Democracy

Repertorio Americano 223 Córdova, discípulo de Serviez Fragmento del artículo Serviez, el maestro de Córdoba. De Lecturas Dominicales, Bogotá, de noviembre de 1924. Dada esta somera reseña viez a Córdova, de tal masobre la figura militar de Sernera que en la pasividad de viez, volvamos a su profesolas guarniciones, en las perado en la Escuela de cadetes nosas marchas al través de de Antioquia y a su discípulo las interminables estepas de de milicia, José Maria Córlos Llanos de Venezuela, en dova. Este cadete, niño de 15 las difíciles ascensiones a las años, fue el predilecto de Sernevadas cumbres de los Anviez: por sus gallardias persodes, y aun en los delirios de nales, por sus aptitudes marcruel enfermedad, el joven ciales, por su carácter valiente guerrero colombiano alegraba y franco hasta la brusquedad; los momentos de la vida, aliy la alta escuela, la escuela viaba las penalidades de la clásica de los militares de la lucha, o deliraba febril con Revolución del Imperio diglas canciones marciales o eronamente representadas por ticas aprendidas en la lengua Serviez, dejaron profundas y de los labios mismos de huellas en el espíritu y la aquel veterano de las guerras mente del joven Córdova, de Italia en días gloriosos en que más tarde, en los camque llevara su caballo indópos de batalla de todo un mito como húsar del amor y continente, habrían de revede la muerte al través de los larse por golpes geniales de campos de las más memoravalor e intuición militares. No bles batallas napoleònicas.
nos cabe duda alguna de que «Me dicen que cantaba el Teniente Coronel Manuel muchas canciones de Araure de Roergas Serviez, infundió y francesas. aquellas con su palabra de fuego y canciones francesas agregaba sus ejemplos de heroísmo en Còrdova las aprendidas entre el ánimo de su discípulo y sus compañeros del Llano, en luego ayudante de campo las Gral. don José MARÍA CÓRDOVA aquellas trágicas campañas de mejores inspiraciones del guela guerra a muerte; música rrero galo, el mejor concepto del deber militar, y la de Casanare y del Apure, música criolla, apasionada y suprema arrogancia del hombre que ha sabido desa doliente, sugestiva y sensual, nacida entre los anhefiar y vencer toda situación adversa y que no ha los y padeceres del soldado errante en la inmensiconocido los minutos crueles de los desfallecimientos dad salvaje que cruzan el Orinoco y sus afluentes!
cobardes.
El mismo idioma francés fué enseñado por SerR. BOTERO SALDARRIAGA.
Americano, de San José de Costa Rica, en su nú Un estado social así tiene que menoscabar forzomero del 29 de setiembre.
samente la significación de libertad con que debe La pintura que en ese documento se hace del ré investirse el centenario de Ayacucho. Los intelectuagimen de libertad en el Perú de estos mismos días les hispanoamericanos no pueden solidarizarse con el dista bastante, de ser cierta, del sentido ideal de Gobierno del Perú mientras duren las actuales cirAyacucho. En él se nos habla de la deportación del cunstancias. Creemos que el Presidente Leguía haria maestro de la juventud, Victor Raúl Haya; de la ex obra de buen gobierno devolviendo la libertad a cuanpulsión de una veintena de estudiantes de una Uni tos, por motivos ideales, la han perdido en el Perú, versidad por haber protestado contra la prisión de y restaurando los derechos de ciudadanía inherentes Haya; de la supresión de cinco o seis revistas de a toda democracia. No en son de censura, sino de vanguardia; de la suspensión de los derechos de aso amistoso consejo, escribimos estas líneas, inspiradas ciación y reunión; del encarcelamiento de numerosos en un profundo sentimiento de hispanoamericanismo estudiantes en la isla de San Lorenzo; de la clausura liberal. Si asi obrase, ésa sería la mejor corona para de las Universidades de Jauja, Trujillo y Huacho; de los muertos en Ayacucho por la libertad de América, más de cien deportados, la mayoría intelectuales, etc. y todos llevaríamos a ella, sin reservas entonces, Estos y otros sucesos han sido condenados pública nuestra mejor flor de cordialidad hispanoamericana.
mente por el ilustre hombre de gobierno mexicano José Vasconcelos y por el notable escritor argentino José Ingenieros. 1) Archivo Santander. Tomo IV, páginas 80 y 81. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica