166 Repertorio Americano Caperucita. Gracias, valientes caballeros.
Don Quijote. Ese no es caballero!
Caperucita. Gracias os sean dadas porque habéis desis.
tido de vuestros apbelos de lucha.
Cenicienta. Habríais turbado la dicha y la tranquilidad de este delicioso jardín.
Lobo. Lo que habría sido doblemente doloroso.
Don Quijote. Por qué te atreves a hacer esa afirmación?
Cenicienta. Porque estamos en presencia de una de las hadas bien hechoras de nuestra pobre humanidad.
Don Quijote. qué desea la gentil dama, émula de la dulce y deliciosa princesa Micomicona. Hay algún entuerto que desfacer? La invicta espada mía está a sus reales órdenes.
Barba Azul. Ha viajado el mundo entero en compañía de estos dos chiquitines.
Don Quijote. qué buscan los dos arrapiezos. Justicia contra algún desalmado. Dónde está ese malandrin?
Polichinela. No es eso lo que buscan.
Don Quijote. Calla tú, escudero de escuderos; no eres quien para explicarme lo que no sé.
Entra Schehrazada seguida por las Ilusiones, vestidas todas como lo que realmente son, como ilusiones.
Lobo. Déjale; wás tarde ha de interesarle y mucho, por cierto.
Barba Azul. Desgraciadamente es hombre.
Millil. a mí, que soy mujer. no ha de interesarme?
Caperucita. Sabes, Polichidela, por qué Colombina te hace sufrir?
Polichinela. Cuánto daría por saberlo!
Barba Azul. La culpa es tuya.
Polichinela. Mía?
Cenicienta. No le hagas caso. Colombina habría sido buena.
Polichinela. Buena lo es!
Caperucita. Habría sido fiel.
Polichinela. Fiel me es y mucho!
Lobo. Habría sido enemiga de encelarte.
Polichinela. iSi no soy celoso!
Barba Azul. No le habría gustado coquetear con éstos y con aquéllos.
Polichinela. bien que le gusta!
Cenicienta. Si en su juventud hubiese tenido una madre afectuosa; si en el tablado de la farsa eterna, hubiese encontrado el cariño profundo que sólo el corazón materno sabe prodigar.
Polichinela. crees que sea posible corregirla?
Lobo. iNaturalmente!
Polichinela. Aún ahora?
Caperucita. Nada es imposible para un alma enamorada.
Haz como hicimos nosotras, Cenicienta y yo, y lo grarás domar a la inconstante Colombina.
Lobo. Como Cepicienta domó al Caballero de la Barba Azul!
Barba Azul. IY como la linda Caperucita supo doblegarte a ti, presuntuoso!
Don Quijote, con majestuoso caminar, ha ido acercándose.
Don Quijote. Quién habla de doblegar a quién?
Polichinela. iSalve, Caballero de la Triste Figura!
Don Quijote. No he hecho tan triste figura en el mundo como tú crees y como tú la hiciste!
Polichinela. Me ofepdes!
Don Quijote. Un vil farandulero no puede sentirse ofendido por las palabras del más valiente de los caballeros andantes.
Cenicienta. IHaya paz, sefores!
Polichinela. Por mi parte siempre la ha habido y siempre la habrá.
Lobo. Nunca supiste, de verdad, sentirte ofendido.
Don Quijote. En lo que a mi me corresponde, habrá paz si este meoguado afirma que es cierto, como en reali.
dad lo es, que no hay en el mundo mujer más encan.
tadora que la dueña de mis ensueños: la sin par Dul.
cipea del Toboso. Barba Azul. No habrá dificultad para que Polichinela así lo afirme.
Caperucita. Dulcinea tuvo siempre un corazón gene.
roso.
Cenicienta. Si bien era y es doncella de las más preciadas, por sus acciones y por la manera gentil como supo inspirarte en tu larga vida de aventuras, pare.
ciera una madre amorosa que estuviese continuamente velando, aunque de lejos, por todos y por cada uno de los pasos que en el mundo va dando su hijo bien amado.
Don Quijote. Eso fué y eso es para mí: una madre bondadosa, la más alta dama por la que puede batirse, en lucha desigual y sin igual, el más andante de los ca.
balleros andantes.
Polichinela. Si es así, declaro, como lo deseas, que en el mundo no hay más encantadora mujer que tu dama, dona Dulcinea del Toboso.
Schehrazada. Vengo, Noble Caballero, siguiendo los yuelos de esta bondadosa Hada: he sido yo quien ha tratado de ayudarle a encontrar el pájaro azul de los ensueños, obsequio valioso que deseaba hacer a estos dos encantadores chiquitines; en vano he ido hacién.
dole conocer, una a una, todas lasļilusiones de mi alma que conmigo vienen ahora; todos mis esfuerzos han sido inútiles, pues en pipguna de ellas ha descubierto lo que tanto deseaba hallar.
Don Quijote. estas deliciosas damas son. Lobo. No has oído? Son las ilusiones.
Cenicienta. Con vuestros encantos que son muchos, 200 habéis logrado nada?
Ilusión de Reir. Mis risas entusiastas y sinceras, casca.
beles armoniosos de una alegría enloquecedora, no hicieron impresión alguna en ellos.
Ilusión de Cantar. Con mis canciones preferidas, ca.
denciosas unas, apasionadas las otras, no pude cautivar su atención.
Ilusión de Bailar. Mis bailes, de todos los ritmos, de todas las regiones y de todos los tiempos, fueron inú.
tiles movimientos ante sus miradas severas.
Ilusión de la Primavera. Los matices, fuertes y suaves, y los misteriosos y penetrantes perfumes de mis jar.
dines encantados, pasaron, ante sus sentidos, sin de.
jar en ellos, rastro alguno de dicha verdadera.
Ilusión del Invierno. La blancura de mis nieves y la caricia, llena de escalofríos, de mis vientos helados no les interesaron pi un momento siquiera.
Ilusión del Otoño. mis frutas deliciosas y el vino ge.
neroso de mis lagares causaron, en ellos, una sensa.
ción de momento, fugaz como todos los momentos.
Ilusión del Estio. Mis calores sofocantes que hasta a las pipfas desnudas obligan a buscar las sombras gene.
rosas, no les produjeron interés alguno.
Ilusión de los Colores. Desde el rojo apasionado hasta el místico violeta, todos los colores que me entretengo en formar jugueteando con la luz, fueron vano pasa.
tiempo para ellos.
Ilusión de la Lluvia. Ni eso lograron obtener las bri.
llantes gotas que, como miradas de mujeres ensoñadoras, hacía caer del cielo para que, al repicar, al igual de campanillas armoniosas, en los techos y las hojas, llamasep su atención.
Ilusión de Amar. Cuanto ejemplo grandioso de amor Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica