Repertorio Americano 2373 suaciones este Pablo, diciendo que no que había alguna vez departido con fortalecimiento del hombre por el son dioses los que son hechos de ma Pablo de Tarsos acerca de los proble. dolor.
nos. mas eternos, se alejaría de la plebe No me creerás, romano me res.
Por lo visto, la venta de imágenes para ir acompañando en su marcha al pondió. si te digo que me sentaré en y templecillos comenzaba a decrecer. apóstol hasta los términos de la ciudad. el trono del César, en tu Roma, y des.
El devoto negocio corría evidente pe. Bien sabes, amigo mío le diría. de allí dictaré leyes al mundo.
ligro. como, de antiguo, el lucro y que si tú bautizas en el nombre, del Acaso tengas razón, Maestro.
la codicia se disfrazan a las veces hi. Profeta galileo, muerto en una cruz, Pero también te digo que no serás Tú pócritamente con las vestiduras san. yo sacrifico en el altar de la virgen quien veoza a Roma, sino ella quien tas de la piedad, no es de extrañar Diana, la casta deidad de los bosques te vencerá a Ti. No será tu doctrina que los plateros, oídas aquellas razo. silenciosos y de las almas solitarias. quien dicte la ley de paz a los hombres Des, convinieran con Demetrio en que. Pero ambos creemos igualmente en un desde la capital de la tierra. Será la iba por tierra la majestad de la diosa Dios Supremo, porque creemos en la eterna sed de dominio, la eterna cruel.
tutelar y, llenos de ira, alzaran la voz, justicia y en la inmortalidad, en la dad imperial de los hombres, quien clamando. Grande es la. Diana de virtud y en el amor. Si nuestros cora aprovechará tu doctrina como nuevo Efeso. zones, templos vivos, son dos aras dis. instrumento de mal y de opresión. El. Graude es Dianala de los efesios. tintas, arde en ambas la misma llama día en que un César se ponga tus ves.
empezó a gritar entonces el pueblo de la piedad y el sacrificio.
tiduras de rabino, o uno de tus rabi.
entero, que creía ofendida y ultrajada El filósofo, al despedirse, abrazaría nos se pooga. las vestiduras de nuestros a la Patrona de la ciudad. Curdió la al gran. Apóstol de las Geotes. Este, Césares. Pontífices. qué quedarà de tus confusión, el tumulto. Se arremolinó coomovido, sentiría no poder prose sermones? Tú has dado a los hombres la muchedumbre en el teatro, impro. guir la poble plática, con el deseo de una antorcha para que se iluminen; visándose upa especie de reunión pú. traer a la religión verdadera de Cristo pero los hombres la convertirán en tea blica contradictoria. San Pablo desea. aquella inteligencia generosa. al para quemar piadosamente a sus proba hablar a la multitud; pero se lo continuar su camino hacia Macedonia, pios hermanos, en tu nombre, sobre impidieron sus discípulos y algunos entre los olivos y las vides, no sacudi las piras.
personajes pripcipales, que le querían ría ya, como en Antioquia de Pisidia. Hermano gentil replicó Jesús. bien. Por su consejo, hubo de salir el polvo de sus sandalias; porque, con allí donde un hombre muera por obra bien pronto de aquella tierra, partien. el grato recuerdo del que había sido de los demás, con él estaré Yo y con do para Macedonia. Entre tanto, el su acompañante, pensaría quizás que, él pioriré por mano de los otros.
alboroto crecía hasta trocarse en un. en cada motín de Efeso, en cada que. Entonces me di cuenta de que uno verdadero motín. Excitado por el sor rella religiosa, frente al fanatismo in de los esclavos, con cara etiópica y dido interés de plateros y vendedores, teresado del platero, se halla también torso de atleta, escuchaba embebecido todo el pueblo, sintiendo exaltarse el la fe tolerante del 616sofo.
a la puerta del cenáculo. Sobre su capatriotismo local y el fervor religioso, beza, trémulo sostenía un ánfora de vociferaba unánime: aiGrande es la LUIS DE ZULUETA vino de Edgaddi.
Diana de Efeso. Quieres, Maestro, sacarme de Tan sólo, acaso, un anciano filósofo. La Libertad, Madrid. una duda que me acometió el otro día, al escucharte upa parábola contra los ricos, predicada a las turbas? Tu doc.
trina tiene para nosotros, romanos, el grave defecto de ser una loanza de los hombres inferiores, de las razas escla.
vas, que no han sabido resistir a la espada de nuestros conquistadores ni La parábola de la palma Poulio Valerio Optimo, joven patri: dio de los alrededores de Jerusalén. competir con la ciencia de nuestros Era un paisaje siniestro, entre monta. sabios.
las más ricas en patrimonio de tierras ñas. Las cuevas de los leprosos abrían. Joven contestaba el Nazareno, de la Campania, se encontró en Jeru. allá, lejos, sus fauces negras, bajo un si quieres que el esclavo rompä sus salén durante los días de la predica. peñasco desnudo y áspero. Higueras cadenas invisibles, dale la facultad de ción de Jesús Nazareno, llamado el silvestres, pitas, cardos, nopales. Una hacerlo; y este poder es la pueva palaCristo; y ha dejado unas Memorias, mísera palmera, junto a una cisterna, bra. Por eso mis discípulos me han todavía inéditas, que bien pueden con desplegaba sus hojas sedieptas, a modo llamado así: la Palabra. Si supieses siderarse como un Evangelio desco de inmenso penacho.
comprenderme, te diría que el esclavo nocido. De esas Memorias extraigo la De sobremesa, conversábamos al y el plebeyo ascenderáu a patricios, y página que voy a ofreceros, amor del buen vino, que unos esclavos los patricios serán esclavos sin reba.
árabes de José habían vertido en nues. jarse,. porque servirán al Espíritu y no tras copas. Jesús, con la mirada a la carne.
absorta en la roja brillantez del vino, José de Arimatea, solícito, intervino. En aquellos días fuí convidado a parecía entregado a sus ensueños. Publio, conozco muy bien tu comer en casa de un rico judío de Rabi le dije. deberías predicar Rowa. Conozco muy bien las doctri.
Arimatea, llamado José, gran amador tu doctrina en Roma, y no en esta nas que le han dado nombradía, y he de la filosofía y conocedor profundo Judea, que es la nación más hostil a estudiado en los anales de los Ponti.
de nuestra Roma, donde estuvo en los todo extranjero. Tus hermauos de raza fices vuestra Historia, y en los comen.
primeros tiempos de Augusto. José no pueden conprenderte, porque no tarios de los jutistas, vuestro Derecho.
había coovidado tambiéri, aquel mismo sienten las cosas inmortales y las am Pero debo decirte que ha habido siem.
día, al predicador Jesús, uno de los plitudes del alma. Ven a Roma, ahora pre entre vosotros dos clases de escla.
muchos videntes que pululaban enton que la escuela del viejo Platón y la vos: los que quierev dejar de serio, ces por las calles y plazuelas, de la filosofía del Pórtico proclaman allí, y los que aceptan la esclavitud como vieja ciudad.
como tú aquí, la paternidad de los un decreto del Eterno. En vuestros Comíamos en las afueras, en un pre dioses respecto a los hombres, y el tiempos de República, los plebeyos y Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica