Repertorio Americano 297 LA EDAD DE ORO 21. La fiesta de San Simón Garabatillo. No, señor maestro contestaron en coro los muº.
chachos. Pues han de saber ustedes que ayer fué el santo del libertador de la patria, y no teniendo yo otra manera de festejarlo y de que lo festejasen ustedes, ya que los lampeños han sido tan desagradecidos con el que los hizo gentes, he recurrido al chicote. Así, mientras uste.
des vivan, tendrán grabado en la memoria el recuerdo del día de San Simón. Ahora a estudiar su lección y Iviva la patria! la verdad es que los pocos que aún existen de aquel centenar de muchachos, se reunen en Lampa el 28 de octubre y celebran una comilona, en la cual se brinda por Bolívar, por Faustino Guerra y por San Simón Garabatillo, el más milagroso de los santos en achaques de refrescar la memoria y caledtar partes posteras.
RICARDO PALMA (Tradiciones Peruanas. Faustino Guerra habíase encontrado en la batalla de Ayacucho en condición de soldado raso. Afianzada la independencia, obtuvo licencia fipal y retiróse a lá provincia de su nacimiento, donde consiguió ser nombrado maestro de escuela de la villa de Lampa.
El buen Faustino no era ciertamente un hombre de letras; mas para el desempeño de su cargo y tener con.
tentos a los padres de familia, bastábale con leer media.
namente, hacer regulares palotes y enseñar de coro a los muchachos la doctrina cristiana.
La escuela estaba situada en la calle Ancha, en una casa que entonces era propiedad del Estado y que hoy.
pertenece a la familia Montesinos.
Contra la costumbre general de los dómines de aque.
Ilog tiempos, Faustino hacía poco uso del látigo, al que había el bautizado con el pombre de San Simon Ga.
rabatillo. Tepſalo más bien como signo de autoridad que como instrumento de castigo, y era preciso que fuese muy grape la falta cometida por un escolar para que el maestro le aplicase un par de azoticos, de esos que ni sacap sangre ni levantan roncha.
El 28 de octubre de 1826, día de San Simón y Judas por más señas, celebróse con grandes festejos en las principales ciudades del Perú. Las autoridades habían anda.
do empefiosas y mandaron oficialmente que el pueblo se alegrase. Bolívar estaba entonces en todo su apogeo, aunque sus planes de vitalicia empezaban ya a eliminarle el afecto de los buenos peruanos.
Sólo en Lampa do se hizo manifestación alguna de regocijo. Fué ese para los lampeſos día de trabajo, como otro cualquiera del año, y los muchachos asistieron, como de costumbre, a la escuela.
Era ya más de mediodía cuando Faustino mando cerrar la puerta de la calle, dirigióse con los alumnos al corral de la casa, los hizo poner en línea, y llamando a dos robustos indios que para su servicio tenía, les mandó que cargasen a los niños. Desde el primero hasta el últi.
mo, todos sufrieron una docena de latigazos, a calzón quitado, aplicados por mano de maestro.
La gritería fué como para ensordecer y hubo llanto general para una hora.
Cuando llegó el instante de cerrar la escuela y de enviar los chicos a casa de sus padres, les dijo Faustino. iCuenta, pícaros godos, con que vayan a contar lo que ha pasado! Al primero que descubra yo que ha ido con el chisme lo fundo vivo.
Si se habrá vuelto loco su merced. se preguntaban los muchachos: pero no contaron a sus familias lo sucedido, si bien el escozor de los ramalazos los trafa aliquebrados. Qué mala mosca habla picado al magister, que de styo era manso de gepio, para repartir tan furiosa azo.
taina? Ya lo sabremos.
Al siguiente día presentáronse los chicos en la escue la, do sin recelar que se repitiese la función. Por fin Faustino hizo sefial de que iba a hablar. Hijos míos les dijo, estoy seguro de que todavía se acuerdan del rigor con que los traté ayer, contra mi costumbre. Tranquilícense, que estas cosas sólo las hago yo una vez al año. ben ustedes por Con fran.
queza, hijos, digan si lo saben.
22. Fábulas y cuentos en verso POR LA PUENTE, QUE ESTÁ SECO Iba camino un abad muy gordo y muy reverendo; llegando a un río, intentó pasar el vado, y saliendo un pastor, le dijo. Advierta que ayer se ahogó un pasajero porque erró el vado. El abad preguntó el pastor tosiendo. Cuanto bay desde aquí a la puente. Dos leguas y media pienso, dijo el pastor. el abad ie respondió entre un regüeldo. Si el que se ahogo hubiera ido por la puente, aunque está lejos, desde ayer acá ya hubiera pasado el río. el freno torciendo a la mula, dijo: Por la puente, que está seco.
AGOSTIN MORETO (No puede ser. jornada. cscona IV. EL PERRO EL ASNO su casa a descansar volvía un hombre de fuera, y un perrillo que tenía, comenzándole a hacer fiestas, en los hombros le saltaba.
Estaba un pollino cerca y tuvo envidia del perro, y de la misma manera quiso halagar a su amo, y poniéndose en dos piernas le derribó una quijada.
Saca tú la consecuencia.
JOAN DE MATOS FRAGOSO (LOTINHO me Hama jornada Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica