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Repertorio Americano cribieron siempre Monte Sacro (1) y Monte Sacro repitie. Palatino y el Celio: el prócero macizo de pinos de la Ca.
ron los cronistas e historiadoras más inmediatos y mejor sina Farnese y la verde mancha de la Villa Mattei, en documentados de la revolución colombiana, como Res. donde un tiempo ocultaron sus amores el Príncipe de la trepo (2) y leary (3. La confusión, al parecer, comienza Paz y María Luisa.
en Larrazábal, quien en el mismo párrafo escribe Monte El Aventino fué en la Roma primitiva o Roma qua.
Sacro y Aventino. 4) considerándolos cono una misma drata el barrio popular o de la plebe. En cambio, el Monte cosa, pero de tal suerte que, al describir la escena del Sacro o Mons Sacer, es el paraje distante de la ciudad a juramento, la descripción se ajusta más bien al Monte donde por primera vez hacia el año 259 260 a. 8)
Sacro, a cuyos pies corre el Anio, y de ninguna manera la plebe, particularmente la del agro, después de po con.
al Aventino, que del Anio queda a la distancia de algu. sentir en dejarse alistar para la guerra, se retiro, enojada nos kilómetros. Después de nombrar el Aventino, La de la rígida aplicación de las leyes contra los deu.
rrazábal escribe entre paréntesis Sacrum Montem, cosa dores, Reducida con halagos y promesas, años desimputable talvez a distracción de un copista, ya que pués, como no cumplieran sus promesas los patricios, ya es Mons Sacer el auténtico nombre latino del ilustre co. con alguna organización y mejor preparada y apercibida llado romano que recibió el juramento del Libertador de a resistir, se retiró de nuevo al Monte Sacro. Privados así América, Igual confusión continúa en muchos de los de cuantos ejercían los indispensables y más humildes que escribieron después de Larrazábal, entre ellos Man. oficios y meesteres de la república, se vieron los patri.
cipi (5) y Gil Fortoal. cios en la necesidad forzosa de negociar, y a ese fin enEl error se explica fácilmente por el hecho de haberse viaron hábiles embajadores a la plebe. Entre ellos fué más de una vez calificado de sacro al Aventino, como Menenio Agripa, quien con su elocuencia anatomofisio.
teatro que fué de justas reivindicaciones populares; pero lógica algo burda, entre bufa y seria, los persuadió a esa misma calificación la merecieron en general todas las volver a la ciudad, terminando felizmente con un suceso colinas de Roma, como particularmente la mereció el que, por sus caracteres y origen, asume el significado de monte capitolino y puede el mismo Palatino merecerla, primera huelga de la Historia.
según el afecto. o la intención política de quien escribe o Recuérdese a hora cómo. Simón Rodríguez, en punto habla. Pero, aun suponiendo que se tratase de una misma de educación y de otras materias y disciplinas, fué un colina y que las palabras de Monte Sagrado o Sacro no perfecto socialista avant la lettre. Después de decir que fueran sino designación metafórica del Aventino, Bolívar muchos socialistas han emitido ideas cuya prioridad pu.
nunca se hubiera servido de la designación metafórica. diera vindicar don Simón Rodríguez, Amudátegai (9)
Su maravilloso instinto del estilo, patente en sus discur. lo define el primer socialista suramericano. Bastaría esto Sos y proclamas y en numerosos pasajes de su correspon. a sospechar por lo menos una secreta predilección o elec.
dencia, se hubiera rebelado a escribir dos palabras en vez ción por la que el maestro del Libertador y su guía espi.
de una y aún más escribir dos palabras que unidas po piritual en la Ciudad Eterna enderezara deliberadamente suenan muy bien en vez de esta única palabra, por sus al Monte Sacro los pasos del discípulo.
cuatro vocales tan ricamente enfónica: Aventino.
Sólo a título de documento curioso merece recordarse, al Asimismo la profusa parrafada retórica puesta a modo tratar de este asunto, el Sketch of Bolivar in campaign. 10)
de preámbulo del juramento (7) ep labios de Bolívar y que de un oficial de la Armada estadunidense. Después de tiene el aire de haber sido invención de don Simón Ro. visitar a Bolívar en su campamento de Huaraz en el Perú, dríguez, es indigna del héroe y puede tacharse de apócrifa. aquel oficial, al escribir la barración de su viaje, atribuye la verdad, es la retórica del tiempo, la retórica de la al Libertador palabras que dan a la escena del juramento Revolución y de Volney, muy atiborrada de nombres el marco insuperable del Palatino, a donde el Libertador griegos o romanos. Bolívar no podía sustraerse a ella y, ascendiera con Simón Rodriguez y otro compatriota. Paen efecto, no se desdeñaba de acudir a su uso; pero atem. labras confiadas a la memoria, para ser transcritas des.
perándola, cuando lo hacía, con la no aprendida sobrie pués con más o menos fidelidad, tienen escaso valor, dad y mesura del escritor de raza y con aquel su instinto sobre todo confrontadas con el testimonio escrito y per.
del estilo por el que, valiéndose de palabras triviales y sonal del protagonista, comunes, troquelaba de cuando en cuando medallas eter.
nas.
El Aventino se halla sensiblemente hoy como en 1805. Pero aún cuando faltara, que no es el caso, la autori.
Dos curvas y empinadas calles lo atraviesan, la de Santa dad irrebatible del propio Libertador, y a causa de ello Prisca y la de Santa Sabina, orladas, en toda su longitud, pudiera subsistir la duda, nada importaría que la escena por tapias de huertos, conventos e iglesias que impiden del juramento pasara en el Monte Sacro o el Aventino, admirar el paisaje de Roma. si desde la calle de Santa en el Palatino o el Capitolio, en el Viminal o en el Ja.
Prisca se admira hoy ese paisaje, es porque hoy se puede vículo, en el Celio o el Quirinal, en el Monte Mario o en entrar a uno de aquellos huertos donde hay establecido el Pincio, porque todo eso es Roma y siempre quedaría un restaurante llamado el Castello dei Cesari, obligada es intacta la significación del juramento.
tación de los viajeros de paso por la ciudad. Desde la ga.
Bolívar fué el único de nuestros libertadores de la lería de cristales del restaurante se divisan en parte el América del Sur que recibiese inspiración romana, por ser aquel cuyo sino coincidía en un punto esencial con el sipo de Roma. Una afinidad secreta y poderosa debía (1) Carta de Bolívar a Simón Rodríguez, fechada en Pativilca, enero 17 de 1824.
atraer hacia la ciudad que intentó y estuvo a punto de (2) Historia de la Revolución de Colombia, pág. 180. Edición realizar la unidad del imperio y de la fe, al hombre que de Besancón, 1853.
ideó e intento realizar la unión de los pueblos de la Amé. 3) leary. Memorias. Edición de Caracas, 1883, tomo I, rica hispana. una mañana de primavera, como yo me pág. 22 y 23. 4) Larrazábal. Vida del Libertador Simón Bolívar. Tomo I, pág. 15. New York, Imprenta Jemkins, 1865. 8) Mommsen. Romische Geschicte. Edición de Berlín.(5) Bolívar et emancipation des Colonies espagnoles, página 1874. Tomo 151, Librairie Academique, Perrín C4, París, 1912. 9) Amunátegai. Ensayos biográficos. Edición oficial de (6) Gil Fortoul. Historia Constitucional de Venezuela. Tomo Santiago de Chile. Tomo IV, pág. 228 y 237.
I, pág. 206. 10) Traducido con el fitulo de Cómo vivia Bolivar en cam(7) El libro del centenario. Bogotá, 1883, pág, 74, Manuel paña y publicado en la Lectura histórica semanal, dirigida por Uribe, Eloy González. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica