126 Repertorio Americano (Excelsior, México, Hombres ésenciales o LOS PRESTIGIOS DE de la nieve que la amortajaba en el así, sutil arquitecto, levantó a la TOKIO.
iovierno mortal; acrisoló el oro de sus cgloria de la sombría y hosca metrópoli otoños, acordando su paleta en los japonesa ese monumento hecho de Ahora que la capital del Japón tiene brocados del erablo, y como si eso no color y de luz que se llama. Meisho ipfausta actualidad, no creo inopor. bastara, animó sus paisajes cou igu. Yedo Hiakeis o sea. Cien lugares tuno dar al lector un reflejo del poema ras de vistoso indumento, empavesó pintorescos. de Yedoo.
pictórico en que Hiroshigué la celebró, los santuarios con mástiles y flámulas Todo eso he evocado entre el som.
a manera de elogio fúnebre ante tan.
y banderolas; desplegó cortejos de brío crespón del pésame que me identas bellezas destruídas.
daimios sobre los combos puentes; tifica con el viril pueblo de Oriente, De la aurora al crepúsculo Hiroshi.
evocó en todas partes la tradición ve. hijo de la sabia Chioa.
gué divagó por la gran ciudad; en las tusta; exhumó la leyenda de sus honveladas de fiesta, al fulgor de fogatas dos relicarios y asomó por doquiera el JOSÉ JUAN TABIADA y faroles; en las noches de plata del rostro locuaz y expresivo de la vivaz Nueva York, setiembre 1923.
encantado plenilunio y cuando el astro anécdota.
agorero y siniestro derrama sobre pi.
nos verdinegros y techumbres moradas la flava luz de su octante azufroso y REFLEXIONES LECTURAS corroído.
Noctámbulo de la noche fantástica. peregripo del día sonoro y luminoso, no retornaba al taller sino cuando llena de impresiones la retina y la manga del haori) repleta con bocetos esque.
máticos y anotaciones coloridas, goe él solo descifraba, había asegurado conocerse a sí mismo. Pero la parte, el espejismo del ayer, el poder materiales suficientes para la obra verdad de esta sentencia milenaria embellecedor del recuerdo que, como eficaz y definitiva. no llegaba la no. resulta todavía más patente cuando no un hábil artista, esfuma los pormeno.
che, ni albeaba el día sin que Hiros. se trata de un simple individuo huma. res enojosos, las cotidianas miserias y higué afiadiera nueva y brillante pá no, sipo de toda una época.
deja sólo las grandes líneas, las nobles gina a sus álbumes pintorescos. quién soy yo. es la ardua siluetas lejanas, poetizadas por el cre.
Así creó la historia matizada de la pregunta que cada uno se hace en los púsculo. Entonces parece que cual.
gran urbe amarilla, de la enorme y raros momentos en que se queda a quiera tiempo pasado fué mejor.
sombría Yedo, toda pegra entre sus solas con su propia conciencia. La in. Para comprender lo que es vuestra verdes pinares y sus canales azules; terrogación suele perderse, incontes. época pada hay como situarnos brús.
Venecia pavorosa y trágica, sacudida tada, en una penumbra interior de camente en una época remota. Tal por los terremotos; caldeada por los iocertidumbre y melancolía. Qué sentíamos la otra tarde al hojear, en incendios, acorazada por sus imbrica somos nosotros. inquiere, a su vez, el ocio del domingo, junto al balcón das techumbres, como un fiero samu. cada generación, cada siglo. Las res entornado, el último volumen de la rai bajo su armadura crustácea y sobre puestas son múltiples, contradictorias, colección de «Clásicos castellanos. tanta negrura coronada por un pena. arbitrarias, porque siempre se basan que «La Lectura, edita. En él veía.
cho luminoso, cimera radiante, cri. en una comparación de la época pre mos aparecer las facciones severas y mera deshebrada en hilos de plata, el septe con las épocas pasadas o con los esforzados ánimos de los «Claros Fuziyama!
los ideales que aquélla lleva en su varones de Castillav, cuyos hechos Pero de la feudal metropoli, torva seno, soñando con realizarlos en las nos cuenta Fernando del Pulgar, buen ciudadela del shiogupato, Hierópolis épocas futuras. Es decir, que se com caballero, sobrio escritor, fiel secre.
velada por el incienso de mil bonze. para una cosa que se desconoce lo tario de los Reyes Católicos.
rías en una pube de nirvana; de la actual, que cabalmente se aspira a Nos hallábamos como en una gale.
ciudad formidable y claustral que todo conocer con otras dos cosas lo pre. ría de retratos. Algo favorecidos, sin viajero halló melancólica y opresora, térito y lo venidero mucho más des. duda, los personajes por el arte del Hiroshigué dejó sobre el papel una conocidas todavía.
pintor, mostraban, no obstante, ani.
visión magoífica, vibrante de luz y de a ¿Qué es este siglo xx? o. Es, con mación, vida, parecido, realidad hucolor. sus dolores y sus bajezas, una etapa mapa. Ahí quedan en esas páginas, Todos los prestigios, todas las vir ascendente, en que la ciencia está con sus flaquezas y sus hazañas, cada tudes, todas las maravillas de su pio descubriendo quizás más verdades que cual como Dios lo crió y él se hizo cel mágico, sirvieron a Hiroshigué en el transcurso de todos los siglos sobre la tierra. ahora. qué impre.
para engalanar la ciudad awada. anteriores, y en que la sociedad avan sión recibimos cuando, tras de conEl, el chikeshi» que luchara en la za, inquietante, hacia la justicia. templar los rostros de esos antepasabrigada de bomberos por salvarla del es, por el contrario, 110 período de dos, volvemos súbitamente los ojos a fuego después, eonvertido en pintor, decadencia, ue siglo envejecido, escép. los hombres de hoy, españoles del la hizo arder en las hornallas del sol tico, materialista, interesado, gozador, siglo xx?
y la abrasó en las azules y lentas com. que ha de presenciar el derrumba Por de propto, nosotros somos mubustiones de la luna.
miento de la civilización de Occidente? cho más refinados, mucho más comExalto la feracidad lujuriosa de sus ¡Cuán difícil el conocernos a pos plicados y evolucionados, más sutiles bosques y sus parques con verdor de otros mismos! Lo estorban dos ilusio. o más hipócritas que aquellos varones eternas primaveras; volcó en sus ríos, nes opuestas. De u lado está la ilu. de antaño. El. propio Fernando del en sus canales y en sus esteros, aludes sión del progreso, la creencia mística Pulgar, en cuyos recios párrafos pasa de turquesas y lápizlázulis; deshizo de que la Humanidad hace su camino ya una brisa del Renacimiento, dice en el cielo de sus auroras polvo de a través de la Historia marchando desenfadadamente, en obra ofrendada rubíes y de zafiros; desmayó en sus hacia el cumplimiento de un vago a los Reyes Católicos, que doña Isabel crepúsculos espíritus de topacios y destino de perfección y de grandeza.
qamaba mucho al rey su marido, e amatistas; hizo más blanco el claror El presente parece entonces mejor celábalo fuera de toda medida. y Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica