248 Repertorio Americano La Escuela milagro Traducción del folleto The Miracle School, by Frank Tannenbaum. New York City.
Tous leo situeren filteregione, del México ODA la situación educacional de México tienen propiedades, pero que nunca van a recoger sus rentas. No estarían seguros, y la más interesante de México. la cabeza gente no tiene dinero. Jamás ha tenido el del Departamento de Educación se halla el distrito una escuela. Se le ha dejado entreSr. José Vasconcelos, cuya suma ambición gado justamente a su propio destino, y en es darle a México un sistema de escuela el olvido, salvo a los niños delincuentes.
pública. Son tan numerosas las dificultades, La mitad de los de la ciudad de México de escasean tanto el equipo material y el perallí provienen.
sonal docente, que él está pronto a aceptar Cierto dia el Sr. Oropeza se apareció cualquier ayuda, venga de donde viniere.
en el distrito. Un hombre común, de me.
Se le atribuye el dicho de que si el diablo diana estatura, moreno, de ojos pequeños y llegara a ofrecerle fundar una escuela que redondos; habla en voz tan baja que más enseñe a leer y a escribir a los niños, le parece cuchicheo; más bien retraído, tímido, daria una cordial bienvenida. El problema modesto; delgado, algo encorvado, no llama de los standars (1. de los métodos, de los la atención de nadie. Se fué a vivir a una planes de estudio todo eso que venga más de las casas del distrito y dos meses tardo tarde; la primera urgencia son las escuelas enterándose de los alrededores y de sus en que los niños aprendan a leer y a esnuevos conocidos.
cribir.
Un domingo por la mañana sorprendió Cierto día se allegó un hombre a la ofia sus vecinos presentándose por las calles cina del Sr. Vasconcelos y le dijo: con un carretillo de libros. Llamó a la pri Señor, deseo fundar una escuela.
mera puerta. El dueño de la casa salio y Adelante: estoy encantado, dijo el Sr.
El maestro OROPEZA el Sr. Oropeza dijo: Vasconcelos. Buenos días. Qué le gustaría leer hoy. Deseo fundar una escuela en la Colonia de la Bolsa, Todos en México son corteses, hasta los ladrones son dijo el hombre.
finos, El hombre le cogió el sombrero, hizo una reverencia El Sr. Vasconcelos le dirigió una mirada inquisitiva.
y dijo. En la Colonia de la Bolsa? Repitió el Sr. Vasconcelos Buenos días, señor.
con tono sorprendido.
Luego, no sabiendo qué hacer, llamó a su esposa, y ésta. Sabe Ud. lo que es la Colonia de la Bolsa?
a los niños. Ofrecer algo y no aceptarlo está fuera de las Si, lo sé, interrumpió tranquilamente el visitante, el Sr. reglas de moral, y así, después de mucho discutir y examinar, Oropeza.
escogieron un libro, y el Sr. Oropeza les dijo que el domingo El Sr. Vasconcelos sonrió y dijo: próximo vendría por él y les traeria otro. se fué de puerta Le doy mis bendiciones. Váyase y establezca la escuela, en puerta, hasta que los libros se le acabaron. Volvió al do Todos saben que la Comingo siguiente con más lilonia de la Bolsa es el pabros y halló que algunos de raíso de los ladrones. No se los hombres los habían enquiere decir que el paraíso vuelto en periódicos para sea como la Colonia de la que no se ensuciaran. Otros Bolsa. Es el asilo de los exlos habían forrado y hasta pulsados de la ciudad de algunos que no sablan leer, México. En la Colonia de la buscaron a un andrajoso Bolsa se congregan los pamendigo que les leyera, patanes, vagabundos, ladrones, gándole por contribución perrateros, salteadores y musonal de algunos centavos.
jeres de mala reputación.
Siguió así el Sr. Oropeza Alli no hay policía; primero, nueve meses. Fundó una biporque no estaría segura y blioteca de setecientos vosegundo, porque el pueblo lúmenes. Nunca perdió un es tan pobre que nunca se libro. buena mañana lo roban los unos a los otros.
esperaba la gente en las El lugar no tiene calles. En gradas de la casa. Venían el distrito jamás se recojen los niños y le ayuduban a las basuras. No hay caneria tirar del carretillo. Se volvió y el Departamento Sanitario el amigo y confidente del no sabe si existe o no la vecindario. Los niños lo saColonia. Sé de personas que ludaban sombrero en mano.
en la Colonia de la Bolsa Una clara mañana uno de El Comisarlo de Agricultura hablando a una asamblea los viejos del vecindario vino (1) Normas a qué atenerse.
de agricultores mexicanos y le dijo. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica