322 Repertorio Americano Las hermanas tutelares ENRIQUETA RENAN dose de sí misma y de su pasado, ella, que tiene la misión de ser la tesorera en la tierra de los divinos secretos y gracias, se dejase llevar a favorecer ese vergonzoso novimiento! tau baja obra la incitan ciertos viles demagogos. Quisieran éstos qae la Iglesia representara el papel de una vavi(A través de la correspondencia Al ritmo común de sus corazones respoudosa y mundana judía, que, volviendo fraternal, de 1842 a 1845. día, mismo, el de sus espíritus. Pero la espalda a su progenie, fomentase la aversión vida había impreso ya una diferencia de toa ellos y se hiciese antisemita, pudiendo ol.
nalidad en el de Enriqueta, y el uvísino vidar que la sido semita y lo sigue siendo. La correspondencia epistolar sostenida enperfecto no se produjo hasta más tarde. La También eu la patria de Renán, se hizo la tre Ernesto y Euriqueta Repáu, desde joven bretona que antes de alejarse del loIglesia aliada del antisemitismo en los días 1842 a 1845, estando él en Francia y ella en.
gur acariciara la idea de recluirse en un condel asunto de Dreyfus; también entre los Polonia, abarca el período capital de la vida vento, babía perdido su fe católica en los laicos de Francia, cliapoteaban en el mar del gran escritor: el de su ruptura con la caminos del mundo, lo que no autoriza a del antisemitismo algunos que nada tenían Iglesia. La elaboración de aquel dramático pensar que hubiese dejado de ser cristiana.
que perder, bajo la dirección de Druniont y proceso en el espíritu del semivarista está La vocación eclesiástica del hermano sor.
del viarqués de Morés. Eu cambio, se dejacontenida en esas cartas que retratau sus esprendiola, pues, en una disímil posición esron elevar muchos a las alturas puras de tados progresivos y constituyen un docupiritual, agravada por la expatriación, que Sión con el magnífico cicerone Ernesto Remento inapreciable para la historia de su no le permitía auscultar el pensamiento del pán, a esas alturas donde se dio la Magoa pensamiento. Pero el drama tiene dos perseminarista sino a través de sus periódicas Charta del reino de los cielos. el fluían el sonajes, y el segundo aparece tan profundaconfesiones epistolares. Nunca, empero, hizo judaísmo y el cristianismo unidos: los priomente vinculado a todas sus alternativas, uso de la ascendencia que ejercía sobre aquél, cipios del cristianismo uo eran tanto para el que si por una de esas circunstaucias comupara desviarlo de su senda. Con maravilloso el fin del pueblo de Israel como la historia nes que dejau lagunas insalvables en la biotacto que da pruebas de admirable sensatez del pueblo de Israel era el principio del grafía de los grandes hombres, no hubiése.
y con una sereuidad sin tropiezos que exalta cristianismo. Ha vivido de manera feliz en mos conocido su voz, retrocedería, acaso, su actitud a nuestros ojos, aliora que cosus obras, finalmente en la historia del hacia una pepuurbra misteriosa, prolífica en nocemos las inquietudes que atormentaban Pueblo de Israel. En qué categoría lo colosugestiones contradictorias, la figura del su vigilancia inaterpal, estimuló el desencaré para las generaciones futuras. Lo llaprotagonista, hoy clarísima a la luz del episvolviiniento del espíritu crítico del herniamaré clásico o romántico? Con lo romántico tolario fraternal.
no, procurando que, antes de la decisión de la patria bretona, se entrelaza el clasi. Dotada de heroica voluntad y consciente irrevocable, advirtiera él, por sí mismo, qué cismo de la Biblia.
de la abuegada misión que la vida le impobabía de espejismo y qué de convicción en Era como un fraile del libre pensamiento.
nía, Euriqueta Renan, sacrificándose por la su resolución vocacional. Mi primer deber, Si hubiera un Montecasino o una Grau Carmadre y el hermano pequeño, dejó su hogar mi primer deseo, es dejarte en plena libertuja del racionalismo, bubiera entrado en y su tierra bretona a los veinte afios. Ser tad para todas tus decisiones. Yo te diré tal claustro pacido del espíritu del siglo útil a quienes amo, consagrarles todas mis todo aquello que me parezca pierecer tu con pasado, vestido el hábito del escolapio.
fuerzas, reservarles todas mis afecciones, sideración: tú permanecerás luego enteraVeía en la iglesia a su nodriza y en el esceptales son los primeros móviles de mi vida, mente libre para decidir lo que quieras; yo ticismo a su maestro; se puso a resolver el interés que nunca olvido y que vuelvo a no le comprendido jamás a los consejeros enigmas, cuando desperto por la mañana y encoutrar, con la misma vivacidad, bajo toque se disgustan si vo se siguen sus pareceal llegar la noche siu haberlo resuelto, se dos los climas) léese en una de sus cartas.
res. Nada más claro, para definir su correfugió en las suaves sombras de la religión.
Maestra en París, primeramente, doode suducta, que esas palabras que traduzco de Había querido hablar más a los corazoues friera el aislamiento de las grandes ciuda.
uua de sus cartas.
que a las inteligencias; era su más alta amdes, y luego, durante ocho años, institutriz en Polonia, sólo el amor a los suyos, auxibición escoger en sus propias obras bastantes II perlas, para eusartarlas y verlas en las maliado por la energía de un carácter viril y la vos de las bellas inujeres como rosario de convicción de un alto deber, pudo darle, en El amor al estudio y a la reflexibu llevó devocióu filosófica.
verdad, fuerzas suficientes para sufrir la so a Renán, adolescente apenas, a vislumbrar, ledad y la expatriación. Era doce años ma en la carrera eclesiástica, el refugio que soLas mujeres lo awaban, lo acompañaron a esta tumba y esparcieron perfumes y nardos yor que Ernesto, y al partir para Polonia loñaba. Sus primeras cartas del epistolario había dejado en el seminario de Paris, del fraterual lo expresan sin reserva; pero en ella. Su patria, Francia, y todos los Es.
cual paso más tarde al de Issy. El proceso advierte in inediatamente la confusión de su tudos del Mediterráueo, donde la religión espiritual de la conversión del futuro histo espíritu: la tendencia a una vida retirada y celebró sus más altos triunfos, se lawentariador religioso, en el momento crítico que tranquila tomaba eu él las apariencias de rou a su muerte del esclarecido ciudadano definiría su vida, se produjo, pues, durante vocación religiosa. He creído descubrir con del mundo.
la auscucia de Euriqueta. Pero la enorme certeza escribía a los 19 años, desde el se Si lo que parece sio vida vive, a la poticia distancia estrecho aún más sus almas, como minario de Issy que no estoy lecho para de su muerte correría aún más triste el lo demuestra esa correspondencia siu la cual vivir en eso que vulgarmente se llama munJordán por su lecho, los cedros del Libano no hubiesen podido vivir: Releo y abrazo do, o sea eu círculos y salones. Is preciso susurrarían con pesar que babía inuerto un una vez más tu carta, mi bueno y mil veces tener para ello todo lo que no poseo, y todo príncipe del reino de los espíritus, volarían querido amigo, esta carta esperada larga lo que tengo es allí completamente inútil.
caucioues fúnebres sobre los sauces y los mente y recibida al fio con tan viva alegría, Por otra parte, mis gustos lo rechazan. Yo arroyos de Babel, se amontonarían gentes Mi corazón sólo existe en mi corresponden no le vacido para frivolidades y tonterías, en el Sinaí y el Mont: de los Olivos, el cia; cuando le falta este aliinento, mide con y be creído votar que ese inuudo, puesto mismo cielo lloraría por el hijo amado que duplicada amargura la inmeusa soledad que que hay que llamarlo así, componíase de liabía entendido su lenguaje como pocos on le rodea. Adiós, mi buena y querida Eu ellas. Semejante vida, en la cual no se sus días. genio de Sión tocaría las riqueta; aun cuando nos separase todo el piensa ni reflexiona ui se vive un momento cuerdas y lanzaría al revelador poético de universo, yo no te amaría menos, tu pensa. consigo mnisaio, es pues, incompatible con las revelaciones, que murió y será inmortal, miento no estaría uenos presente en mi, a el foudo de mi ser. Esto sentado, debo mila djaleluya. cada instante. rar como cerrada para mí toda carrera que (La Nación, Buenos Aires. se Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica