Repertorio Americano. 353 porque quien la tripa es bada!
Melodía sollozada sufro y gozo al comprenderte! juro que de tal suerte no hablas a todos lo mismo, prez de sangre, flor de abismo, luto y gloria de la muerte!
Cartas dantescas Dedico estas evocaciones de la profunda obra dantesca a nii lejana amiga, la gentil señorita Lolita Notari, en San José de Costa Rica.
XV ¡Soprano! en ali Altimo dia, otorgawe, por maltrecho, pedirte, aunque siu derecho, en murmullo de agonía, por tu nombre de judía y tu belleza de piora, el aria recordadora, y hallar el fúlgido ayer en tu canto de mujer y cou su risa de aurora. Cuál eutonces tu virtud al ansia en la dura espera, cayatina milagrera, y cuánta mi gratitud. Precede al sordo ataud armonía blanda y fuerte!
Dios me depare obtenerte, como fúnebre lirismo, prez de savgre, flor de abisvio, luto y gloria de la muerte!
SALVADOR DÍAZ MIRÓN. Envio de México, DF. Dentro de mucho tiempo. tials Defendían entonces los dere Dentro de mucho tiempo, uua tarde do rada, por tu calle que hoy rebuyo de nuevo pasaré, y tú sorprendida, mirándome de pronto, volviendo a tus recuerdos, muroiurarás. Es él. Todo estará tan lejos! De nuestra adoles(cencia. solamente un borroso recuerdo quedará, perdido entre las sombras de nuevas inquie.
ſtudes cou que la vida llena nuestra alma sin cesar, Todo estará tan lejos! Eu rápido desfile añorarás las horas de nuestro ingenuo apior, y sentirás entonces, confusa y ruborosa, uua dulce nostalgia ante esta evocacióu.
Yo miraré tus ojos, con mi mirada triste que encierra los reproches que nunca te diré, y cuando pienses en tu desdén injusto cowo 119 remordimiento has de sentir tal vez.
A: DORABLE amiga mía, cuestión se. su heroísmo, en la tierra, supieron cular la del Papado y el Imperio: distinguirse.
en las lejanías de los tiempos se pre. El pueblo romano comprendió y senta en la llamada lucha de las inves vepero siempre el Derecko; con el Detiduras; más recientemente, bajo Fe. recho dominó al inundo, puesto que, derico II, cuando surgieron del basándose en él, rindió pleito homecopiicto las breves de Inocencio III, naje al bienestar de todos y de cada las epistolas de Pier de la Vigoa uno, coino lo hicieron Cincipato, Fa.
y de Tadeo de Sessa. Luego el pro bricio, Camilo, Juoio Bruto, Mucio blema se hizo más complejo con Bo Scévola, Catón y tantos otros que fue.
pifacio VIII, Clemente Vy Juan XXII. ron ejemplo magnífico de sincera ab.
Bonifacio pretendía ejercer la autoridad negación.
imperial, al efecto lauzo la bula Unam El tercer libro define la autoridad Sanctan en la que sostiene que el do. imperial; para él es una concesión diminio del universo entero e correspone recta de Dios sin que en ella teoga de al Vicario de Cristo sobre la tierra. parte alguno el Suvio Pontífice; niega Posteriormente Clemente V, por las al Papa el dominio temporal autonomo mismas razones tuvo sus dificultades sobre Roma o sobre cualquiera otra con Eorique VII; después el Pontí. ciudad, concediéndole la soberanía fice Juan XXII con su bula In nostra sobre una población sin excluir la et fratrum, reclamó para el Papa los romana sieinpre que la ejerza con el derechos de Emperador, ya que Dios, objeto único de administrar bienes ep la persona de San Pedro, le había que están al servicio de la religión y confiado el imperio terrenal y. celes de los pobres en Jesucristo.
El Emperador es inspirado por Dios chos del Imperio, Uguccione della en aquellas decisiones que se relacio.
Faggiuola, Mateo Visconti y Capgran. nay con la consecución de la felicidad de, el magaífico Señor de Verona, el humana de acuerdo con las doctrinas hombre por quien mayor veneración filosóficas. Los dos poderes, el tempo.
sentia Dante.
ral y mudable, y el espíritual y eterno, Nace en ese momento crítico el tra deben estar separados; los dos guías tado De Monarchia, en el que estudia de la Humanidad no deben turbar con cómo la monarquía sea necesaria y sus recíprocas ambiciones la armonía suficiente para asegurar el bienestar que Dios ha establecido para que la humano, cómo el pueblo de Roma, gracia divina, residente en el Papa, y con verdadero derecho, adquirió el la sabiduría humana, ejercida por el imperio del mundo y cómo la autori. Emperador, cumplan cop la sacrosanta dad del Emperador le viene directa. misión no de dominio, como algunos mente de Dios y no por intercesión de equivocadamente hau supuesto, sino ningún vicario suyo en la tierra, de amoroso sacrificio por parte de Unidad para regular, concordia en. ambos conductores de la humana tre los gobernados, justicia que no se grey.
vea ofuscada por la ambición de los Como vës, inolvidable compañera directores y por la impotencia de los depuis años de ensueños, este libro, dirigidos, libertad amplia para éstos y que muy pocos conocen, es de una para aquéllos; tales son las cualidades iwportancia capital para quien desea que pregona el Altísimo Poeta y que conocer las ideas del Grande Floren.
encuentra en el gobierno del Monarca tipo que sintió, en la mitad del cami.
suyo: Sabiduría, Amor y Virtud son no de su existencia preciosa, el deseo el alimento preferido de su Emperador ipteuso de llevar consuelo a los concomo lo afirma en el Infierno, preci denados del Infierno, cariño sincero a samente en el canto primero.
los que, llenos de esperanza, en el El segundo libro de este tratado po. Purgatorio entonan laudes a la Sulémico empieza con una fuerte protes. prema Bondad y admiración a los ta contra los reyes y príncipes que se bienaventurados que en el Paraíso go.
han constituído en adversarios del Sa. zap de la Eterpa Presencia del Amor cro Imperio Romano: parece el canto Perfecto que mueve el Sol y las demás de guerra de las walkyrias al iniciarse Estrellas.
las batallas en las que han de recoger, a seguir al Poeta inmortal, en para llegarlas al eterno goce de las ese viaje milagroso nie preparo. Con beatitudes celestes, las almas que por él, con Virgilio, con Beatriz y con Dentro de mucho tiempo, una tarde dorada, por tu calle que hoy rehuyo de nuevo pasaré, y tú sorprendida, mirándome de pronto, quién sabe cuántas cosas recordarás tambiéu! luego, cuando enciendan sus luces las (estrellas, y sueñes con las cosas que nunca han de volver, erocando tus glorias, tu juventud lejana, mi cariño sincero, murmurarás. Era él. RUBÉN YGLESIAS HOGAN Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica