Repertorio Americano 239 El poeta vasco Pedro de Enbeita El Centro Laurak Bat, de la Rep. Argentina, tomó recientemente la iniciativa de rendir un homenaje al famoso poeta vasco Pedro de Enbeita, a quien los habitantes de su región natal bicieron objeto, el año pasado, de una verdadera glorificación pública.
Pedro de Enbeita encerna el alma de su raza. Poeta de las montañas, rústico y hondo, recorre las hermosas comar.
cas de su país cantando con acentos profundos y armoniosos los sentimientos tradicionales, la herencia espiritual que se transmite de generación en generación en las gentes de la raza, y que traen, hasta esta época moderna, viejas modalidades en que residen virtudes que parecen eternizarse. Su popularidad es inmensa. Todas las poblaciones vascas le oyen con admiración religiosa. Enbeita jamás ha escrito sus poemas espontáneos. Al igual de otros muchos poetas de pasados tiempos, trovadores llenos de sentimiento que interpretaron las alegrías, los dolores, las esperanzas y las glorias del pueblo vasco. Enbeita es el intérprete actual, el heredero de los cantores famosos de otros siglos. Acaso ninguno como él ha llegado tanto al corazón de sus compatriotas. Hombre pobre, labrador, sin cultura intelectual, vive en plena montaña. El amor y la admiración de sus compatriotas se evidenció en las proporciones extraordinarias que tomaron las fiestas celebradas en su honor el año pasado. Alrededor de 30, 000 personas se congregaron en la villa de Ribar en una gran manifestación de bomenaje. Trenes especiales acudieron desde los siete señoríos vascos: Alava, Guipuzcoa, Navarra, Vizcaya, Lapurdi, Suberoa y Besa barre. En Bilbao se le ofreció un banquete de 3, 000 cubiertos.
El Centro Laurak Bat y demás asociaciones adheridas a la iniciativa que ahora, en la Argentina, suscita el nuevo homenaje, tuvo en cuenta la pobreza de Enbeita, su oficio de labrador y sus numerosos hijos, y resolvieron donarle, mediante subscripción, el caserío en que vive.
Para hacer máo significativo el homenaje se resolvió pedir a Leopoldo Lugones su colaboración poética, que éste acordo sio vacilar, escribiendo, para acompafiar el envío, los bellos versos que publicamos, Enbeita contestará en una improvisación a Lugones, la que será tomada en forma taquigráfica. SALUTACION ENBEITA Saludo al bardo libre, Pedro de Enbeita el vasco, en la raza que el canta bajo el frontal peñasco con que al cielo apuntala su Pirineo agreste, grave, arduo, inconquistable, claro, andaz, fiel, celeste de elevación él mismo, como si, héroe y monte, le abriera a Euzkadi (1) el cénit por supremo horizonte: conforme, antes que al cebo domesticarse entecos, su páramo prefieren águilas y rebecos.
ora mece, peinándola a la luz de la luna, sobre su piel de piata la sirena euskalduna.
En la copla marina que dio ritmo a la cabria, templando la maroma de la urca de Cantabria y el espinel de altura que atesó el bacalao.
En la sorda quejambre que zumba el birimbao.
En la cuerda que afija la voz del koblakari. 2)
En el loco pandero que tunde el charivari. 3)
En el soplo del rústico albogue que arrebata con frenesí ardoroso la bien danzada espata. 4)
En la feliz zampoña que improvisa el zorcico, y bajo la pineda finge al oriol y al pico.
En el rebaño, dócil al pastoril cepcerro, y en el valiente jubilo de buen pastor, del perro.
Lo saludo en la nieve de sus cumbres, emblema de la pureza heroica que como el fuego quema.
En el risco que la árida llaga del liquen muerde, y en la frescura virgen de la soledad verde.
En las serenidades sin fondo, que a lo lejos, parece que empayonan de torvo azul los tejos; y en la tormenta brava que con tajante lampo, azufra su hacha lívida sobre el pavor del campo.
En el vigor genuino del roble y del alerce, que ni en la viga afloja pi en la cuba se tuerce.
En la dichoba umbría del castaño; en la gruta y en la hiedra de 16bregos párpados que la enluta, cobijando el misterio de la montaña inmensa. en el azul ambieote con que el abeto inciensa.
Lo saludo en la acerba virtud de la genciane.
En la sua vidad de la clemátide temprana.
En el forzudo cáñamo del obenque y la sirga, y en la gleba entrañable que el arado desvirga.
Lo saludo en el oso, que astutamente burao, ablanda su peluda descalcez de ermitafi3.
En el lobo, sorbido por su aullante oquedad.
En el águila obscura como la tempestad, En el jabalí ríspido que casca la bellota bravía. En la instantánea gamuza que rebota con brinco abismal, como si restara en la cuesta su encorada pelota la formidable cesta.
En la azorada gracia del corzo y de la ardilla.
En el piton del ciervo, que enasta la cuchilla, y enarbola, estampándola sobre el azul del cielo, la candente soberbia del almizclado celo. en la cabra montesa, que ante el tajo inaudito, plantada con rugosa brusquedad de granito, donde el insostenible ventisquero se licua, precipitando en vértigo su insensatez oblicas, barbada por la aurora con un mechón de sol, arriesga el salto vasco desde el natal pefiol.
Lo saludo en la clara facilidad del agua, y en el jadeante fuego que atarea la fragua.
Lo saludo en la bulla pueril del manantial que trisca con su garrulo cascabel de cristal.
En el torrente que su vidrio grueso destriza.
En la fontana que íntima calla y se profundiza.
En el mar de Vizcaya, que ora se desenfrena, con la negrura oleosa de la antigua ballena perseguida hasta Islandia por el recio arponero de la boina calada y, el braceral de cuero; Lo saludo en la fuerza coordinada del buey.
Lo saludo en el áspero hierro de buena ley que el mozo de Guipúzcoa forja y tira en la barra. a) Poeta popular. 3) Cercorrida nupcial. Dagta Dacional de los vascos. 1) La tierra VASCA. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica