Tom REPERTORIO AMERICANO Nm SAN JOSÉ, COSTA RICA 1924 LUNES 21 DE ABRIL SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Wilson UNA FIGURA EJEMPLAR tigua cátedra rectoral de Princeton, desde la cual un profesor modesto dialogaba platónicamente con los filiales discípulos.
El segundo monento debió comenzar cuando el kaiser consideróse obligado a explicar al presidente la incalificables destrucme preguntaran cuál es la mayor gloria la previsión de su pueblo y de sus antece.
ción de Lovaina. Acaso influyó en aquel im.
pulso de Guillermo II el rubor de su obra sores, estall6 el conflicto más formidable de fracaso. Su fracaso, porque en el radica la la historia. Todo el sedimento de las viejas ante la jerarquía profesoral de Wilson.
evidencia de su superioridad. Lo que hubo barbaries, concentrado en la supervivencia Recordáis los términos inauditos de aquella misiva? La cousidero uti caso nunca supera. de redentorismo en su obra tenía que ser de las aptiguas formas de dominio, se des corobado forzosamente con la irrisión y la bordo en su natural consecuencia: la guerra.
clo de cibismo histórico. Nos hemos visto cruz. Su cruz fué la soledad de su destierro La guerra, para ciertos regímenes, no es un obligados a destruir la ciudad; pero hemos espiritual, y la amargura de la incompren medio; es un fin. La guerra es una extenconservado el bello edificio de su Ayunta. sión debió de confortarle como una copa de sión de la caza, y tiene su placer en sí mis.
miento. Imagináis abora el efecto de mirra.
ma, pata las formas atávicas de Tá sociedad.
aquella lectura en el alma del presidente?
Reconstruyamos la hora histórica de ese La primera impulsión de la conciencia de El diálogo entre los dos jefes tiene la forma hombre. Hay en ella la paradoja de un con. Wilson fué el horror, simple y puro, la trágica del choque entre dos humanidades.
flicto formidable; una conciencia honda gran fereza desencadenada. En aquel moJamás podían comprenderse. El uno era la mente pacifista puede ser arrastrada a la mento, la abstracción de su pacifismo prevasupervivencia de los caudillajes materiales, mespadas salidas de los viejos castillos para guerra por amor a la paz, Wilson era un leció sobre toda consideración anecdótica, buen profesor de Derecho, que había tem No quiso plantear ante su pueblo la cuestión sus correrías de presa. El otro era la guía plado su alma nativa en el ambiente de su jurídica envuelta en el caso concreto de luminosa de los espíritus para la obra de ciudad universitaria. Elevado a la suprema (aquella guerra. Odio, sencillamente, da amorosa convivencia entre los pueblos.
magistratura de su país, representó el adve. guerra. pareció que la sede del Capitolio Este segundo momento llegó a su madunimiento de un sentido político opuesto a de Washington era una elevación de la an. Pasa a la página 67. la trivialidad energética de un Roosevelt.
No era precisamente un continuador de la tradición austera (un poco a lo Cincipato)
de Washington pi de la herencia puritana de Jefferson. Su verdadera tradición estaba en Lincoln, porque, como el presidente mártir, aportaba a la política una valerosa «En aquellos dias vino Juan Bautista predicando en el desierto de Judea, y fidelidad hacia las normas ideales.
diciendo: Arrepentios porque el reino de los cielos se acerca. Su caso personal tiene algo de la aventura SAN MATEO I11 19 interior de Fausto. Así como Fausto ve súbitamente transportado a la realidad vívida el Por las tardes, al caer el sol, y en las no. quizaba a los neofitos. Antes que fueran mundo cerebral de los mitos y de las ente. cbes claras, iluminadas por la luna y por éstos dignos del bautismo. cuántos desmalequias, y tiene amores con la Belleza mis el epjambre de las estrellas en el cielo lím. yos y vacilaciones! Cuántas dudas y confuma, cuajada desde su abstracción en las for. pido, hablaba Juan con palabras apasionan siones en aquellas almas semi arrepentidas, mas vivientes de Helena, así ese hombre tes sobre el Mesías, que todos esperaban; y cuántas sombras que desvanecer en mu.
descendió a la vida politica material desde cómo se haría para establecer y consolidar chos que deseaban la Nueva Era, pero que sus libros y sus elucubraciones. Maravillosa el Reino; cómo habría que enderezar las no comprendían cómo había de ser su ad.
ingenuidad la suya! Nadie puede negarle el sendas del Señor para que la Justicia andu venimiento. La rutina, el miedo, la pereza, mérito singular de haber subido al Capitolio viera por ellas sin estorbos. De pié, sobre el orgullo, la codicia, la estulticia, todas con su alma de niño y haber creído, inge. algún risco o sobre una peña que surgía de las hidras abullaban a un tiempo, revolnuamente, que la política es el arte de apli. la corriente, su alta y dura silueta se recor: viéndose contra el profeta, en aquella lucar a la realidad el ideal puro, y no el arte. taba en el aire sereno, y sus ademanes po: cha cuerpo a cuerpo con las tinieblas. Así, de prostituirlo con argucias. Ya no serían. derosos recordaban la vara de Moisés, divi. a cada uno a quien iniciaba con el bautis.
para él meras abstracciones de cátedra las diendo las aguas. Los ecos de su voz, sonora mo, Juan sentía como si aquel agua que actividades ofrecidas a su labor ciudadana. como la voz de la tormenta, recordaban los vertía sobre la cabeza contrita se llevara Serían carne de pueblo, oleadas de muche truenos del Sinaí, y hacían pensar en una una costra de impurezas, sus dedos sar.
dumbre, la vida integra de un gran pueblo Nueva Ley, más viva y más severa que mentosos arrancaban errores e iniquidades en sus grandezas y miserias.
aquella que se grabara sobre tablas de piedra. de aquellas almas orinecidas en el mal, y Pero no sospechaba que su magisterio Por la mañana, desde que se oía el canto cuando, ya el sol en el zenit, Juan, extehabía de adquirir amplitudes mucho ma de las alondras, el Profeta se purificaba sa. puado, se alejaba para reparar sus fuerzas yores. Allá, en Europa, tierra sustraída a mergiéndose en el Jordán, y luego, cate. con un sorbo de miel silvestre, el profeta El sermón sermón de Juan Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica