56 Repertorio Americano Página lírica de Manuel Segura. es ímpetu de una fuerza de la naturaleza. En la invocación al Espíritu Santo que se levanta, coro universal de todos los cristianos upidos en la plegaria, de todas partes de la tierra al cielo (O spirto! suplichévoli noi imploriam) o en el Adiós de Lucía, no es up alma, ni una multitud de almas que cauta con el abandono de sí misma a Dios o a las cosas, es la tierra, la naturaleza, el universo que impulsa el ánimo del poeta, lo invade, y lo llena de sí y saca de él una voz potente, solemne, divina. Aquí culmina la verdadera poesía, donde el poeta no persona, ni hombre que mire delante de sí las cosas o Dios, sino el hombre que absorbe en sí y transfunde en su propia alma el todo, llevando consigo al lector en una ola de pensamiento eterno.
En esta poesía que sale de las cosas y del todo está reflejada la visión religiosa que el Manzoni tiene de la vida, consecuencia de aquella voluntad y necesidad de su espíritu de tomar las cosas en serio, de adherirse a la verdad, de acercarse a Dios, de aspirar e identificarse con El en aquella unidad por la cual Dios del todo vuelve y resuena en el aluia del poeta, voz eterna y única: que es, pues, el carácter de toda grande poesía, la cual habla un lenguaje universal, inteligible para los sencillos conio para los doctos; lenguaje de alta espiritualidad que es también lenguaje de la naturaleza en la cual el arte es espontaneidad y la disciplina es libertad. Manzovi, en este respecto, es de los más grandes de todo tiempo y de toda gente, y su libro, como el de Dante, será siempre para los italianos, libro de poesía y de verdad, libro. de cultura y de reforma poral, los italianos volverán, en los siglos futuros, a conmemorar el Autor no solamente como poeta que regaló la alegría de su arte a todos los pueblos, sino conlo el maestro que más que cualquier otro escritor italiano enseñó a los italianos el arte de vivir dignamente. ANTONIO ZANETTI.
FRIVOLIDAD de tumbo en tumbo, a todas las playas de la (vida; El espumoso barco, con que mi afán un día jun voluptuoso ensueño de abandonar los soñara alegremente, por fin, ya en otro cielo (lares y en otras altitudes, prestó a mi fantasía y de viajar siu rumlo, sin armas, sin egida.
paisajes y horizontes que yo no conocía sinó por lo que hablaban el libro y el abuelo. de pedir, a instantes, la soledad, la ermita, Dio cielos a mi espíritu. Sorbi luengas la voz materna, todo lo nuestro; povia. distancias estrella; cual si perteneciese a los etéreos dioses; y en las oscuras tardes, cuaodo el afán y mi novicio olfato gozó nuevas fragancias. dormita, y mi innatura planta anduvo otras estancias, la alcoba de la infancia y despertar en ella!
y mi inexperta vida cantó nuevos adioses.
México, 1923.
Dió mar a mi entusiasmo. En Simbad el Marino sentíame cambiado, distantes las riberas, SONATAS DEL VIAJE lejavas las techumbres, borroso ya el camino Silbatos y campanas, de mi ciudad; y, absorto, reía que el destino vehículos, corceles, vagones y tranvías.
era un pegaso de alas invictas y ligeras. Es el fugaz desorden que bace vibrar ¿Qué bada milagrosa aceleró mi vida. ventadas, Qué lírica medusa me transformó en viajero?
estremecer espíritus y fatigar los días; Viajar. Llevo yo en mí el ánima escondida ihoy me siento extranjero!
de una ave atolondrada que por volar no En torno de mi vida el maremagoum danza avida fantástico y ligero, ni en las oscuras torres ni en el ruidoso cual si rendir quisiese mi estrofa y mi (alero. esperanza. vi rostros, pupilas, naturalezas. Todo Pupilas bay que inquietan, sonrisas hay que lo que contar pudieran Balzac, Goya, o lloran. Beethoven: ancianidades jóvenes y juventudes viejas; en la emoción sentíame germano, español, y allá, tras la wacetas, que al tibio sol se godo. doran, y en wis frivolidades siempre encontraba un no sé qué amor ocultan las herrumbradas modo. rejas.
bostil, de ser más viejo; fugaz, de ser más Dolor, vives aquí. joven.
Cantar, ise te oye en esta circulación de el clamoroso puerto, y la ciudad remota. gente?
y los tenaces hombres. el puente en el Amor. acaso logras en el vaivén un sí. abismo, Reir, es que tu nota de juventud se siente?
y el túnel en el monte, y el vuelo en la Amada, pienso en ti gaviota, como se piensa en una diafanidad de fuente.
iban pasando en torno de mi ansiedad ignota, Hoy me siento extranjero sin la tranquila interniitentemente, corto algo de mí mismo. calle, Así, mi ser, propicio a la inquietud errante, y sio el rostro siempre de todos conocido; desconoció el silencio y se alegro en el ruido, sio el arroyo alegre con que se alegra el tras la distancia, pronta, de puevo, a ser (valle. distante; y siu aquellas torres cuyo fugaz detalle y, sobre todo, uua ansia de seguir adelante siempre es, tarde y mañana, la música de cual si dejar quisiera una ciudad de olvido. un nido. Oui, mente. y cuántas noches en tu ilusión No sé en qué iuterminable ofuscación ine querías pierdo, ser alma del tumulto, ser roz del van yéndose mis pasos como se van los ríos, movimiento; suspiro hacia el pasado y mi retorno es lerdo: y ahora, al agitarse la multitud, reías avanzo, ayanzo; y no obsta ni el otoñal bajo el ardor extraño de un hondo recuerdo (pen amiento: de aquellos ojos suyos que fueron y son míos. amor. vives aquí. reir, es que tu nota de juventud se siente?
Frivolidad de mi alına. Ola que va en los (oares, Amada, pienso en ti como se piensa en una sonoridad de fuente. 1) De Costa Rica.
México, D, 1923.
Bosques fantásticos Ob bosques de los árboles añosos y altaneros, guardáis en vuestras frondas historias mil de amor, tejidas entre damas y brayos caballero que en vuestra calma ballaban remedio a su (dolor.
Contadme, oh bosques llenos de paz y de (armonia, contadme la aventura de un fantástico amor: haced que se connueva, que vibre el alma mía al escuchar la historia de un pobre trovador!
Decidme qué fin tuvo el bizarro caballero. que como hijo de España fué indomable en Ivalor.
Contadme qué se hizo la hija del rey fiero que en vuestras soledades pagó con su dolor!
IBosques en donde anidan mil pájaros cantores que alegran las praderas con su bello gorjear, bosques por donde vagan, de los Conquistadores las almas doloridas de tanto batallarl.
MARÍA DEL ROSARIO BORGES. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica