1849 Repertorio Americano Página lírica Con las manos en púdico gesto recoge las faldas, y hasta medio wuslo se mete en el agua, con que la fractura resulta muy alta.
de González Martínez SOBRE LA FRENTE DE UN NIÑO El cristal que tiembla, retuerce y deſorma sus columnas blancas, y ella rie de la extravagancia.
VIEJO PECADO Una canción olvidada ne trajo el viento, una canción olvidada tan triste como un lamento en la noche desolada. ANTONIO CASTRO MONTAÑO, En la avgosta jaula de un cosmos pequeño, tiemblas como un pájaro. va distraída tu visión a saltos por sobre la vida forjando la urdimbre futura de un sueño. Por qué de repente saca del arroyo las piernas mojadas y en precipitado ademán las cubre sin enjugarlas. Uoa voz oculta presagia el camino.
Recóndito enigma preside tus horas así cuando ríes como cuando lloras. entre risa y llanto se iocuba un destino. Cuántas cosas de otros días, cuántas cosas de pagas pela ocolías perdidas en las brumosas lejanías. De penas y de alegrías. cuántas cosas. Sintió el beso prófugo de alguna mirada. Rumor de pisadas furtivas sobre la bojarasca. Sobre la montaña despunta la estrella.
Será sigao prócer suspenso en la altura, Ya quiere alcanzarla tu mano insegura mientras van tus ojos fijándose en ella. Como corre la muchacha. Cómo evoca la doble carrera de Atalanta. Qué bien que bate los remos la perniquebrada. Una canción olvidada me trajo el viento, una canción olvidada tan triste como un lamento en la noche desolada. iQuién fuera a tu lado soplando en tu oído los nombres que inquiere tu avgustia tem(prana, que hoy son puros nombres, pero que (mañana en tu alma despierta tendrán un sentido!
Hay un eco que perdura, algo que brota de la visión insegura de la vida, y como gota se filtra en la rajadura de nuestra existencia rota. Algo queda y algo dura!
LA PAREJA Tus pies huyen por los sembrados como romántica pareja de enamorados.
iQuién fuera a tu lado en ruta de asombros atento a la vida con una alma uueva!
iQuién fuera esa mauo cordial que te lleva cual una caricia posada en los hombros!
Ora delante, ora detrás, parece que juegan a quién corre más.
El viaje comienza, pequeñuelo hermano.
La faz de tu estrella da luz al abismo; mas ha de publarla tu dolor humano.
Cuando ella te falte, búscala en ti mismo. en vano es dar al olvido el dolor que hemos causado o el agravio cometido.
Siempre hay un eco olvidado que en los rumores del viento da una nota del pasado, y que es el remordimiento de nuestro antiguo pecado.
Con sus botinas nuevas cruzan por los sembrados como par de novios endomiogados. Ya el viaje comienza, pobrecito hermano. Suena en su taconeo el tic tac del reloj del deseo.
LA HORA TRAGICA Cómplice de la prisa y del calor, repentino, oportuno se divisa el bilo del arroyo tentador. En dónde está la vida para abogarla en (mis brazos?
Todavía rebosa de mis labios el vino rojo de la lujuria, y los viejos abrazos se enroscan a mi cuello con nudo ser. pentino. yo busco la vida para alogarla en mis (brazos, la vida que no supe cuándo vino. LA ALFORJA Se desbordó mi corazón cual una alforja. Cada quién tendió las manos y crispó su codicia en mi fortuna. la fijeza insomne de la luna miró huir el tropel de mis hermanos.
La mano desanuda ragujetas) y ligas, sabia y moda, y la pareja al baño entra desnuda.
Me sentí solo cual si nadie hubiera sobre la tierra sino yo. Mi grito perdióse en la insondable carretera. no queda del prófugo delito pi el polvo que levanta la carrera.
Tus pies retozan, juntanse y se opriuieu en los escalofríos del riachuelo como dos cuerpos jóvenes en celo; y a veces uno en otro largamente apoyados, parece que se abitan de divinos pecados.
Una estrella remota y una rosa que atrae en la tierra, delatan mi antigua incerti. dumbre en que el alma suspensa ni se empina ni cae. Afán alitendido que es sólo una costumbre. Aun resta lo más noble que atesora mi corazón. Volved. Pero ninguna roz me responde. en la aciaga hora, mi solitario afán es can que llora frente al silencio esquivo de la luna.
Tras de secarse al sol, vuelve la media a calzarse triunfal, sin una arruga, y luego, las botinas. Después de la tra.
erótica, la fuga. gedia Tenue borrón del humo que blanquea en la casa distante, es sueño ido que buyó cual duende por la chimenea.
El recuerdo es tan vago, que semeja un olvido. En donde está la vida para que yo la year. LA PERNIQUEBRADA La chiquilla que mete jugando los pies en el agua, se divierte pensando que tiene las piernas quebradas.
Lenta y acompasadamente regresan por la gloria de los prados tal como dos amantes fatigados. Del tomo El Roniero Alucinado, Buenos Aires. 1923. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica