razones. 236 Repertorio Americano dido más de una vez con el oido en la vidriera, es «Murió gloriosamente en Pichincha; pero vive en nuestros cocuchando mis lamentos. a nosotras dijeron las hojas yertas, volviendo Que a su madre, la señora Garaicoa, de Guayaa subir en el aire nos ve también con miradas quil, matrona respetable y muy republicana, se le pagara mendulces y afectuosas que nos dan un grato consuelo. sualmente el sueldo que hubiera disfrutado su hijo. Quién podrá ser. repitieron a un tiempo la campana, el viento y las hojas. este respecto, ha dicho el coronel López, mientras observaban con asombro al piadoso oficial del ejército: caballero de la ventana, los gorriones, satisfecha el hambre, retornaban a la torre batiendo las alas ale Era un espectáculo tan conmovedor como solemne, el ver gremente. cuando llegaron a la cornisa, el cam a los soldados de aquella compañía en los días de revista de panero, humanizado, les dijo de este modo: comisario al proferirse el nombre del capitán Calderón, llevar Si no me guardáis rencor, sacadme de la duda: el fusil al hombre con ademán de orgullo marcial, y responder ¿quién es ese caballero que en un día como éste se con una especie de religioso respeto. Murió gloriosamente en acuerda de vosotros. Es un loco, quizá. Pichincha; pero vive en nuestros corazones. No dijeron sencillamente los gorriones. Es un poeta.
Muchas acciones meritorias tuvieron lugar en este MARÍA ENRIQUETA (1) sitio. Peruanos acaudalados y a la par de ánimo excelso, ofrecieron a Sucre sus recursos para ayudar a (De Antena, México, la manutención de las tropas; y el pueblo, el virtuoso pueblo, nervio de las naciones, dió de si más de un 76. Llegué a la pobre cabaña.
ejemplo de virtud eminente y de culto a la patria.
Cuando los marqueses y los mariscales se pasaban al enemigo, un mancebo, que llevaba en las venas Llegué a la pobre cabaña la pura sangre de los hijos del sol, se inmolaba geen días de primavera, nerosamente por la libertad de su país. Llamábase la niña triste cantaba, José Olaya, de veinte y ocho años. Vivo y audaz, iba la abuela hilaba en la rueca.
y venía con la correspondencia entre los sitiados y. Buena anciana, buena anciana!
los patriotas de Lima. Sorpréndenlo una noche las bien haya la niña bella patrullas realistas, y, llevado a presencia de Cantea quien desde hoy amor juro rac, se resiste a decir los nombres de las personas con mis ansias de poeta.
a quienes iban dirigidas las cartas. El español enfuLa abuela miró a la niña, recido le manda azotar, y el preso sufre el castigo la niña sonrió a la abuela.
sin derramar una lágrima, ni exhalar un ay, ni decir una Fuera volaban gorriones sola palabra que pudiera comprometer a las patriotas sobre las rosas abiertas.
de la capital. Expiró en medio del tormento con la sublime fortaleza de los mártires. Es de la masa del Llegué a la pobre cabaña pueblo de donde salen siempre los grandes talentos cuando el gris otoño empieza.
y las grandes virtudes.
Oi un ruido de sollozos Reconquistada la capital, dispuso el Gobierno nay sola estaba la abuela, cional, que por cincuenta años pasara revista de Co ¡Buena anciana, buena anciana!
misario, como Subteniente; y que al llamársele, conMe mira y no me contesta.
testara el Mayor de plaza: presente en la mansión Yo sentí frio en el alma de los héroes. Su madre y hermana debían recibir el cuando vi sus manos trémulas, sueldo de su grado, y su retrato debía colocarse en su arrugada y blanca cofia, la Sala consistorial de la parroquia de Chorrillos, de sus fúnebres tocas negras.
donde era natural. Más tarde, en 1867, se colocó su Fuera las brisas errantes busto en Chorrillos; y por muchos años hubo la piallevaban las hojas secas.
dosa costumbre de celebrar oficio y misa en sufragio de su alma, el día que se cumplia el año de su saRUBÉN Darlo crificio. Rubén Dario en Costa Rica. CARLOS VILLANUEVA (Vida de don de Sucre. 77. Sacrificio, gloria. En cuanto al bizarro joven Calderón, había dispuesto Sucre elevarle pocas horas antes de morir, a capitán efectivo, para tributarle los honores fúnebres; y el Libertador, expidió el siguiente decreto: Que a la primera compañía de Yaguachi no se le pusiese otro capitán. Que siempre pasara revista en ella como vivo, y que en las revistas de Comisario, cuando fuera llamado por su nombre el Capitán Calderón, toda la compania respondiera. 1) Bloqueo del Callao. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica