158 Repertorio Americano leociosos que mirara esa misma tarde, estaban ahora ani través del prado entre la hierba plateada por la luna, ca.
mados por una vida que no sospecho. Aunque bien hizo mipaban los hoogos amarillentos y. los hongos color él en compararlos con los epapillos del cuento de Blanca sucio que nacen sobre el estiércol.
Nieves, que nunca se cansaba de leer. Recordó baber. Pascualillo grito al verlos y envío su sombrero por el dicho a su hermanita Susa sio estar seguro de ello sola aire. Este acto significaba siempre su más alta expresión mente porque le hubiera gustado mucho que su fantasia de alegría.
fuera realidad, que los hongos eran enanitos, que tenían Llegaron: las arañas verdes de los campos hablan su casa bajo la tierra al pie de los grandes troncos, y que prendido sus telas entre las ramas para que el sereno eo.
allí tenían sus camitas, sus sillitas, sus mesitas y sus ga. sartara en ellas sus gotas que brillaban a la luz de la luna.
llinitas del tamaño de una arafia y sus vaquitas que no En los musgos que cubrían los troncos temblaban tam.
eres mayores que un ratoncillo. Sasa le creyó y despe. bién goticas de agua y había gusanos de luz que a intér.
dazó algunos buscándoles la cara, las piernas y los brazos. valos prendían su lámpara minúscula. Los graciosos Bien estaba él, pues no era tan mentira sa mentira, gusanillos de San Juan adoroados con pepachos amarillos ¿Con que de veras tenían pierdas y brazosly cabeza? Dónde o negros, se balanceaban en el extremo de sus hilos y los habían escondido, que él lo único que había podido adornaban así el sitio designado para el baile. El suelo encontrar hasta entonces era un tallo protegido por una estaba tapizado de hierba fina, de lindas violetas de un especie de sombrero?
morado may oscuro y del trébol cuyas hojas llevan esTombado en la hierba presenciaba el curioso desfile: tampada una pequeña mancha blanca y cuyas flores son los hongos med uditos que viera subiendo a lo largo de los gallinitas encargadas. La yerbabuena que crecía al borde troncos, muy ufanos con el gorrillo cónico más delicado del manantial, ponía en el ambiente sti olor penetrante y que imaginarse puede; aquellos un poco más grandes, estaba engalanada, por ser la víspera de San Juan como blancuzcos, tantas veces contemplados porque le hacían lo cuenta la leyenda con sus pálidas flores. Pascualillo la impresión de que salían del pie de los corpulentos ár. punca había visto florecida esta planta, y al repararla, boles para desparramarse luego en filas por los alrededo. tuvo presente la conseja recogida de los labios de su res, cada uno con el sombrero puesto, del mismo color y abuela, de que la yerbabuena florece la víspera del día de de la misma forma, lo que les daba el aspecto de chiqui. San Juan, para confortar al diablo que safre en esa noche llos uniformados saliendo de la escuela; los bonitos hon. porque echa de menos el cielo. Por un momento tuvo gos de un rojo brillante, que ponen su nota alegre sobre miedo al pensar que en la madrugada vería al demonioel verde oscuro del musgo, eran los más bulliciosos: se con cuernos, cola y echando fuego por los ojos y la boca habían quitado sus cascos diminutos y los agitaban en el hacer sa ramillete para colocarlo sobre el corazón dolo.
claro de luna; los racimos de hongos blanquísimos querido y calmarlo; pero una ronda de los bonitos hongos tanto le llamaron la atención por el primor con que esta rojos lo cogió al pasar y siguió con ellos dando saltos.
ban agrupados, y que él creyera fabricados con los copos Los abejones negros que por ese tiempo abren aguje.
de espuma formados por el agua del arroyo al caer desde os en la tierra, habían dejado su trabajo y venido a ca. una altura, pasaron convertidos en lindas doncellitas riosear junto con los grillos campestres y los saltones.
vestidas con tunicas color de plata, con su cofia de nieve Lo que más gracia hizo a Pascualillo fué encontrar y sus cabellos rabios peinados en dos trenzas. Marchaban sus bueycillos de palo, labrados por él en un tronco de enlazadas por el talle y sonreían dulcemente; los hongos suave poró, entre la multitud de curiosos. Los había dede torbaotę Dacarado eran parlanchinas comadres; los jado a la vera del bosque, cerca de su casa, tirando de grandes hongos rojizos, muchos de los cuales despedazara una carreta, obra suya también, y cuyas ruedas eran las por curiosidad y en cuyo interior había una pelusa finſ mitades de una carracha vacía.
sima y blanca, estaban transformados en hombrecillos. Hola. qué hacéis aquí? preguntóles.
bonachones con papada y barriga, que reían ensefiando Ya lo ves, amito, hemos venido también al baile de sus dos hileras de dientes sanos; los negruzcos tenían los hongos. Es la víspera de San Juan.
barba y eran más graves. Bien, bien. cómo sabíais?
Una voz sutil cual una hebra de lluvia dijo. iOh! amito; desde que comenzó este Veranillo 10 Ven con nosotros, Pascualillo; esta noche es la danza hemos hecho otra cosa que oír a los hongos del potrero y de los hongos. Ven con nosotros, que es la víspera de del bosque charlar y acicalarse para su fiesta de San Juan.
San Juan y el bosque entero está de fiesta.
Pascualillo no se mató la cabeza meditando cómo los. Mucho me gustaría ir con vosotros. sin embargo hoogos, los abejorros, las arafias y sus bueycitos sabían.
no iré. Esta es la hora que mi madre está acongojada de San Juan. Acaso es tan difícil comprender esto? Ade.
porque no he llegado a casa. Mi padre me jalará las orejas. más, creía sencillamente que todas las cosas piensan y No temas, Pascualillo, ven con nosotros. Te pro. sienten, y como aún no razonaba al igual de la gente meto que en tu casa no echarán de ver tu vuelta. Ven grande, no se tenía por rey de la creación ni había reser.
con nosotros, que es la víspera de San Juan.
vado para el hombre estas particularidades.
El niño no pudo resistir la tentación.
Su yunta le contó también. En la carreta hemos. No me atrevo a moverme, temo aplastaros con mis traído un gran hongo comestible que es playaba su gorpies.
dura cerca del lugar en que nos dejaste.
Mira en derredor tuyo, Pascualillo. Hace rato no Ese no usa sombrero y es más feo que esos muecos eres más alto que las espiguitas del yantén replicó el que bailao sobre nuestro trébol. Nos rogó lo trajésemos hongo de sombrero escarlata que lo había invitado. porque su barriga no lo deja caminar. Después añadie.
El niño rió al notar que en efecto, era del tamaño de rop: IQué pequeño eres ahora, amito, te llevamos toda la las violetas y del hongo su amigo. Las margaritas de oro cabeza!
se balanceaban sobre su cabeza y una gota de agua al la media noche cayó una garúa finísima y al caer resbalar del pétalo de una de ellas le bañó la cara. Se re produjo una música deliciosa. San Juan llegó. Venía en volcó de alegría entre la hierba y luego se puso en el carro de estrellas quelda vuelta al Norte del cielo (1)
marcha.
que en esa noche se desp ade para traer a la tierra al El sitio designado para la fiesta era una explanada Banto degollado por el cruel Herodes. Lo guiaba un án.
cerca de los Ojos de Agua.
gel, en cuya frente estaba prendida la diminuta estrella Todas las filas de hongos que él había visto formarse que desde aqal podemos ver acomodada en el timón del al pie de los troncos se movían en aquella dirección. (1) LA OSM Mayor. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica