118 2014 Repertorio Americano alla. La luna nueva caía dulce y ro.
sada sobre la esperanza del maizal.
Yo pensaba en la piedra de la irresis: tible esplendidez y ahora la evoco de.
caer de rodillas al visitador don Tello solado con la leyenda que el indio me que era más cintilante que la de aquella noche de mástiles dormidos y coptó entre el dolor de aquel crelos luceros. En qué sueño la había de gaviotas que rondaban la popa?
púsculo antiguo.
soñado? La piedra brillaba en la oscu. Por el camino acababan de pasar los ridad como una locura, efundía su primeros venados de la primavera.
RAFAEL HELIODORO VALLE propio fulgor, parecía apasada con Trascendía el aire a los bejucos oloroojos de víboras y fosforescencias de sos. El sol se resbalaba en lluvia de luciérnagas. El iudio no la quería ven. amor sobre las lomas. El indio iba der, ni por todos los dólares del mun. troochando ranjas de arbustos para no Primero lea esto do: la apreciaba más que los amuletos, perder el camino.
más que los luceros pálidos mucho y. Advertencia que se hace a los lectores. Ha visto usted me dijo el duede la Biblioteca Aurora. gratuita y cir.
más que todas la piedras.
ño del monte? Es un señor que tiene culante, organizada por Masferrer en Una tarde, entre los monolitos, chontal y usa barba piuy larga y como San Salvador. mientras en el aire rodaba un ipsi es pequeño retoza con los niños.
nuante olor a orquídeas de mitología, a) RECUERDE QUE ESTE LIBRO NO el indio habló: Si al monte vas ES SÓLO PARA USTED, sino para otros sin tu escopeta y tu perro. Esta piedra sólo la tiene en el pewas. Trátelo, pues, con el esmero al dueño del monte verás. cho el animal que vive bajo la tierra, conque se tratan las cosas ajenas no se sabe dónde, quién sabe desde Ya la noche apresuraba nuestros b) No retenga este libro más del cuando. El animal aparece una vez pasos. El ladrido de los perros reto.
tiempo que sea indispensable; recuer.
sobre la tierra, sólo una vez, pero tos nos calmaba la ansiedad. Yo sede que OTROS LO NECESITAN, LO ESTÁN ESPERANDO no se deja atrapar porque tiene ga. guía viendo, aturdido de encanto, la rras y muerde. Si lo perseguimos se piedra maravillosa. El indio abrazo, c) Devuelva el libro a quien se lo mete en la tierra y, es imposible seguir tal en un rito, a su india de carue de prestó, y. NUNCA a padie más, por diole el rastro porque dentro de ella ca faisán.
gún motivo.
mipa como el pez en el agua. El que No le dijo ella aquí no. Por d) El libro requiere, ANTE TODO, llega a tener el animal. en sus manos que nos mira el hombre del monte.
LIMPIEZA: nunca debe uno usarlo sin es capaz de ver crecer la yerba o de Mira que tenemos que llamar a los estar seguro de tener las manos bien entender los jeroglíficos. Esta es la limpias; el lugar más limpio de la casa, sapos.
piedra que punca pudo ver Balum En el patio del rancho estabau es.
ese es el bueno para guardar los libros.
Votáp cuando en su viaje por la pe. perando los indios. La mujer maya e. Qué nos pide el libro en cambio nínsula nos enseñó que la vainilla es extendía los brazos. El largo día estidel beneficio que nos presta? Estas cograta si se ure, al chocolate. Cuando lizaba las dos figuras en el fondo de sas justas y sencillas: 19 No me arran.
esta piedra aparece sobre la tierra es un crepúsculo que parecía tener la ques las hojas, ni ne las dobles, ni ni escribas nada en ellas, 28 No me co.
como cuando pace un nuevo cometa: gracia, de las jícaras multicolores.
de seguro habrá guerra, hambres, pes. Pronto les dio de comer los veinte pla: loques abierto, boca abajo, porque me tes, quién sabe, sefior!
tos que sabía hacer con el maíz y lue.
desencuadernaría. 3a No me dejes al Yo vela embelesado aquella locura go que bubieron comido se marcharon alcance de los niños, porque me condel color, me atolondraba hundiendo a la milpa en sequía. Los indios se vertirán en juguete, y me destrozarán.
la mirada en aquel fruto ardiente del 48 No me vuelvas las hojas, mojándote acurrucaron para croar.
iris que tenía la tierna frescura del No te rías porque se enoja el los dedos, porque me ensuciarás, y tú cielo y el mar. Sería esa la luz que hombre del monte y no vienen los puedes adquirir una enfermedad peli.
vió el señor Almirante cuando busca.
grosa. 58 No me dejes al sol, para que sapos.
ba las islas de la Especiería. acaso Una suavidad violeta, de poche de po se encarrujen mis forros; ni en la despidió los fuegos fatuos que hicieron mitología, eran la loma y el río más hojas. 68 No me pongas como señales humedad, para que no se pudrao mis sido una tirilla de papel, o una ciota; Quien se refiere uua eni ni abras mis págioas sin cuidado para habla de la presa en su género, que no me desfleques. 74 Siempre y en siogular en C, todo, mira en mi, lo que veía aquel Su larga experiencia la coloca al nivel de las fábricas análogas más adelantadas Faraón de Egipto que llamaba a los li.
del mundo.
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