Repertorio Americano 401 ble que la del cientíbco literatero.
Para que estos dos modos de expresión intelectual se concierten, como en Aristóteles o en Bacon, hay que cerner volúmenes y volúmenes en la criba de los siglos. La mayoría de los literatos cientifistas son unos pedantuelos caó.
ticos, y casi todos los científicos literateros escriben deplorablemente. Casi todos, aun los franceses, llevan el énfasis a cuestas, como una cruz.
El libro de Cajal está libre de toda afectación. Si tiene alguna, es caquella afectación al revés, que recomendaba Maquiavelo al duque Gonzaga: Per cercare obligo dil popolo, en este caso gratitud de los lectores.
En Cajal se repite el fenómeno, raramente español, de Echegaray.
Echegaray fué el dramaturgo y también el matemático más insigne de su época. Cuando le otorgaron el premio Nobel, Edison y Marconi le felicitaron como a una gloria de la ciencia, mientras algunos escritores recogían firmas protestando contra la concesión.
También Cajal es el histólogo y el filósofo español más grande de su tiempo. La universalidad de sus descubrimientos celulares tiene el refrenEL MAESTRO CAJAL EN SU LABORATORIO do de cuantas Academias científicas (La Esfera, Madrid. existen sobre la haz terrestre, En cambio, su filosofía, inédita durante Cajal, médico, una paradoja suntuaria. lo transcribía de Lucrecio, que a su cuarenta años, sólo tuvo un panegi.
Algo por el estilo intentó hacer La vez lo tomó textualmente del Libro rista: Joaquín Costa. Cuántas veces Rochefocauld, presintiendo la polva. de Job.
nos habló el maestro, exaltándose, de reda que habían de levantar las. Máxi La explicación que da Cajal a estas la filosofía de Cajal! Así, al menos mas. sobre todo entre sus amigas filiaciones resulta clarísima. Nuestra para nosotros, Chácharas de Caft no ha madame de Longueville y madame de cultura está basada en el saber antiguo. sido, como para tantos, lo inesperado.
Lafayette, a cual más ingeniosa y más Sin contar que, en la peregrinación de ¿En qué consiste la filosofía de Cajal?
creyente. El duque filósofo, en la pri la vida, todos hemos recorrido, poco En el conocimiento de las cosas y de mera edición, aunque anónima, puso más o menos, igual camino.
los hombres, sin prejuicios de ningún una cadvertencia al lector, donde con Sobre su claridad, la explicación género. No tiene el prejuicio cienticitas de autores clásicos y hasta de exhala cierto aroma Istoico. Hay en fico, ni el religioso, di el materialista, padres de la Iglesia se sacudía el esa uniformidad cultural y sentimen ni el espiritualista. Es un caso de excepticismo, respondiendo a las obje tal un gesto de fatigada suficiencia. Es objetivismo subjetivo, de integra, ciones entonces corrientes.
un «satis digno de Marco Aurelio, que lismo. que diría el.
No sabemos hasta qué punto habrá de día combate contra los Pannonios, En el punto y hora que Cajal, jubiderecho a repudiar sensaciones e ideas y de noche, en su tienda de Carnuto, lado como lumbrera histológica, des.
propias, por fugaces e inconsistentes se pone a escribir los «Soliloquios, aparece del escalafón de enseñanza, que nos parezcan. De cualquier modo Cajal protesta contra ePencasilla reaparece, con este libro en la mano, es este un desahucio intelectual contra miento, y hace bien. Es cosa de botica nuevo Fénix de entre sus cenizas.
el que cabe entablar recurso ético. o de elecciones. Pero, leyendo esas Es que le ha llegado el instante proFuera de tal reparo en todo caso confidencias sobre la amistad, la in piamente, casi fatalmente filosófico. más papista que el Papa, más Caja gratitud, el egoísmo, las mujeres, el Es el instante de la actmbre remonlista que Cajal. las Dos palabras al talento, el amor, la moral, etc. etc. tada. de Goethe, y el de la aceituna lector nos parecen muy en su punto. no hay duda de que está vivo y pre madura, de Marco Aurelio. Es tamNuestra memoria observa es una sente, más que el espíritu de Sócrates, bién el instante en que Miguel Angel trama tejida con fibras tomadas del el de Epitecto.
Buonarotti escribe. Non nasce pencerebro de nuestros antepasados. Mu.
siero in me che non porti sculpita la chos pensamientos de Sócrates, Platón, morte.
Horacio, etc. se encuentran en escri. El movimiento «vivo, preciso y de Es la hora de la estilización intelectores tan originales como Quevedo, licado que encantaba a Voltaire en las tual, de las arrugas en el rostro y en Gracián, Montaigne, etc. páginas de La Rochefocauld, está en el espíritu. Es la hora de las sentenTan verdad es, que hace unos días, Chácharas de Café con mayor demo. cias, de las máximas. Se intenta repa.
releyendo el Libro de Job, nos fija cracia y desenvoltura. Nadie diría que rar la prodigalidad del espíritu y del mos en los versillos: El hombre tiene esta agilidad de pluma lleva cuarenta pensamiento. Ya apenas dos deslum.
tiempo limitado en la tierra, y sus afios manejando tan gravemente el bra ningún sol; el amor, la amistad, días son como los del jornalero. microscopio.
el heroísmo, palidecen entre nieblas ¿Dónde habíamos leído esto. Ah, sí! La superchería del literato cienti. de análisis. Pero ese Peregrino apaEn Los sueños. de Quevedo, el cual fista no es menos frecuente y excecra siopados, que llamamos Espíritu, per.