346 2472 Repertorio Americano MANANA Risueia está la vida. La luz en el paisaje ondula como un velo dorado y (transparente.
Canciones de las aves. Rumores de la fuente, y una agreste fragancia en el alto follaje.
de honda paz y beatitud celeste; y desde el fondo de mi amor contemplo cómo se alejan las llanuras tristes hasta tocar la inmensidad del cielo.
Pasa una nube silenciosa y lenta como la vaga anunciación de un sueño, y en la lejada soledad se pierde el dulce canto del postrer labriego.
LA ULTIMA CANCION de ese adjetivo ni siquiera se echaría de ver, y así se llamad siinplenieute Sócrates, Jesús, Dante, Tolstoi, Eids.
tein.
Como Juan José vo se siente ni entre los primeros ni entre los seguodos, inconscientemente coloca el ñor sobre la cabeza de su héroe; y el ñor americano cobra en torno de la frente valta y limpia» del viejecillo, un aspecto de enniarañamiento luminoso de humildad y orgullo naturales, que nada tienen que ver con la modestia y soberbia que tanta aceptación tienen entre la hipocresía e insolencia de las gentes civilizadas, aspecto que hace pensar en el musgo dorado por un rayo de sol que crece sobre la corteza de un árbol hermoso.
RECLINASTE EN MI PECHO.
Reclinaste en mi pecho tu cabeza, temblorosa de amor entre mis brazos.
Levemente tus labios sonreían y tus ojos estaban entorbados.
Así te contemplé por un instante.
y Lundí todo mi espíritu en tus labios.
Dulce silencio de la tarde muerta sobre los campos de fragancia llenos, cuando en el alma una canción reniota llora la ausencia de un amor sereno.
Llegan las sombras hasta los cristales de mi ventana, insiuuando un dejo Divagaciones en torno del libro de Juan José Carazo r Juan José Carazo pone al frente de su libro su nombre, sin pensar que esto de ser autor da cierto prestigio a los ojos del prójimo; al hacerlo lo aquí un libro que se nos pre. fuerte como para no escapdalizar a los apima el mismo sentimiento que tu.
septa con la hermosa sencillez de pudorosos con su sapa desnudez. viera al dar el nombre para registrar un fruto maduro y jugoso que acaba La impresión que deja su autor es la partida de nacimiento de un hijo.
de desprenderse del árbol.
la de que al escribir su libro no ocupa Al hablar de su obra no lo hace como La vanidad epidémica no ha puesto una cátedra sino un banco de esti. de una propiedad: lo que escribe está ni un adarme en la elaboración de sus diapte; y su libro, la de una obra que en la vida, y él no hace más que páginas.
no pretende ser defpitiva, sino de alumbrarlo con los rayos de su entu.
El hombre que lo ha escrito no se esas que en vez del punto fipal cate. siasmo para hacerlo visible a los ojos tiene por un hombre de Ciencia, ni górico tienen al terminar in signo de de quienes no habían podido o querido por un hombre de Arte. Es tan sólo duda. y la duda es infinitamente mirar. Lo importante para él no está un hombre que se ha puesto a obser. más dinámica que la certidumbre en su nombre sino en que se mire con var con Amor y a contar con pasión un signo de interrogación seguido de amor a sus queridas plantas. Lo im.
lo que ha sorprendido en la naturaleza unos puntos suspensivos, campo libre portente está en egitar la Curiosidad, y en los libros, sin ansias de que sui para que la Curiosidad y la Esperanza sobre todo en el pensamiento de los nombre pase a la posteridad, ni de puedan venir a otear el porvenir. El pifios en donde la moral no ha podido fundar escuela, ni de lanzar verdades mismo se expresa así en su explica aún chupar la espontaneidad. La inconmovibles, de esas que para po ción liminar: No es eso definitivo, Curiosidad! la primera de todas las ser discutidas se van derecho al fondo, pues más adelante deberá variar con virtudes cuando pone su fermento en con ánimo de pasar los siglos en una forme vaya variando la visión del una poble inteligencia El Génesis nos dulce penumbra o en una absoluta os. hombre, es decir, mejorando. la presenta como la chispa que encen.
curidad.
dió la vida de la humanidad. Sin em.
Las plantas le atraen más que los bargo, es una fuerza vista general.
hombres, porque le parece que viven El héroe del libro de nuestro awigo mente con malos ojos por la Escuela una vida más justa, y de toda su obra se llama «por Juan. y por Juan es y una de las pruebas es la gran acep.
se siente levantarse un canto a las Juan José. esto de que delante del tación que tienen ciertas lecturas con plantas parecido a aquel que Walt nombre vaya un nor y no uo don, no moraleja, que tiec deu a apagar en el Whitman entonara al pensar en los es porque de la combipación le resulte ánimo ipfaptil el ansia de buscar para animales: un don Juan, personaje que me encontrar atrevo a asegurar desconccido en sus vivir Por sólo esta tendencia de querer «Pienso que podría transformarme y dominios sentimncutales, si es algo con los animales, darle a la Curiosidad un capital inte.
son tan plácidos y se bastan de tal modo a sí que no tiene sentido alguno en el caso rés en Educación, es hermoso el libro (mismos! presente para quien conoce intima de Juan José Carazo.
Me detengo y los contemplo largo, largo mente al autor. La afinesis nos revela (rato.
Es muy probable que seráu tuuchos su actitud interna con respecto al pa. los espíritus que saldrán inquietos de blico que es la de pasar inadvertido esas páginas, deseando comprobar lo No sudan ni se lamentan por su condición, no están desvelados en la oscuridad llorando como pasaría el anciano solitario, de que dice Burbank sobre la poliuiz. ción por sus pecados, tosca apariencia, en la Feria de las de las flores o lo que cuenta el autor no me enferman discutiendo sus deberes Vanidades, a quien nunca nadie allí de la pérdida de las espinas en los (para con Dios, habría saludado anteponiendo un don rosales que crecen en ambiente proninguno está descontento, a ninguno lo en.
a su nombre. loquece la mania de poseer riquezas. picio, de la generación espontánea y El don lo colocan el ser vilismo y el tantas y tantas otras cosas maravi.
El libro de Juan José Carazo es un respeto, en los dueños de riquezas, en llosas.
libro leal que no trata de parecer sino los que visten bien, en los maestros y al terminar pienso con cariño y de ser. Dígaplo si no la frase tosca, la en las gentes de saber. No en los gran. respeto en el amigo que ha escrito este forma descuidada tirada de cualquier des maestros, cuya sencillez es la del libro, y me parece ver su cabeza altiva modo sobre el pensamiento limpio y mar o del sol en donde el penachillo e hirsuta que uo sabe hacer zalemas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica