332 Repertorio Americano en las mañanas, cuando el sol se levanta para besarlas, cuando los picaflores beben en sus hojas la diamantina gota de rocío en ellas suspendida, cuando las abejas les llevan el polen que las fecunda, entonces me parece que se sopríen. IY qué bella es esta sonrisa de su inocencia y pureza! Vosotros podéis imitar la gracia de las flores y ha.
ceros como las flores, si queréis. Si ponéis a vuestra alma la túnica de los sencillos pensamientos y no turba la paz de vuestro corazón ninguna emoción enojosa, y amáis el sol, la vida apacible sin torcedores deseos di ambiciones, si vuestra satisfacción la sacáis de vosotros mismos, en verdad os confirmo que os habéis revestido de una túpica tan maravillosa como la de los lirios, tejida con primor en vuestros telares ipteriores. Yo os aconsejo que obréis como las flores; imitadlas en varios sentidos; ved todas las cosas, oidlas, gustad de ellas, amadlas del mismo modo que hacen estos lirios, y entonces habréis pene: trado en el verdadero sentido de la vida y de la Naturaleza, y después de una existencia luminosa para vosotros mismos y para ejemplo de los demás, cuando os llegue vuestra tarde final daréis agradecidos vuestra alma al Señor que os ayudó a hacerla semejante a la de las flores.
33. La pena de los libertadores Carta de José Martí a su madre, Dña. Leonor Pérez y Cabrera.
Montecristi, 25 marzo, 1895.
Madre mía: Hoy 25 de marzo, en vísperas de un largo viaje. estoy pensando en usted. Yo sin cesar pienso en usted.
Usted se duele, en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y ¿por qué nací de usted con una vida que ama el sacrificio? Palabras, no puedo. El deber de un hombre está allí donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre.
Abrace a mis hermanas y a sus compañeros. Ojalá pueda algún día verlos a todos a mi alrededor, contentos de mí! tonces sí que cuidaré yo usted con mimo y con orgullo. Ahora, bendígame, y crea que jamás sal.
drá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza. La bendición.
Su MARTÍ.
Tengo razón para ir más contento y seguro de lo que usted pudiera imaginarse. No son inútiles la verdad y la ternura. No padezca. Obras, vol. XV. BÓRQUEZ SOLAR. Dikectos decires. 32. Castilla El ciego sol se estrella en las duras aristas de las armas, Ilaga de luz los petos y espaldares y flamea en las puntas de las lapzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana, al destierro, con doce de los suyos. polvo, sudor y hierro el Cid cabalga.
Cerrado está el mesón a piedra y lodo.
Nadie responde. Al pomo de la espada y al cuento de las picas el postigo va a ceder. IQuema el sol, el aire abrasa! los terribles golpes, de eco ronco, una voz pura, de plata y de cristal, responde. Hay una niña muy débil y muy blanca en el umbral. Es toda ojos azules y en los ojos lágrimas.
Oro pálido nimba su carita curiosa y asustada. Buen Cid, pasad. El rey nos dará muerte, parruipará la casa, y sembrará de sal el pobre campo que mi padre trabaja.
Idos. El cielo os colme de venturas. En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada. Calla la oifia y llora sin gemido.
Un sollozo infantil cruza la escuadra de feroces guerreros, y una voz inflexible grita. En marcha!
Carta de Máximo Gómez a María Cabrales, la vinda de Maceo.
Mi buena amiga: Nuestra antigua amistad, de suyo fotima y cordial, acaba de ser santificada por el vínculo doloroso de una comán desgracia. Apenas si encuentro palabras con que expresar a usted la amarga pena y la tristeza inmensa que embriagan mi espíritu. El General Antonio Maceo, ha muerto gloriosamente sobre los campos de batalla el día del mes anterior. en San Pedro, Provincia de la Habana. Con la desaparición de ese hombre extraor dinario, pierde usted el dulce compafiero de su vida, pierdo yo al más ilustre y al más bravo de mis amigos y pierde, en fin, el Ejército Libertador, a la figura más excelsa de la Revolución.
Hay que acatar, mi buena María, los mandamientos irrevocables del Destino. Ha muerto el General Antonio Maceo en el apogeo de una gloria que hombre alguno alcanzó mayor sobre la tierra; y con su caída en el seno de la inmortalidad, lega a su patria un nombre que por sí solo bastaría ante el resto de la Humanidad para sal.
varla del horroroso estigma de los pueblos oprimidos. esta pena se me upe, allá en el fondo del alma, la pena cruelísima también de mi Pancho. caído junto al cadáver del heroico guerrero y sepultado con él en una misma fosa, como si la Providencia hubiera querido con este hecho, conceder a mi desgracia el triste consuelo de ver unidos en la tumba a dos seres cuyos nombres vivi.
ráp eternamente unidos en el fondo de mi corazón.
Usted que es mujer; usted que puede sin sonrojarse ni sonrojar entregarse a los inefables desbordes del dolor, llore, llore, María, por ambos, por usted y por mí, ya que a este viejo infeliz no le es dable el privilegio de desahogar sus tristezas fotimas desatándose en un reguero de llanto.
El infortunio hace hermanos, Hágame el favor, María, de creer que fraterniza con usted en toda la amargura de su soledad y de sus sufrimientos.
Su afectísivo amigo, Gómez. IRAIZOB: Lecturas cubanas. El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana, al destierro, con doce de los suyos. polvo, sudor y hierro el Cid cabalga.
MANUEL MACHADO (1) Dos meses más tarde, el aciago 19 de mayo de 1895, en Dos Rios cayó el arcángel herido de muerte por bala española. 2) El de diciembre de 1895. 3) El hijo de Máxima Gómez. Poetias escogidas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica