364 Repertorio Americano LA EDAD DE ORO 37. La Zorra, la Liebre y el Gallo.
Eranse una Liebre y una Zorra, La Zorra vivía en tipa cabaña de hielo y la Liebre en una choza de líber. Lle.
gó la primavera, y los rayos del Sol derritieron la cabaña de la Zorra, mientras que la de la Liebre permaneció intacta. La astuta Zorra pidió albergue a la Liebre, y una vez que le fué concedido echó a ésta de su casa.
La pobre liebre se puso a caminar por el campo llorando con desconsuelo, y tropezó con unos perros. Guau, guau. Por qué lloras, Liebrecitar le preguptaron los Perros.
La Liebre les contestó. Dejadme en paz, Perritos. Cómo queréis que po llore? Tenía yo una choza de liber y la Zorra una de hielo; la suya se derritió, me pidió albergue y luego me echo de mi propia casa. No llores, Liebrecita le dijeron los Perros. nog.
otros la echaremos de tu casa. IOh, no! Do es posible. Cómo que Ahora verás!
Se acercaron a la choza y los Perros dijeron. Guau, guau! Sal, Zorra, de esa casa. TAnda!
Pero la Zorra les contestó, calentándose al lado de la estufa. iSi no os marcháis en seguida, saltaré sobre vosotros y os despedazaré en un instantel Los Perros se asustaron y echaron a correr. La pobre Liebre se quedó sola, se puso a andar llorando descon.
soladamente, y se encontró con un Oso. Por qué lloras, Liebrecital le preguntó el Oso. IDéjame en paz, Oso le contestó. Cómo quieres que no llore? Tenía yo una choza de liber y la Zorra una cabaña de hielo; al derretirse la saya, me pidió albergue y luego me echó de mi propia casa. No llores, Liebrecita le contestó el Oso. yo echaré a la Zorra. Oh, no! No podrás echarla. Los Perros intentaron hacerlo y no pudieron; tampoco lo lograrás tú. Cómo que no. Ahora verás!
Se encaminaron hacia la choza y el Oso dijo. iSal, Zorra, de la casa. Anda!
Pero la Zorra contestó tranquilamente. Espera un ratito, que saldré de casa y te despeda.
zaré en un instante!
El Oso se asustó y se marchó. Otra vez se puso a camidar la Liebre llorando, y, encontró a un Toro, que le dijo. Por qué lloras, Liebrecita. Oh, déjame en paz, Toro. Cómo quieres que no llore? Tenía yo una choza de líber y a Zorra una de hielo; después de derretirse la suya, me pidió albergue y luego me echó a mí de mi propia casa. iPor cuán poco lloras! Vamos allá, que yo la echaré de tu casa. Oh, no, Toro! No podrás echarla. Los Perros qui.
sieron echarla y no pudieron; luego el Oso intento hacerlo y no pudo; tampoco tú lo conseguirás. IYa veras!
Se acercaron a la choza y el Toro grito. iSal de casa, Zorra!
Pero ésta le contesto, sentada al lado de la estufa. Aguarda un poquito, que saldré de casa y te des.
pedazaré en un abrir y cerrar de ojos!
El Toro, a pesar de su alentía, tuvo miedo y se mar.
cho. Otra vez quedóse sola la pobre Liebre y se puso a caminar vertiendo amargas lágrimas, cuando tropezó con un Gallo que llevaba consigo una guadaña. Quiquiriquí. Por qué lloras, Liebrecita?
FiDéjame en paz, Gallo. Cómo quieres que no llore?
Tenia yo una choza de liber y la Zorra una de hielo; después de derretirse la saya, me pidió albergue y luego me echó a mí de mi propia casa. iVámonos, que yo la echaré de allí. No, Gallo, no podrás echarla. Los Perros quisieron echarla y no pudieron; el Oso quiso hacerlo y no pudo; al fin el Toro lo intento, pero sin resultado; tampoco tú podrás hacerlo. Ya verás como sí. Vamos!
Se acercaron a la choza y el Gallo captó. Quiquiriquí. Llevo conmigo una guadaña y quiero despedazar a la Zorral iSal en seguida de casa. Anda!
La Zorra oyó el cantó y se asustó. Aguarda un ratito dijo. estoy vistiéndome.
El Gallo canto por segunda vez. iQuiquiriquí. Llevo conmigo una guadañia y quiero despedazar a la Zorra. Sal de la casa. Anda!
La Zorra, asustándose aún más, le contesto. Estoy ya poniéndome el abrigo.
El Gallo captó por tercera vez. Quiquiriquí. Llevo conmigo una guadañia y quiero despedazar a la Zorra. Sal de la casa. Anda!
La Zorra tuvo un miedo tan grande que salió de la casa, y entonces el Gallo la mató con la guadaña. Luego se quedó a vivir con la Liebre en su choza y ambos pasa.
ron la vida en paz y concordia.
APANASIEV (Cuentos populares rusos. 38. El cacao El cacao fué desconocido en Europa hasta el descu. brimiento del Nuevo Mundo. Los indígenas lo cosecha.
ban en las regiones de la América Central, Tabasco y Chiapas, reputándose el mejor el de Soconusco; lo llamaban cacahuatl; usaban el corriente como moneda que circulaba no sólo en el Imperio Mexicano, sino también en los países colindantes, y el fino exclusivamente de alimento. Dichosa moneda exclama Pedro Mártir de Anglería que proporciona al hombre una bebida agra.
dable y provechosa, y sus poseedores preserva de la peste infernal de la avaricia, porque no pueden ente.
rrarla bi guardarla mucho tiempo. Sólo los señores principales consumían el cacao en bebida; la gente comán observa Fernández de Oviedo po usa pi puede usar con su goia o paladar tal bre.
baje, porque no es más que empobrecer adrede e tragarse la moneda e echalla en donde se pierde. Esa bebida no era otra que la llamada chocolate o xocoall, voz formada de xococ, que significa agrio, y, all, agua; agua agria. 1) Una capa interna y fibrosa de la corteza de los árboles, que se emplen mucho en Rasia para bacer calzado y basta prendas de vestir. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica