318 06 Repertorio Americano Santo. Estábamos de nuevo en «Par. plaza del Ooce, we dijo, hay upa de li tierra, vo acertaba a detenerse sifal.
gran cochería de un conocido mío, en ninguna cochería. Decidí, pues, sa.
Contentos con el cambio, nos ballá. aficionado cowo yo a la radiotelefonía. lir yo mismo en busca de un vehículo, bamos sumidos en el inás dulce misti. Será sencillísiaio pedirle por radio un encaminándome, desde luego para más cismo musical, cuando la onda de Ho coches. acto seguido tocó tres o seguridad, a la cochería del amigo de nolulu, de vuelta quizá del desierto cuatro llaves y una ooda partió va. Anselmo. Así, bajo el agua, con el de Sahara, comenzó otra vez su papel lieotemente desde Belgrano, bajo la capricho furioso de aquel coche, atra.
de aguafiestas. fuerza de mover de. lluvia, hasta la plaza del Ouce, en vesé a pie Palerwo y la Recoleta, sesperadamente cuanto aparato halla. busca de un coche ra mí. Algunos crucé Callao, pasé sin detenerme frente mos a mano conseguimos ponerla al minutos pasaroo; li onda de Hono a la puerta de mi, casa, seguí por Rifin en fuga; pero, apenas libre de ella, lulu se cruzó tres o cuatro veces y el vadavia y llegué a la plaza del Once la voz misteriosa habló de nuevo para señor de la lluvia volvió a asegurar como llegan a su fiu los hombres. de anunciarnos que en San Nicolás llovía nos que en San Nicolás seguía: llo. carácter. Allí encontré la cochería y desde hacía una bora. Nosotros, ya viendo. Por fin, entre todas las voces, el coche prometido. Desde lejos, entre de mala mala manera, le respondimos se destacó una que nos pareció de las luces de los relámpagos, distinguí que el mismo diluvio universal pos te. marcado acepto cocheril, Encantados sobre la azotea de la casa los hilos pla sio cuidado, pero la voz, sin per: con el hallazgo rogamos a la voz que característicos del teléfono sin hilos.
der su irritante calma, nos dijo que no nos enviara cuanto antes el coche Diez minutos después, ya de vuelta, estaba hablando con posotros sino con que necesitábamos. Pero la voz, con me detenía por fio en mi casa, mojado, el Observatorio Astronómico de La grau amabilidad, nos declaró que, en pero en coche.
Plata.
su opinión, su coche no podría llegar De esta relación de mi aventura, todo esto, eran las doce de la antes de tres o cuatro dias, puesto resultan, pues, probadas las siguien.
poche, we encontraba aislado en una que hablaba desde Mar del Plata. teş conclusiones: calle remota de Belgrano y había, Las horas iban pasando y Marga. 19. Para oir «Parsifal, por teléfono efectivamente, impezado a llover a rita, entre bostezos, comenzaba visi. sin hilos debe empezarse por el vals cántaros. Era inútil buscar con aquel blemente a echar de menos el lecho de la Duquesa del Bal Tabarín. tiempo di coche ni automó;il. Sali. Dupcial. Mi situación se hacía de mo 29 El paraguas es un aparato con: hasta la puerta, a esperar un tranvía, mento en momento más trágica e plementario del teléfono sio hilos.
pero Anselmo me dijo que, en su opi. ipsostenible, ya que la onda de An.
pión, no habiendo ninguna vía cer. selmo, paseando por todos los países (La Nación. Buenos Aires. cada, difícilmente pasarían tranvías por delante de la casa. Es curiosa la facilidad con que los tranvías se habitúan a un recorrido dado, del que no es posible sacarlos más. Si un POR MARIANO SILVA ACEVES tranvía empieza a pasar por una calle, puede afirmarse que en el noventa y EL HADA CAPERUZA. rato viendo su globo y midiendo con nueve por ciento de los casos seguirá UANDO Caperucita Roja salió del él el tamaño de las nubes. Después lo vientre del lobo, se transformó en llevaba a otra parte y hacía lo mismo.
o sin necesidad. En cambio, Cuando la lupa se metía, el rey recocuando no ha cruzado por un sitio un Hada, porque el lobo era viejo en.
dado, es seguro que nunca lo cruzará, captador y, al morirse, tuvo que darle gía la hebra de su globo y se iba a dormir.
aun cuando se le llame con toda ur.
su ciencia maravillosa. El manto rojo gencia. Era inútil, pues, que esperara brilló mucho más, y el jarrito de wan.
LA SOMBRILLA ABIERTA.
en la puerta de xi amigo, viendo cier teca se convirtió en vara de virtud, RA una sombrilla de mil colores la lluvia. Podía quíza darse el caso Todo lo que tocaba cou ella se volvía excepcional de un tranvía extraviado risueño. No quiso dejar pasar aquel que puesta al sol brillaba esplen.
dorosamente. En cada uno de sus gajos que pasase por casualidad, pero ello día, tan lleno de emociones, sin llevar había pintados muchos cuentos exceimportaba a la verda entregarse al a su abuelita a la ciudad a vivir con leptes que suceden en el país de las azar con demasiada ingenuidad. su madre.
nubes. Allá subía diariamente la som.
Anselmo, contra toda su costunibre, LOS DOS PERRITOS brilla abierta y cuando bajaba, en la tuvo entonces una idea, lamentándose EL PERRO GRANDE.
tarde, los niños, asomados a las ven.
de no baberla pensado aptes. En la NA vez se encontraron dos perritos tanas, la miraban venir en el aire, y se hicieron amigos. Se pusierou llena de movimientos cadenciosos.
a correr upo tras otro y a jugar con Dedicatoria (La Falange. México, sus colas. Así se divertían cuando llegó un perro grande a quererles eu.
Don Ramón del Valle Incláu ha te.
señar a estar con juicio en la calle, y En lo sucesivo señores uido la gentileza de enviar a Al.
les empezó a decir uu largo discurso fonso XIII un ejemplar de su obra agentes y suscritores de proque sabía de memoria. Entonces los «Farsa y licencia de la reipa castizan, perritos se fueron acercando a él con vincias sírvanse remitirme que acaba de publicarse, con la si.
cuidado, le mordieron las narices y invariablemente los fondos guiente inusitada dedicatoria: corrieron con todas sus piernas.
bajo cubierta certificada o en forma de giro postal: que sin «A el Rey Alfonso XIII. EL REY SU GLOBO.
ello suelen perderse.
Señor: Tengo el honor de enviaros este libro, estilizacióu del reinado de STÆ era un rey que salla en las no.
El costo del certificado, o vuestra abuela Doña Isabel II, y hago. ches de luna llevaudo de una he. del giro, lo incluiráu en la votos porque el vuestro no sugiera la bra un globo blanco que flotaba en el suma que me remitan.
misma estilización a los poetas del aire y a través del cual se podían ver poryeoirs.
pasar las pubes. El rey estaba grande El Editor del REPERTORIO pasando por allí durante varios años, CUA COD Era UNA Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica