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Repertorio Americano 237 En la coronación de Helena I, Reina de.
la ascension dolorosa, para fundirse unificadas en el ápice.
que es el trono sereno donde reposa la ciencia y sonríe amablemente a los pugnadores, con ese gesto ambicionado que los los Estudiantes de Bogotá hombres apellidamos certidumbre! Porque a medida que la humanidad estudia, va acercándose a la unidad, en prosePalabras de GUILLERMO VALENCIA, dichas en el Teatro Faenza. de Bo cusión de la fórmula sintética que recoja en un haz todos los gotá, la noche del 21 de setiembre rayos de la sabiduría, de la virtud, de la experiencia y del pasado dolor humanos: el rayo único, y el haz que, en matizada gavilla, sean al mismo tiempo la fórmula suprema de la verdad Señoras, señores: y el bien.
En el reino de los estudiantes, como en el país de las hadas, fluyen los sucesos prodigiosamente, en una atmósfera El cuerpo de Prometeo desapareció para siempre, de los diáfana, sonrosada y pura. Aquel áureo cerco, que simboliza picos de Elbruz, en el Cáucaso tormentoso; mas puede verse la realeza, pasa allá, entre armonía, desde unas sienes ungitodavía el sitio en que se fijaban las cadenas que lo sujetadas a otra frente radiosa, sin más normas rituales que una ron, y la roca molida por la inquietud del mártir que se robó franca, dulce y leve sonrisa de las dos soberanas: idioma la eterna llama. Los hombres no han podido todavía franinefable que compendia la florecida idealidad de un reinado quearse camino visible hasta esa altura, y se empeñan busque concluye dejando mullida la senda, de corazones y laurecándolo, soterrados bajo la abrupta mole; horadándola penoles, y de otro que despunta entre frescura matinal y róseos samente para llevar sus galerías hasta el lugar preciso en que celajes de esperanza. No asi en nuestro mundo real, en que agonizó el precursor. Junto al camino subterráneo que labra la diadema es concreción de dolores humanos, cuando no símla justicia humana hacia el equilibrio final, ondula el invisible bolo de violencia feliz, que en sus miríficos florones, ha reatajo del arte intuitivo; acercásele la ruta difícil y sinuosa de flejado tantas veces el nácar de la perla y el de la podredumlas ciencias experimentales que desentrañan el secreto de las bre, sin que hayan conseguido neutralizar del todo aquel edades y el misterio profundo de las cosas visibles; paralelahondo sentido maléfico, ni la virtud subyugadora de las Galas mente, adelantan su esfuerzo la metafísica que respira mal en Placidias, Teodoras, ni la piedad domesticante de las Blanaquel antro; la filosofía que vacila y la teología que se asficas de Castilla, ni la generosidad creadora de quien recogiexia. La matemática guarda silencio, medita, calcula y prosira un día los trofeos de la reconquista en la sede occidental gue, bajo la inspitación de Novalis que le grita. la existencia de los Kalifas, y sintiera palpitar entre sus manos todo el pede los dioses es matemática; los números son los dogmas»
so de un mundo nacido al doble influjo de su feminismo y de Muy cerca de aquel sector que adelanta entre sombras, el su raza; ni la gracia que sonrió entre encajes, en Margarita dolor humano, con toda la fuerza de un torrente que va busde Valois; ni las liliales manos de la reina de Hungría, en cando cauce al través de los obstáculos, desmenuzando rocas contacto con irrecordables dolores, pues se ofrecerá siempre y sobrepasando diques, inundando valles, decapitando cimas, delante de nuestros ojos espantados el disco rutilante y trádilata su vasta galería, en que van confundidos «los gritos de gico que evoca fatalmente aquel plato que, en la fortaleza de la madre que da la vida y los jayes! del hijo que la recibe. Makerus, portó en día ya muy lejano la felina cabeza del las angustias del hambre no satisfecha, de la sed sin alivio, Jaokanan así como en hora más próxima, trajo para la liberde la mariposa ilusión que perdió sus alas al nacer, de la tad hambrienta, las segadas testas de las víctimas reales.
pugna estéril, de las simas sin luz, del río sin puerto, del ¡Cuán lejos está de estos horrores y pesarosos recuerdos, el océano sin barcos, del sacrificio sin compensación, del dolor festival que aquí nos congrega! La juventud que sueña, que. sin alivio, de las cadenas sin defensa contra el buitre voraz, trabaja, que lucha, que sufre, ha fundido al fuego inextinguide la indecible amargura de lo que pudo ser y no cons guió ble de su entusiasmo renovador, un numen que reproduzca realizarse. Cuando todos estos grupos y falanges humanas integralmente sus anhelos, que la encarne, que la dirija, que hayan profundizado, entre las tinieblas, las penosas rutas hala aliente, que la vivifique y consuele, que le muestre el cacia el lugar de martirio desde donde Prometeo arrebató la anmino con sus ojos de sideral fosforescencia, que alce en su torcha, llegará un día en que comiencen a oirse ya muy cerca brazo, unas veces la égida protectora, y otras el gladio arlos golpes de las picas que van franqueandose camino hacia diente que señala los caminos del triunfo. Así surgiera Palas, el lugar de la promesa, del sacrificio y la liberación, y, cuando del cerebro del padre Jove. qué es la juventud, si tornaal choque final, vuele hecho trizas el levísimo tabique que cemos los ojos al suelo, sino el alma creadora de este restrindió como un velo para permitir la conjunción y el abrazo de gido futuro tan cercano a nosotros, que apellidamos patria?
tanto ensueño, de tanta fatiga, de tanta virtud, de tanto amor Por eso la reina estudiantil, es al propio tiempo una diosa y de tantos pesares, los múltiples caminos se habrán fundido con arreos de Minerva, concebida por el cerebro juvenil en en un solo que, a la manera de inmenso cráter concentrada el instante de su expansión creadora, seguro de que en el toda la actividad interna, de salida única al inextinguible cadía supremo de la lucha ella descenderá desde su alto asien lor humano, por la cima de un monte de la tierra que no se to a confortarle y a pelear por él, bien así como en el poellamará Elbruz, del Cáucaso, sino Calvo Monte, modestamente ma homérico, Atenea bajó tantas veces sostener el brazo erguido en las afueras de una ciudad de Palestina, donde fue de Aquiles, eterno símbolo de la juventud generosa, tal como plantado por segunda vez el árbol de la vida, y desde donde lo esculpiera Zeuxipo, en la descripción de Cristodoro de tendió sus brazos al inacabable fabrazo de los hombres, el Coptos. Cómo esplende el juvenil Aquiles, guerrero imberbe!
Crucificado de Jerusalén!
No lleva casco. Se diría que su diestra blande espada y su Cuando pienso que estas soberanas, que esta reina creada siniestra embraza el escudo: tan noble es su actitud! Todo en por la gracia de vuestros corazones, recoge, concentra y reél respira amenazas y guerra; brilla el ojo en que se ve ful fleja en si, como el mágico espejo de Paracelso, toda vuestra minar el fuego innato de los belicosos Eácidas. qué otra existencia actual, me conmuevo y medito! Vuestra diaria lacosa sois vosotros, estudiantes, sino guerreros inflamados bor, tesonera y vibrante, busca una finalidad inmediata: vuespor el amor del inaprehensible ideal! Cuán duras de trepar son tra instrucción, vuestro triunfo, vuestra gloria, vuestro tributo las agrias cuestas de la sabiduría. iqué enhiesta pirámide, al patrio bienestar. Mas ese esfuerzo viene ligado a una dulce ese vasto polígono cuyas aristas van acercándose a lo largo de añoranza, a un amor íntimo, a un sentimiento geórgico, deli Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica