Repertorio Americano 127 Evidente. Pero no está ahí el secreto del y los planes profundos. Sus ojos, de un Florecillas secreto de su prestigio sobre las almas. Yo color de castaña dorada y de pupila muy lo miraba con atención. Nos hablábamos negra, me miraban. Me llamó la atención He salido al campo después de los muy de cerca uno del otro, sobre el pavi su dulzura infinita. Mucho se ha hablado primeros días de lluvia. Recorro los mento de mármol de aquel grandioso salón de su fogosidad en la acción. En el reposo, angostos senderos afelpados de fresca del palacio Chiggi, en uno de cuyos ángulos es maravilloso de bondad. Toda la faz, todo grama verde cuajada de gotitas bri.
está su mesa de trabajo. nuestro lado, el hombre, en las horas tranquilas y con.
llantes de rocío. Las florecillas silvesuna enorme esfera marcaba el centro de fiadas, expresa un deseo, una necesidad de tres están como regocijadas con la aquella aula señorial. Casi cara a cara, me amar, uua afectuosa expansión. eso es lo llegada de las primeras lluvias y se hablaba sencillamente, sio ademanes, cou que seduce, lo que conmueve, lo que con.
balancean en sus tallos con una ale.
voz tranquila de hermoso timbre. Bien con quista. Ama a sus semejantes, ama a su gría sana cuando el viento las acari.
formado, vigoroso, de estatura mediana, patria, ama a la humanidad. Ama, en fin!
cia. Estas florecillas del campo son vestido con sencillez, la luz le daba de lleno Y, por el amor y para el amor, ha vivido y como más ingenuas, como más sioce.
sobre el rostro, hoy tan popular. En sus vive y ha querido ser el dux, el conductor ras que las de la ciudad. Abren sus mejillas y en su mento hay una tenaz som que edificará una fuerte y magnánima Italia.
corolas con cierta sencillez, dan su bra azul a despecho del rasurado perfecto.
Conocida es su fisonoma de rasgos antiHENRI DE NOUSSANNE.
perfume con más naturalidad y tienen una dulce timidez llena de encanto.
guos. En ella se encuentran los poderosos Paris, novbre, de 1923.
Yo he pensado, que en el cielo de las relieves de la energía romana. Bajo la vasta (L Tusstration, Paris, flores, puesto que éstas también ha.
frente, yo adivinaba la audacia de las miras Trad, de El Tiendo, Bogotá. brán de tener su paraíso, las floreci.
llas campesinas serán de las primeras por su espíritu de humildad, ajeno La hora que pasa de pompas como las flores ciudadanas, Ellas dan su aroma por el placer de darlo, conscientes de su misión, y luego morirán olvidadas sin antes El Repertorio Americano ha reci. blorosos, que se apaciguan despuéshaber lucido en el pecho de una mubido de un amigo estas páginas es. muy lentamente, hasta quedar el cielo jer hermosa, esplender en un jarrón critas por una dama costarricense invertido y el sol rutilando como una elegante, o adornar la solapa de algún que se oculta bajo el nombre de vieja moneda perdida.
barbilindo ridículo. Blanca Milanés.
Estas florecillas campestres las ama.
Sensación fresca del paisaje, melancolía del tiempo fugaz, reflexión ba con tal terpura el Santo de Asís, La guacamaya que cuando andaba por el campo las fina, amor de las cosas humildes, apartaba cuidadoso para no tronchar.
prosa cuidada, de todo esto hay en Desde la ventana de mi balcón veo las al caminar. Deberían llamarse en las páginas de Blanca.
todos los días una locuaz guacamaya Que no sean las últimas que re de vivos matices que se pasea por el homenaje al poeta de Asís «florecillas mita al Repertorio.
franciscanas. por su espíritu de hutejado de mi vecino. Ostenta muy bien repartidos los tres colores prima. mildad, pero nosotros los civilizados confundimos lastimosamente la humil.
rios: la cola y el dorso del cuerpo de un rojo exaltado, las alas azules de un dad con la tontería.
azul de Prusia, y el pecho amarillo.
Hoy han caído las primeras lluvias Sobre la cabeza luce un moño colo.
Esas nubes.
de abril. Fué un aguacero fuerte que rado, y al verla que se pergue cori repiqueteaba sobre el techo y en los cierta petulancia he pensado en aque Hallovido incesantemente durante vidrios de mi alcoba como un tambor llos descamisados de la Revolución dos horas como sí se hubieran abierto tocado por las duras manos de un ve. francesa con sus gorros escarlatas. En todas las cataratas del espacio. en terano. Después del chubasco siguió los días calurosos, precursores de llu esta sobretarde melancólica, ya sereuna llovizna persistente que envolvió via, agita las alas con alegría dando pada la atmósfera, contemplo los inla ciudad en un manto de neblinas agudos chillidos y con el corpo pico, numerables escuadrones de nubes en tristes. El invierno anda, a poner en que se parece a la nariz de un Empe marcha al Poniente. Hacia donde mi corazón una sedante sensación de rador romano, puesto sobre las tejas, caminará esta pausada procesión de nostalgia que me produce un extraño hace pequeños recorridos dando ale. nubes? Algunas retrasadas se prenden desconcierto. Yo amo los días de sol, gres saltitos. Esta guacamaya proba. al picacho más alto de la montaña los días cálidos que encienden mi san blemente fué domesticada en alguna como cansadas del ignorado viaje y gre de misteriosos deseos, que ponen casa de las tierras calientes, y cuando otras se deshilachan suavemente hasta en mis mejillas vivas llamaradas de abajo en las calles ladra un perro, desvanecerse. Mañana serán lluvia carmín y en mi carne morena suaves alborota un chiquillo o lanza una pa. benéfica en el campo, irán a aumen.
toques de bronce. Amo el sol que ma. labrota algún carretonero maldiciente, tar el caudal de los ríos que secó dura las uvas, que incita a cantar en la guacamaya les grita persistente.
el verano o a pagar la sed del cami.
sus flantas monocordes con un cantar mente esta palabra. Menguados. nante. Conocerán viejas ciudades, palargo y hondo a las cigarras imprevi. acaso este animal tenga razón. sarán sobre valles y desiertos, pero tú, soras, que hace reventar los granos Somos cobardes, pusilápimes, tontos. mi alma Dostálgica, prisionera en tu germinales, y me complazco en aso. Nos consumimos sin haber dado para cárcel de barro por los convencionamarme al brocal del pozo que hay en nuestros semejantes lo que hubiéra. lismos humanos, te consumes de has.
mi huerto, cuando el sol cae vertical mos podido dar. No sabemos vivir la tío. Si al menos pudieras tener la li: mente sobre el agua fresca y se goza vida, dón el más hermoso de Dios. bertad incontenida de esas pubes en mirarse extasiado como una mujer fugitivas, de esas nubes.
enamorada. Entonces tiro una guija al fondo y toda aquella quietud se Lea el REPERTORIO y recoBLANCA MILANÉS cambia en una agitación de oros tem.
miéndelo a sus amigos.
Abril, 1924.
Las primeras lluvias. Este documento es propiedad Ve la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica