184 Repertorio Americano Juán Crisóstomo Lafinur (Do Nosotros, Buenos Aires. Sefiores: de Locke, de Coodillac, de Conmemorar como lo hago Destutt de Tracy. Aquella otra en representación del Conce enseñanza de solideo y manteo jo Deliberante. a hombres era una artificiosa rueda de como Juan Crisóstomo La silogismos y sorites que gira.
finar, es un deber que se ban en el vacío; a la suya cumple con agrado. Copme.
Lafipur le dió asiento en moramos a un tierno poeta, realidad. No era un pensador a un maestro innovador y vaoriginal. podía haberlos en el liente, a un espíritu libre.
país. di tuvo tampoco un Todo ello tropchado en plena sistema de filosofía orgánica, juventud, a los veintisiete años, Representó la transición entre cuando el árbol en flor mostra.
el escolasticismo y el pensa.
ba en esperanza el fruto cierto.
miento moderno, y supo con.
La historia de la evolución vertir la enseñanza de la filo.
mental argentina quedaría in.
sofía, tomando como punto de completa si en ella no hiciése.
partida el hombre y el origen mos un lugar a Lafipur. Mien.
sepsorial de sus ideas, en tras los ejércitos libertadores, noble predicación cívica. Juan regulares e irregulares, ase.
María Gutiérrez lo dice. La.
guraban la independencia del fipar no se proponía en su territorio, conteniendo en la curso formar filósofos medita.
frontera del porte las fuerzas tivos pi psicólogos que pasasen de la metrópoli, afaposa por la vida leyendo, como faquires restaurar su dominación, o de la ciencia, los fenómenos yendo a herir gedialmente al Intimos del yo. Quería formar enemigo, más allá de los An.
ciudadanos de acción, porque des y el Océano, en su propio septía la necesidad de levantar centro vital, se libraba en el diques al torrente de los sx.
interior una batalla do menos travíos sociales que presen.
dura y contrastada entre el ciaba, y de preparar obreros espíritu liberal y la reacción. para la reconstrucción moral En esa batalla fué decidido Juan Crisóstomo Lafinur que exigía la Colonia emanci.
combatiepte Lafinur. La re: pada. En 1792 los alumnos volución le sorprendió nifio El primer centenario de la muerte (13 de agosto de 1824) del curso de filosofía moral en aun, sin ataduras mentales de este malogrado poeta y polemista rioplatense, lo ha recor.
el Colegio de San Carlos, sos.
dado con justicia y oportunamente la República Argentina.
con el pasado. En vano Cór.
tenían en público la tesis de doba, con sus estudios teoló.
que la mejor entre todas las gicos y escolásticos pretendió adormecerlo, a él como a formas de gobierno es la monarquía, y que el principio Varela y a tantos otros jóvenes ardorosos, en su letargo de autoridad, providiendo de Dios, po podía tener origen secular. Para la palabra, para el pensamiento, no hay en el pueblo; en 1819, Lafour citaba a modo de ejemplo muros que basten: hasta aquellos cerrados claustros tam. en su clase: Los reyes son en el orden moral lo que los bién llegaba la voz de los enciclopedistas y de los ideólo. monstruos en el orden patural; su historia es el martiro.
gos, en quienes se cifraba entonces, por encima de todos logio de las naciones. IQué mutación en un cuarto de sus errores, la fuerza abdazmente renovadora de la cien. siglol cia y la filosofía. así fué como aquel adolescente pun. Sin embargo, nos equivocaríamos si le crey ésemos un tano, sin alcanzar a doctorarse ni a ordenarse, porque son exaltado, un fanático. Era un hombre consciente del temperamento y sus convicciones se lo impedían, des. tiempo en que vivía. Su física era la de Newton, no la pués de haber sido cadete en los ejércitos de Belgrano, de Aristóteles; su psicologia la de Coodillac, do la de bajó a Buenos Aires, para traer a nuestras aulas su in Tomás de Aquino; su filosofía política la de Moreno, no quietud, su rebeldía, su aphelo renovador. los veinti. la del obispo Lue. Era un espíritu delicado de artista: dós afios ganaba por oposición la cátedra de filosofía en hombre de sociedad, músico, poeta. Lo mismo que Juan el colegio de la Unión del Sur, fundado por Pueyrredón. Cruz Varela, aprendió a rimar en los bancos de Córdoba, Era en esa cátedra el primer maestro sin sotana. Pense a escondidas de sus maestros, sus primeras eróticas y mos, a los veintidós aflos, casi un. muchacho. No son. sus primeras sátiras; pero su producción fué, como su riamos, Estos fueron los atrevidos espíritus que hicieron vida, más corta que la de su compafiero y amigo. Se le la revolución. Estos liberales, estos jacobinos, estos vol. recuerda por los tres cantos que escribió en ocasión de la terianos, estos herejes, que aseguraron con su fe y con muerte de Belgrano, y por cierto, en la lira argentina de su empuje el triunfo de la revolución, casi todos teplan aquellos días tempestuosos, en medio de la comúo decla.
menos de treinta afios cuando aparecieron en la escena mación de los poetas patrióticos, hueca aunque generosa, y se impusieron. No repeguemos de los impulsos de la esas tres elegias de tintas medias, tan dulces, tan melanjuventud, aun cuando gerre. Sin ella las sociedades se cólicas, tan penetrantes, stepan con acentos inolvidables.
podrirían en el estancamiento. La revolución es su obra. los veintidós afios, con frecuencia, aun las líricas de Lafipur la simboliza en las aulas. Rompió contra la los mayores poetas, son en arte balbuceos. Admiremos, enseñanza escolástica y afilib u cátedra a las doctrinas (Para a la página 190. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica