para muchachos de otro al y sus mariposas, y se precisita nuestras vidas en sus manos cuidadosas. cuando así Po celestial del sol. Entonces corrió hacia el mar REPERTORIO AMERICANO tortuosas de Mlo, donde los sacerdotes sacrifican a los LA EDAD DE ORO aludes vino y maiz. Descendió luego la noche sobre Oimos a los Pathnitas batir sus tambores cuando pasaLecturas complementarias mos el Imaut y Golzunda; luego todos durmieron, menos el timonel. los pueblos esparcidos por las riberas del (Suplemento al Repertorio Americano) Yann oyeron toda aquella noche en la lengua desconocida del timonel cancioncillas de ciudades que ignoraban.
Me desperté al alba con la sensación de que era Días de ocio infeliz, antes de recordar por qué. Entonces recapacité en el país del Yann en que al atardecer del día incipiente, según todas las probabilidades, debíamos llegar a a Bar Wul Yann, donde había de separarme del capitán y de sus marineros.
y Véanse las entregas 1, y del tomo en curso.
Habíame agra el hombre, porque me obsequiaba Canto muchas canciones, contando ao nesuscioso su sagradas con el vino amarillo que tenía apartado entre sus cosas ciudad de Durl. Las canciones fluian sobre la oscura hermosa Belzcond, mentre los montes de Acroctia y el selva y ascendian por el claro aire frío, y los grandes. Hiam Min. habíanme gustado las costumbres de los bandos de estrellas que miraban sobre el Yann empe marineros y las plegarias que rezaban el uno al lado zaron a saber de las cosas de Durl y de Duz, del caer la tarde, sin tratar de arrebatarse los los pastores que vivían en aquellos campos, y de los dioses ajenos. También me deleitaba la ternura con que rebaños que guardaban, y de los amores que habían hablaban a menudo de Durl y de Duz, porque es buehacer. Yo, acostado, envuelto en pieles y mantas, escu pequeños montes en que se asientan aquellas ciudades.
amado, y de todas las pequeñas cosas que esperaban no que los hombres amen sus ciudades nativas y los fantásticas de los grandes árboles que parecian negros cuando tornaran a sus hogares, y dónde pensaban que formas había llegado hasta saber a quién encontrarian ard dose del Yanin. ΕΙ caudal del río fluía ahora tumultuoso, otros en la puerta de una u otra de las tres ciudades, areri el Yann habia y otros junto al fuego casa. pensé en el husmeado a lo lejos las antiguas crestas de Glorm peligro que sabia que sus torrentes estaban frescos delante de el, las afueras de Perdondaris, peligro que, por lo todos nos había por igual amenazado en que ali donde habia de encontrar el alegre Trillion gozán ocurrió después, fue muy real.
dose en los campos de nieve. Sacudió el letárgico sueño que le invadiera entre la selva cálida y animosa canción del timonel pensé también en olvido en la fria y solitaria noche, y en cómo habia tenido expectante, turbulento, pronto los nevados per picos de los montes de Glorm aparecieron resplande pensaba; cesó de cantar el timonel, alcé los ojos y vi cientes. Ya los marineros despertaban de su sueño. En noche solitaria había transcurrido, ensanchábase e alba seguida comimos y se echó a dormir el timonel mienу los marineros despertaban.
tras le reemplazaba un compañero, y todos extendieron Pronto vimos la marea del mar que avanzaba reaquél sus mejores pieles. poco oímos el son del Trillión, que bajaba dansuelta entre las márgenes del Yann, y el Yann salto zando de los nevados campos.
flexible hacia él y ambos lucharon un rato; luego el el Yann y todo lo que era suyo fué empujado hacia después vimos el torrente de los montes de filmes Norte; así que los marineros tuvieron que izar las velas empinado llevados por los saltos del Yann. Entonces dejamos la y gracias al viento favorable, pudimos seguir navegando.
vaporosa selva y respiramos el aire de la montaña; Pasamos por Góndara, Narl y Haz. Vimos la memoirguiéronse los marineros y tomaron de él grandes bo rable y Golnuz y la plegaria de los perecanadas, y pensaron en sus remotos montes de Acroctia, grinos.
en que estaban Duri Duz. Más abajo, en la llanura, Cuando despertamos, después del reposo de medioestá la hermosa Belzoond.
día, nos acercábamos a Nen, la última de las ciudades Una gran sombra cobijábase entre los acantilados del Yann. Otra vez nos rodeaba la selva, así como a de Glorm, pero las crestas brillaban sobre nosotros lo Nen; pero la gran cordillera de Mloon dominaba todas mismo que nudosas lunas casi encendían la penumlas cosas y contemplaba a la ciudad desde fuera.
bra. Cada vez se oía más clamoroso el canto del Anclamos, y el capitán y yo penetramos en la ciuy el rumor de su danza descendía de los camdad, y alli supimos que los Vagabundos habían entrado pos de nieve, que pronto vimos blanca, llena de nieblas en Nen.
bía Los Vagabundos eran una extraña, enigmática tribu, en las cimas de la montaña de algún que una vez cada siete años bajaban de las cumbres jardín de Mloon, cruzando la cordillera por un puerto que sólo con el ancho Yann gris, y el valle se ensancho y se ellos conocen, de una tierra fantástica que está del abrió al mundo, y nuestro barco fluctuante salió a la otro lado. Las gentes de Nen habían salido todas de luz del dia.
Pasamos toda la mañana y toda la tarde entre las porque los Vagabundos, hombres y mujeres, se apiñaban sus casas, y estaban maravilladas en sus propias calles, marismas de Pondoovery; el Yann se derramaba en por todas partes y todos hacían alguna cosa rara. Unos ellas y fluía solemne y pausado, y el capitán mandó a bailaban pasmosas danzas que habían aprendido del los marineros que tañeran las campanas para dominar viento del desierto, arqueándose y girando tan vertigiel espanto de las marismas.
nosamente, que la vista ya no podia seguirlos. Otros Por fin dejáronse ver las montañas de Irusia, que tañían en instrumentos bellos y plañideros sones llenos alimentan los pueblos de Pen Kai y Blut, y las calles de horror que les había enseñado su alma, perdidos fuerte; y sobre Irillion. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica