostíbulo. Casi todas se cambian nombre al iniciarse fastos gloriosos del nuevo mundo ocupará sin disputa el en la mala vida. Quiénes por uo vestigio de pudor; quié primer lugar al lado del. inmortal Washington: por esta des, por costumbre. Siguen la tradición. Erlindal y el señal inequívoca, todo el mundo conocerá que hablamos uso o la humorada de cualquiera hizo la contracción del. de aquel general que, contando las victorias por el dá nombre y simplemente se le llamaba Linda.
mero de los combates, destrozó el envejecido cetro per Felipa y elegante, tenía la conciencia de su belleza y su era linda de veras y la más pulcra de las pupilas.
ninsular en Venezuela, su patria, en Cartagena, Santa Marta, Cuodinamarca, Quito y Guayaquil, con las cuales aristocracia se impuso en la promiscua sordidez del pupi.
se formó la inmensa República de Colombia; hizo más: laje. se venció a sí mismo, depuso voluntario su espada triun.
Desde entonces fué Juan el huésped asiduo de la casa.
fante a los pies de los Padres de la Patria, que reuniera Pasábase las horas con la Linda. Derrochaba escandalosapara constituirla y se constituyó su primer súbdito, re mente. Le compró trajes de seda y hasta le regalo con un husando con empeño todo mando: de aquel hablamos brillante sustraído al joyero de su madre. Sus amigos que, resumiéndolo; por obediencia sin ficción, está ahora botaron la predilección él excusaba este capricho, adu.
triunfando en el país de los locas, de las últimas espe.
ciendo que Erlinda era la más bella del prostíbulo y que ranzas de la soberbia española: de aquel hablamos, en tenía una voz extraordinaria.
fin, a quien la Repúblicas de la América meridional, Naturalmente, a Juan gustábale pasarse las noches, unas tras otras, han dombrado sin miedo su dictador, oyendo aquella vocecita dulce y cansada, llena de pausas porque el cúmulo eminente de sus virtudes aleja toda que le sugerlan el recuerdo de esos pájaros que, en la fa.
sospecha de abuso y despotismo. Tal es el excelentísimo señor don Simón Bolívar, Presidente de la República de tiga, van posando en cada rama su vuelo desfallecido.
La muchacha, enamorada de Juan, un día le refirió su Colombia, Gobernador Supremo del Perú, llamado con historia. Cómo él después sonreía a su pueril credulidad razón el «Libertador. admiración de la Europa y gloria de otro tiempo! La de todas estas: Historia confusa y de la América entera. Por sus tratados de intima alianza entre las repúblicas de América, ya es, y merece serlo, bustes. Quién desentrañaba de aquel fárrago los hilos enmarañada; llena de absurdas situaciones; tejida de em.
ciudadano de todas. Pedimos, pues, qne Sob. declare de verdad?
solemnemente que lo es de la República Mexicana, en lo Como siempre, alguien era culpable en su caída. Vino que creemos recibir aún más honor que a él puede con de Colombia liada con un cómico. Uno de esos cómicos ferirle este título; por lo mismo haríamos agravio a de la legua que desfiian en los limbos de la anodigia con Sob. altamente penetrado de reconocimiento y estima, el fracaso en la acritud del cefio y el hambre traspochada por los servicios patrióticos, valor y virtudes del héroe, en el desmayo de los ojos. Aquí, disuelta la faráodula, el si para tal declaración exigiésemos las fórmulas comunes: cómico la abandonó y ella, que en aquel tiempo conoció aquí todo debe salir del ordinario, y suponemos que la a una amiga, quiso olvidar en amorfos fáciles la traición aclaración unánime del Soberano Congreso del Anáhuac del infiel. Hasta un día que en la casa de esta amiga y en es la sola vía digoa del héroe io mortal, que Sob. va a declarar ciudadado de la República Mexicana. El diplo. por ejercer la prostitución clandestipa.
pleno holgorio, asomo la policía y las dos fueron presas ma y la manera de entregarlo serán igualmente dignos del ciudadano y de la magoificencia de su pueva, patria. Faé en la prisión de nujeres donde Natalia una tarde Mier y siguen las firmas. conoció a la Chispa. Cuarentona con la cara más arru gada que un acordeón. Iba embadurnada de afeites; a pes JOSÉ VASCONCELOS tosa a perfumes baratos y vestida de colores chillones.
Apenas oyó la recluída cierias palabras entre la Directora del Penal y la Chispa. Hubo cierta concesión de aquélla para ésta. Algo como una transacción; sonó a sus oídos un precio como latigazo y al fin se le ordenó que liase sas cosas para seguir a la Celestina. Hizo un hatillo de sus prendas y, sin saber cómo, perdida la memoria, se encon.
tro después en el fondo de un coche de alquiler que las dejó frente a una casa, en cuya puerta relucía una luz escarlata como una pupila de vicio.
La mujer sometióne a su nueva vida con la resigpada mansedumbre de una bestia de carga. Pero algo quedaba Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica.