Democracy

86 Repertorio Americano e influenc as; los escudos señoriales, con largueza aventados a la carse en sol: el sol de Carabobo, de Boyacá, de Pichincha, de Ja.
codicia de los criollos que anhelaban irjertarse al tronco añoso de nín, de Ayacucho, el sol de América. Quién realizó el prodigio?
la monarquía; en fin, la convicción honrada, stávica y profunda Mirad al héroe imberbe que desde aquella eminencia escada con de que un destino superior deparaba el mundo conquistado al ab sus brazos el mismo corazón de Colombia, la grande, la magpanisoluto dominio del descubridor, a quien en grata hora prestó el ma, la sublime, la creadora, la eterna.
Austria la simbólica empresa que dijo por medio de las cinco vo Evocad, si podéis, al héroe que al volar grito. Hágase la luzı, cales. Toca al Austria regir el orbe de la tierra.
que alumbró el caos y mostró delante de la América subyugada un Erguíase Bolívar al frente. Encarnaba el fuero integral de la paraíso de ilusión y a su creador, que lo llevaba. Vino en seguida patria americana. Traída a surco propicio la ibérica semilla, ger el infortunio; mas ¿qué significaba el ante el Libertador, fundido mino pródigamente, profundizb raíces en tierra suave y fértil, sacó ya el metal incombustible por el mártir de Leyva o Santa Fe 20 fuera y levantó hacia el éter su erguido mástil, flexible como un sé decirlo en la hornaza de San Mateo. Oh Santa Fe, que creíste janco, recio y tenaz como el acero, que abrió su abanico murmu. sin ver y admiraste antes que nadie la grandeza del mar y adivirante a todos los vientos del espíritu; supo oír la tormenta que naste al genio!
venía de lejos, y desde la pampa sin límites desafió en su ya pro Hé ahí al héroe que hundió el propio acero en el vientre de bada confianza contra los huracanes a la pesada, roída y secular la bestia al rodar abrumado bajo la brut:1 pesadumbre de que nos encina de Garnica. desde aquella hora fué nuestra palmera el habla el Libro. Quién lo recordará. Quién lo exaltará. Quién vivo signo de la suficiencia que se basta a si propia; la personifi valorará su inmolación generosa? Labios sacrilegos aventaron 80cación de la llanura que se canso de ser hollada; la meta que se bre él un día las odiosas nubes que, en la hora de nona, aparecen ñaló al centauro americano, una carrera de imposibles, el penacho: veladoras, para cubrir las glorias del sacrificio. Contra tal desondulante que evocará de siglo en siglo el victorioso casco de los acato se alza una voz consagradora e irrevaluable: la voz de Bolíllaneros redentores.
var, la del hombre que no mintió jamás.
Pugnan en San Mateo dos leones de la misma camada, dos La emoción cariñosa de Colombia entera y el celo diligente rocas enhiestas habituadas a quebrantar el impetu de las mismas de un grupo de patricios erigen hoy, en consorcio feliz con un olas; ante el tozudo asturiano está de pié el vasco rebelde. Sólo artista inspirado y noble, esta pirámide consagradora, Asiéntase que aquél se alumbra a los fulgores de un sol occiduo, y el ame ella sobre rocalla viva, desprendida a la fuerza, del Ande original, ricano aparece rigiendo el carro de la nueva aurora. Es el preciso como nativa sustentación del basamento regular que brindó espa instante en que un cambio de la temperatura universal muda en cio al escultor para que relievara en líneas sobrias, bellas y presonoro granizo el vapor impalpable. El problema ya no es de polí. cisas una teoría de figuras indígenas que, en rendidas actitudes tica sino de mecánica. Ocho mil guerreros que alienta Boves, adorantes, pregonan la virtud del sacrificio y la esperanza vivifiamagan, cercan y fulminan contra los dos mil tan sólo que influye cadora en el sol que habrá de levantarse. Rodead en giro rápido y alimenta y conforta y centuplica el Padre de la Patria. Cuarenta el historiado pedestal para admirar en él la indecible tortora que días y cuarenta noches de brega incierta y varia. Se ha realizado la piedad del artista se empefi6 en disimular con armonía, de la lo imposible. Por un milagro de confianza y valor, la palanca de raza irredenta que, en pugna con la otra, fue cediendo hasta qae la fe ha hecho traición al centro inexorable de la gravedad. Aquel por inexplicable afinidad selectiva se aligó con los vencedores, campo glorioso va a ser florón mirífico que cerrará la corona de ostentó una firmeza que originalmente no tenía, creo el substentriunfo o el hachazo brutal que separe, no se sabe para cuánto táculo de la renovación en que se alzara después la columna tiempo, el infortunio, de la gloria.
superstite, formada de dolor ancestral, de injertada nobleza y Villapol y Campo Elías se superan a sí propios; el Libertador de aquel idealismo generoso que plugo a Dios poner en el corazón a semejanza de los dioses homéricos, baja al campo a pelear en de todos los aristos. Bogotá plasmó al héroe y quiere tenerlo de medio de los hombres y hay un instante en que, evocando sin du frente, hallarlo a toda hora en el diario vagar de labor o descanso.
da al rebelde de la segunda república romana, se deshace de su Ella quiso que el hijo prodigioso que nutrió en sus entrañas fuese cabalgadora para correr mano en mano, al peligro que amenaza contemplado a espacio por los que llegan desde el norte hacia Bus conmilitones. Aquel hombre aquilino, que otea los horizontes, donde señalo, para orientación definitiva, aquella sa divina bru.
ha sondeado la profundidad de la sima, si el hado le es adverso. jula de la fe y el valor. Los peregridos del septentrion hallarán Inquiétale la desproporción en la lucha: son dos contra ocho. Es un vestíbulo que los prepare a la vista del héroe epónimo. Nadie el choque trascendental entre las centurias que afirman y el mi. pasa sin inclioarse reverente ante las dos figuras que custodian la nuto que njega. Pero el héroe tiene fe en sí mismo. Siente hervir entrada: el heroísmo y el sacrificio.
dentro de su sér aquel motus ab intrinseco de que nos hablara, en Qué os dice aquel mancebo de cabeza retadora ante el impofórmula que vivirá, el ángel de la escuela. Mas, qué vale esa con. sible, y ojos de mirada perforante en la vaguedad del porvenir?
ciencia en frente del dolor circunstante, de la desproporción des No admiráis aquellos músculos atléticos que proclaman la certiapimadora, del cálculo egoísta, de la humanidad que pesa probabi. dumbre de la realización, inactivos ya delante del destino inconlidades para decidirse en la acción; de la flaqueza de nuestra ralea trastable? Dejad vagar la pupila desafiadora en la soberbia de la que, por mirar siempre a la tierra; levanta los ojos hacia arriba? testa erguida, mientras se dobla la rodilla donde acaba de ser Esos segundos de intensidad milenaria en que el vidente mira rota la espada ya inútil, gesto de aceptación que prepara para el comprometida su obra ante la ceguedad ambiente, son el crisol sacrificio. Idéntica vitalidad en éste. Sólo que la cabeza ya no dedel genio, el Getsemani torturante en que hasta las mismas sienes safía; la pupila, sometida por la fatalidad, mira hacia abajo, a la de un Dios brotaron sangre. Quién podría medir en aquella hora tierra, al presente en que va a efectuarse el holocausto. Alla rage desolada la angustia de Prometeo atado a la impasible roca desde la voluntad dominadora, mientras que calla aquí la libertad que donde veía cun el buitre inmisericorde pegado a sus entrañas se resigua, ardiendo el fuego que él se robó para los hombres? hubo un se Sometido el reino superior, el cerebro que piensa y el corazón gundo en que el alma del Libertador experimentó la inconsciencia que ama, mantiene el Sacrificio la misma actitud que el Heroísmo, en el vértigo del que desciende hacia el abismo. Mil soldados de doblada la rodilla vencedora del espacio en la fiexión de quien Boves a rítmico paso triunfal corrían hacia el Arca que encerraba voluntariamente detuyo su carrera.
toda la fe, todo el amor, la confianza toda de los gestadores. Un Son esos los momentos en que se bifurcó el heroísmo de momento de pausa. No sé si en él se detuviese el sol, mas es lo Ricaurte. No levantéis los ojos al otro plano en que le conduce la cierto que en aquella breve intermitencia de la vida ideal, la Glo. Inmortalidad, sin volverlos al sitio frontero a la Ciudad, donde el ria, que traía una guirnalda, paró sus vuelos. Bolívar, que espe. héroe vivo, abre los brazos redentores de la democracia para ser raba, se concentró en sí mismo, cerró los párpados y aguardo. Se clavado sobre una cruz que no se ve, pero que tiende amorosahizo un silencio angustioso de noche. Densa nube llenó los hori. mente sus antenas protectoras delante de la propia madre, la Pazontes; insinuose tras ella vaga claridad, y dentro de aquella man. tria que el defiende. No olvidéis que en San Mateo se erguía un cha tenebrosa, apareció vivo el fulgor que fue creciendo hasta tro monte que se bafio de sangre y que, de antiguo, se apellidaba en el Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica