Repertorio: Americano 1104 377 AL MARGEN DE LOS CAMINOS viada en las asombrosas regiones desconocidas la juventud. adonde se trasladad los viejos en solitaria contemOTRA EXCURSION EN EL ODINGBAT OF ARCADY plación, volvió a la realidad. Me miro de hito en hito, y sus ojos brillarop con regocijo benévolo. Levantóse.
POR MARGUERITE WILKINSON Con mucho gusto. dijo. pasen ustedes adelante, pasen adelante. Tomado de INTER AMERICA, edición de enero 1922)Llawé por señas a Jim, quien hizo girar a Frankie, deteniéndolo junto a DANDO Jim y yo salimos de excur haber más deliciosa para una pareja la cerca. El viejo caballero se dirigió sión, preferimos siempre po deter. bastante próxima ya a la edad mediana? apresuradamente a saludarle. Mostraminar de antemano el punto adónde Una vez, régresando de un viaje al base ahora ágil y alerta, y parpadeaba hemos de dirigirnos oi la duración Delaware Water Gap en nuestro viejo hablando con vivacidad.
exacta de nuestro viaje. Un itinerario y maltrecho Frankie Ford, nos fué Acampando al aire libre, eeb? Bien; fijo es tan molesto como el exceso de dado sentir la irradiación de este en eso es magnífico. Nada mejor que las equipaje. El seguirlo en todas sus canto sobre nosotros. El camino era excursiones a campo raso. Tienen ya partes nos privaría de muchos ratos. polvoriento. Grandes remolinos de lista la cena?
de agradable solaz que encontramos polvo nos envolvían a su paso a través Tenemos pan y manteca, dije; inesperadamente al extraviar nuestro de la sofocante atmósfera, cegando pero si usted nos permite encender camino. Por consiguiente, dejamos puestros ojos y llevándonos de arena el hornillo de gasoleno en su prado.
los planes en casa junto con nuestras el cabello. En cuanto a Frankie, era tendremos mucho cuidado de no mal.
mejores prendas de vestir. iTan vanos tan espesa la capa gris que le cubría, tratar el césped. podríamos preparar nos resultan los unos como las otras! que sólo un vidente podría haber ati. un biftec con cebollas.
Uno de los mayores goces del viaje nado con su verdadero color. Jim había. iBiftec con cebollas! Precisa.
consiste precisamente en la ignorancia disminuido la velocidad hasta diez mente la cosa! Nada mejor que el biftec total acerca de las personas a quienes millas por hora, y rodábamos lenta. con cebollas. Si no hubiera cenado, les vamos a conocer, y de la forma en que mente por uda pequeña ciudad en pediría a ustedes que me invitaran, ocurrirá este conocimiento. Entablar busca de un lugar apropiado para dete. camaradas.
nuevas relaciones es una aventura pernos y preparar la cena. Delante de Estaba tan escitado como si fuera el insípida cuando nos sabemos de me. nosotros, hasta donde alcanzaba la dueño de la fiesta.
poria todo aquello que les concierne. vista, cubría la carretera un polvo. Hijita! llamó por una de las Pero si se trata de adiviñar la psico. denso y tan gris como la misina muerte. ventanas de la parte posterior de la logía de un ser humano por la manera Detenernos allí para comer habría sido casa. Hijita! Has pasar a estos se.
de llevar la cabeza, el brillo de los ojos, desafiar todas las reglas de la higiene ñores para que puedan lavarse en la la altura de los pómulos, los ademanes, y de la estética. Miré ansiosamente bomba.
entonces el asunto adquiere un interés en torno.
Con la cara ya limpia y los ojos libres palpitante. Provistos de cartas de pre De pronto descubrí a un lado del de polvo, nos instalamos en el fresco sentación quizá tendremos oportunidad camino una casa color de herrumbre, prado. Encendimos el hornillo, y puse de conocer a Mr. y Mrs. John Brown de estilo antiguo y aspecto hospitalario. al fuego una cazuela con la carne y las o a Mr. y Mrs. Jones Smith. Sin ellas, Un espeso seto cercaba un prado donde cebollas. El viejo caballero se paseaba.
podemos tropezar con un Sócrates en funcionaba una manguera. En el en torno nuestro, fumando su pipa, alguna tienda de surtido general en el abierto pórtico; sentado en una silla hablando con volubilidad entre boca.
cruce de dos caminos, con un «Le inclinada contra la pared, había un pada y bocanada, y encautado al pare.
Penseurv en cualquier colina solitaria, caballero anciano, vistiendo un desco cer con sus extraños e. inesperados Tersites y San Francisco reco. lorido traje negro. Sus colgantes pier. huéspedes. Nos dijo que cuando joven rriendo lado a lado alguna polvorienta nas no llegaban al suelo. Tenía la acostumbraba también hacer excurcarretera. aun podemos tener la cabeza hundida sobre el pecho. Por el siones a campo raso; pero que ahora se.
buena suerte de sorprender a algún momento apenas me fijé én él, sin había establecido en casa, en el hogar, Confucio explicando a sus discípulos embargo, porque mi atención estaba para experimentar aquello que David los elementos de «la poesía, la historia concentrada en el pequeño prado Morton llama la avida sedentaria. y la perfecta cortesía. icuán bien se estaría allí. y en la Si a mi mujer le gustaran los viajes, Gozamos la satisfacción ingenua y manguera (iqué agrabable sería recibir habríamos podido continuar. decía.
compleja de explorar el corazón y la su fresca rociada. Abandoné el Fran. Esto mismo dicen muchos hombres mente de nuestros semejantes. Per. kie, diciendo a Jim: cuando conversamos de nuestras aven.
sonas que, a juicio de su círculo y de Voy a pedir permiso al viejo caba turas. las mujeres, encadenadas al sí mismas, poseen caracteres del todo llero para que nos deje comer en su hogar, murmuran con aire pensativo: comunes, resplandecen ante nuestros prado. Si no fuera por los pinos.
ojos. con aquella luz famosa antes aun Nunca habíamos solicitado antes Mientras cepábamos se detuvo al de que se inventaran las bujías: el an favor semejante. Habíamos preparado otro lado del seto uno de los viejos tiguo destello del romance. Nuestra nuestras comidas en campos de heno o camaradas de nuestro huésped.
fantasía las adorna del penacho de los en plantios de árboles frutales, pero. Estamos de picnic, Joe?
caballeros, la birreta de los trasgos, la nunca en prados contiguos a la morada. Él viejo se adelantó presuroso a ex.
aureola de los santos o las guirnaldas Me apresuré a acercarme, temiendo plicarle el caso, con cierto aire de de los adoradores del deleite, sin que perder el valor: Bárnum, hay que convenir. Le hizo echemos de ver siquiera que tan sólo. Dispense usted, caballero. Hemos una gran historia.
visten sarga o indiana. en ocasiones viajado todo el día y estamos fatigados. Estos señores han viajado así por esa luz refleja también sobre nosotros, El cainino está lleno de polvo. Nos todo el mundo. dijo, y son famosos que, salvo en nuestros raptos de exal. permitiría usted cenar en su prado? excursionistas.
tación, nos consideramos absoluta La silla se enderezó, y el anciano Cuando llegó el momento de empamente triviales. Qué impresión puede quedó mirándome, Su mente, extra quetar nuestros utensilios y depositarOC Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica