Repertorio Americano 39 ¡Amaneció en tu sepultura y tu elegia ya es canción!
Página lírica de Carlos Pellicer. Túnica de oro el día viste tu hermano el día emperadory tu sonrisa ya no es triste y tu bronce es blando de amor.
TERCERA VEZ Ha llegado, sin decir una sola palabra, aligerando montes y poemas, la Luna con sus cosas de plata.
Hoy en tu día de cariños hay clara risa y hondo cielo porque se han sentado los piños sobre tus rodillas de abuelo. el puerto suptuoso, liberal y tropical, entre grúas y palmeras en reposo funde en oros azules todo su litoral.
Cielo cordial y risas claras llegan ahora a celebrar. tus amores y tú los amparas gozoso en tu ropa talar.
Las mavos ponen presurosas en tus sienes el mirto fiel y en el di soiayo de tus rosas hay un delirio de laurel.
Rio de Janeiro, 1922. El futuro oscuro se en piva a besar tu frente en pavura y en tu nostalgia diamantina solloza una lágrim pura.
Desde el avión, la orquesta panorámica de Río de Janeiro se escucha en mi corazón.
Desde la cumbre del Corcovado hasta las olas de Copacabana, la diclia es una simple distancia que la (pasado borrando fechas próximas con sus manos plateadas.
Ataré mi existencia sideral a la divina roca del Pao de Assucar que ve hacer la aurora antes que el agua (bar.
El mar de Río de Janeiro es una antigua barcarola que está aprendiendo la ola leve de ini pensamiento.
Guauabara su nombre. Guanabara con10 una estrella que se alargara sobre el ritmo de un moviento.
Ciudad naval, tus avenidas de orohidrográficos prodigios apclan diis ojos en uu aire de eternidades sin abismos.
Tu mar y tu niontaña. un puñadito de Audes y wil litros de Atlántico pasan bajo las alas del avión, como síntesis del Continente amado.
Las grandes rocas están de oro, las montañas en verde y morado.
El agua se mueve en semitono.
La ciudad es un libro deshojado.
El aire está en soprano ligero.
La escuadra va a salir a pescar.
Un looping the loop lace pedazos el regreso y lace estallar la ciudad. en epipicio se couvierte el negro día del dolor. En la lámpara de tu niuerte es una llania nuestro amor!
Paso ya la envidia violenta y ya se ostenta tu ideal como después de la tornienta la mañana primaveral.
El niño del mirar más atento te hace guirnalda y te hace coro, y te pide le cuentes el cuento del Príncipe de Barba de Oro.
Amaneció, como en la jícara de Uruapan y en el sarape de Oaxaca. Yuridiapundaro y Pátzcuaro!
Tzitzúntan y Chapala.¿Recordáis el vevado azul que vuestras miradas pintaron?
Traed, acercad la luz, todas las sombras se olvidaron.
La ola verde que encallo sobre el litoral vacío perdió su cargamento de espuma por culpa de nuestro lirios.
Adelgazad el gesto a vuestra mano, izad el pañuelo en primicia de paz.
El ciprés ha venido de morado y la palmera va a bailar. Escucháis la marimba del agua?
iComitán y Topalá!
Tras de los árboles la pube, que está aprendiendo a volar, ha detenido su poema para veros dapzar.
Vuestra inirada jalisciense salpica de oro la mañana y estira en plata el amarillo de luz revuelto con el agua. Habéis olvidado a la lupa o es vuestra sombrilla blanca?
Va estáis desauda como un poco de agua.
Como un poco de agua que cayera sobre las tímidas rodillas desnudas de la Primavera.
La desnudez os ilumina como un poco de piano en la noche.
El agua entera se amotina a vuestros pies hecha colores. así vuestra sovrisa cae como una cinta sobre el agua porque atará nuevos jacintos para el tibor de la mañana. el otro la historia estupenda de aquella parauja de Iztlán en que se empoll6 la leyenda del águila y del huracán. Tuya es puestra mirada absorta; tu inquietud en posotros está con los desdenes del no importa y la confianza el más allá.
Río de Janeiro, 1922.
En nuestro grito sin lamento bay no sé qué trascendental: ung voz confusa en el viento.
un fuego de aurora boreal.
Desde la terraza del Hotel Gloria)
la noche de Río de Janeiro epsordece sus ruedas sinfónicas.
Místicos fuegos, graudes voces nos mandan en la fiesta solar comer corazones de dioses cuando estos lleguen por el mar.
Bajo las ruedas de las montañas el mar moderuo y resonante rueda lentamente sus antiguas máquinas.
Danos el ritmo de tu baza danos la lumbre de tu afán; jen tu silencio habla la raza y tu desdén es su ademán!
El «Pâo de Assucarı conmemora en su obelisco los tórridos motines del Atlántico rotos al pie de su estatura de ritmo.
Río de Janeiro, 1922.
La elegía ardiente La bahía, dirigida como una orquesta, toca las luces de todas sus naves deslumbrando el follaje de las fiestas. JUÁREZ, en la fiesta anual que le consacran los estudiantes de Toluca.
Para JOAQUIN MÉNDEZ RIVAS Sé con nosotros en el grito y suframos en tu ideal como en el nopal del mito el vuelo del águila real.
Señor, pasó la poche oscura.
Hay como una iluminación.
RAFAEL HELIODORO VALLE (1) Mexicano.
1923. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica