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Repertorio. Americano 285 59 El General Herrera.
Por eso, ese militar insuperable fué en los últimos veinte años el más generoso defensor de la paz y su baluarte más eficaz; él sabía log males que la guerra trae para el país y quiso evitarlos, poniendo en ello un noble empeño de todas las horas.
En su carta a Olaya Herrera decia. Sólo los que no saben lo qué es la guerra civil, pueden pensar en desencadenarla nuevamente sobre Colombia, y porque él lo sabía, fue una leal garantía de paz, y quería consolidarla de la única manera segura: por medio de la efectividad del derecho.
En ese sentido su carta de hace una semana al General Ospina es 90 documento que gritará siempre las más grandes verdades, y una suprema admonición que todo pa.
triota debe meditar con bondo recogimiento.
Am6 al liberalismo más que nadie, con amor fuerte e ingenuo, con fe inquebran.
table, pero no con pasión exclusiva e intolerante. Quince, veinte documentos políticos suyos acuden a nuestra memoria, que 10 muestran tendiendo la mano para el esfuerzo solidario, poniendo siempre en alto la dignidad del Partido, pero sin sustraerlo a su papel de elemento de vida en la República. Si no fué suya la célebre frase, sí fué él quien le dio vida y carta de naturaleza en nuestra política: La patria por en.
cima de los partidos. Ella encerraba su constante pensamiento. Degeaba ver a su partido por sobre los demás, y lo deseaba con ardiente celo de apóstol, pero sobre el y por sobre todo veía a la patria, y ella fué la que inspiró más fuertes latidos a ese corazón de cíclope, que ayer, cuando ya la muerte lo invadía todo, aún palpitaba con sereno ritmo, y parecía mostrarse superior a la asfixia y al destino, corazón que permaneció firme hasta lo último y que no cal16 sino cuando en la trinchera derruída de esa vida preciosa era ya lo único que resistía en lucha imposible contra la eternidad.
que aquél no había muerto sino material mente a manos del asesino, porque las almas de los grandes hombres siguen ca. Viene de la página 56. mipandor; siguen iluminando los oscuros la primera Magistratura. esos dos docusenderos por donde los pueblos enderezan mentos altísimos, llenos de un noble decoro sus pasos dolorosamente, dando conspelos y de un intenso sentimiento de justicia, y ejemplos, levantando a los que caen y hicieron que al embarcarse el General Hedando fuerzas y energías a los que vacilan.
rrera en las aguas del mar sin orillas, dejara El alma de Herrera también seguirá camitras de sí al liberalismo compacto, estrenando junto al liberalismo, acompañándolo chamente unido en torno de su figura epoen sus luchas y mostrándole más allá de nima, deseoso de realizar los ideales que el las pequeñas pasiones del momento, los acarició hasta en su postrer instante, y a los altos fines que nunca deben ocultarse, las cuales dedicó sus últimos pensamientos.
metas a donde se debe tender con anhelo Para ese varón fuerte, que no supo de generoso la dignidad y grandeza de la padebilidades y amb la lucha con ardentía tria, la libertad de las inteligencias, el celo varopil, no son homenaje adecuado las lápor la soberanía nacional, las garantías efecgrimas, y él no querría ver al liberalisino tivas, la realidad del derecho, el triunfo de acongojado en torno de su tumba, sino la democracia, la justicia para el pueblo, la al contrario, sereno en medio de su dolor resistencia viril e indomable a toda iniqui y atento a las enseñanzas que de esa vida dad, el empeño en poner siempre muy se desprenden. Una resolución de vida y alto el nombre liberal, y en no tolerar que un acto de fe son mejor tributo a este gla. et sea agraviado impunemente.
diador que, al través de sus años, luchó por el liberalismo, y por la patria, y les La Nación entera, sobrecogida, se inclina prestó inmensos e invaluables servicios de ante los despojos niortales del General, Ea alcance insospechado.
los más apartados rincones será llorado y Hablando de Lincoln decía Wilson con su nombre volará hoy de boca en boca, y ocasión del cincuentenario de su muerte, en todas despertará ut sollozo o una pala: 11 Ante esos ojos cerrados para siempre, el Partido Liberal hace alto, y presenta sus armas presa de una angustia y una emoción indecibles. En el año pasado, fué la política del General objeto de censuras y reparos por circunstancias que quizás provenían más que de él, de otros elementos, pero en los últimos días, el General He.
rrera había vuelto a realizar la unión del Partido, sin esfuerzo y sin resistencia. La convocatoria de la Convención de Medellín, por todos aplaudida, acal16 las recientes diferencias e hizo cesar las polémicas entre copartidarios; el memorial de agravios diri.
gido al Presidente de la República, y que él firmó con mano ya ardorosa por la fiebre, congregó en torno suyo a todos los libe.
rales, y volvió a establecer la perfecta unión de los días en que con delirante entusiasmo el liberalismo aclamaba su pombre para Mascarilla del Gral. HERRERA (Tomada por Fco. Cano. Cromos, Bogotá. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica