Repertorio Americano 319. ya no conmigo con mi alma en pena es solamente que hablando estás.
Como en los afanes de tal cacería osárate un beso robar mi inquietud, tu Hada protectora golpe me daría tau fuerte con una vara de virtud Yo también tengo ni cuarto oscuro, donde probibo que entres jamás; pues si en él entras, ten por seguro que al suelo caes o un grito das: que el gato ex bandido, lleno de tristeza, se convertiría, por fin, en raton, condenado a irse quizás de cabeza dentro de la trampa de tu corazón!
allí están muertas ocho ilusiones, de pie y en trágica expectación; y desangrándose, allí, en canciones, ocho pedazos de un corazón.
POUPEE.
Ya que soy uno de tus Poetas, de mis ensueños rasgando el tul, asoma y mira si estáu completas las nueve musas de Barba Azul.
Muñeca mía de carne y hueso: danie el confite que hay en tu beso y unta mis labios con tu carmín.
Deja que indague discretamente, náufrago entre olas de encaje hirviente, si estás rellena con aserrío. Mujer que olvide quiero el pecado o la inocencia que cometí: tras de las ocho que me han matado, iyo espero que una muera por mí!
Sube a mi torre. Desde su altura. te será fácil el mirar si vienen dos ojos por la llanura.
aunque sospecho que están sa aquí. Qué artista te hizo de porcelana. Copió en tu boca la viva grada con que parece que arde un clavel.
Puso en tus ojos sabios hechizos, polvo de estrellas sobre tus rizos, canela fina bajo tu piel.
Te vistió luego toda de seda.
Crujiepte enagua les hace rueda a los zapatos, en que el charol brilla de godo que me imagino que, adelantándose a mi destino, te está besando los pies el Sol.
EL GATO EX BANDIDO Debo confesarte que me cansa el arte de hacer papel siempre de gato bandido; y que un día de estos me iré a cualquier parte donde nadie pueda saber lo que he sido. Oh si tú volvieses a ser Cenicienta y si te obligasen luego a cocinar, mi melancolía como es friolenta buscaria el grato calor de tu hogar!
Quiero ser, por obra de tu Hada madrina, para bilar apenas piis sueños dorados, un gato tranquilo siempre en tu cocida, harto de aventuras ya por los tejados. 1 Gato que, clavándote ojos de malicia, sentiría el roce de tu mano buena sobre el lomo arqueado bajo tu caricia. iSi hoy me la pasases sobre la melena. Vibrante y ágil, preciosa y fina, entre las cejas de tinta china metido tienes acaso un plau, ya que no hay nadie que los soporte cuando movidos por un resorte tus grandes ojos vienen y vau.
Pero no creas que tú me inspiras serios cuidados cuando me miras: ya pasó el tiempo del Gran Rey Luis; y, así, deduzco, por tu vestido el que no liay duda de que has venido, en una caja, desde Paris.
Te ban dado cuerda, seguramente, para que vayas entre la gente siempre orgullosa de tu papel.
Muñeca linda; bien que lo has lieclio; mas si no tienes cuerda en el pecho, dleja que ponga ali oído en él.
Muñeca linda de porcelana: por ti recuerdo la de wi hermana, que en manos días, ay! se quebro.
Ya no te pido beso ni abrazo; pero no pienses que te rechazo, sino que temo quebrarte. yo.
Para estar libre de un disparate, póngote dentro de escaparate donde te miro por un cristal, cual presidiendo, muñeca mía, toda la humana juguetería desde la aitura de un Ideal!
Me regalarías con un buen pedazo de carne. Oh la carne. Oh impulsos perversos. yo jugaría sobre tu regazo; y me ovillaría rubruneando versos.
Si un leve mordisco o un fino arañazo a sufrir llegases acaso de mí, gozar yo te haría, curvo el espinazo, del restregamiento de mi frenesí.
Tú me curarías de este esplín felino, con que en mi bostezo proyectase el plan de dar un asalto o andar un camino o perseguir sombras que vienen y van.
Sintiéndome tigre, nada extraordinario fuera que, en un resto de instinto feroz, quisiese yo un día cazarte el canario que, en jaula de oro, tienes en la voz, José Santos abocano Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica