8 Repertorio Americano 32 POETAS NUEVOS DE COSTA RICA MANUEL SEGURA LEJANIAS que algún dibujante trazara al descuido; en esas canciones que los marineros alargan por entre las viejas barquillas; en aquellos ojos que, con ser austeros, evocan paisajes, ortos placenteros, uoches estrelladas, tardes amarillas.
Pienso en todo. En todo lo que está lejano; y ahora que siento y escucho en el viento las notas que llegan perdidas de un piano, pienso en la distancia de tu pensamiento.
Vagas lejanías, horizontes. claros, perfiles borrosos, pálidas distancias. Ciudades remotas de inmóviles faros, de músicas nuevas, de suaves fragancias. Algo hay en mi espíritu que indistintamente se va de mi vida con sed de aventura: algo que me lleva cerca de la fuente, algo que me hermana con la fronda oscura, como si en mi vida vibrase una nota de música errante para lo que oculta la ciudad remota, para lo que guarda la quietud distante.
Amo los secretos de la lejanía, lo que desconozco, lo que me es extraño. Que pastora allende la amplia serranía irá apacentando detrás del rebaño como otro rebaño su melancolía?
Junio de 1921 CONVALECENCIA mi aposento, en donde mi fiel espíritu arde lo mismo que una lámpara votiva, en su dolencia, acógense los últimos fulgores de la tarde con la quietud estática de mi convalecencia. Qué voces antiguas llenan los trascoros de las lontananzas que recorre el viento. Bajo qué milagro verterá sus oros esta tarde que bila su dorado cuento sobre la fatiga que rumian los toros. Qué emoción cristiana pone en el ambiente la ermita que sueña detrás de esa altura?
Algo hay en mi espíritu que indistintamente se va de mi vida con sed de aventura: pienso en los caminos que no ven mis ojos, en las plantas que hunden huellas en la alfombra de sus longitudes y en los labios rojos que a su amable sombra dialogan en fiesta de risas y enojos; en las urbes que algo llevan escondido. un poco de ensueño, de encanto, de gozo, quizá una tristeza, tal vez un olvido. urbes que parecen más bien el esbozo Es un sosiego extraño: recuerdos placenteros, penumbras temblorosas, semblantes imprecisos; páginas que he leído no se bajo qué aleros y aromas que he aspirado no se en qué ingenuos rizos.
Después, todas mis fuerzas se sienten como en una elevación de ensueño; y mi alma franciscapa se hermana con el llanto, los árboles, la luna y con la misma pena que le de sentir mañana. al escuchar tu vida, joh Dios. en la distancia estremecer de gozo la fronda y la llanura. cuyos perfumes vienen a refrescar mi estancia eu un esparcimiento de gloria y de locura. esta plegaría mía, irreverentemente, vase desfigurando como la luz del día; y pienso que mañana, ya bueno, acudiría, en vez de a darte gracias por tu actitud clemente, ipriuiero, a dar un beso de amor sobre una frente; y luego, a sentir todos los suyos en la mia!
Agosto de 1921 (Envio del Autor. Poetas y pugiles Se mientras el argumento, frívolamente sentimental de la película, iba desenvolviéndose subrayado por la música sugerente de la orquesta.
Finalmente llegó lo que tenía que POR ARMANDO LEYVA llegar, lo que todos esperaban como nervio, vértebra y músculo de la trama: NOCEE estrenó en uno de cacia ha remarcado en estas exhibicio. el encuentro a puñetazos en el riog.
nuestros teatros una cinta cine. nes a toda oscuridad como sintomática Carpentier, que en la película que glomatográfica en que desempeñaba el de algo que no puede plasmarse en un samos se llamaba Alour, se enfrenta papel de protagonista el pugil francés artículo periodístico, no era el silencio con otro pugilista, ante una inmensa George Carpentier.
lo que imperaba en aquella tanda, sino concurrencia, discutiendo, aparente.
El teatro estaba lleno. Predominaba, un susurro sostenido, aphelante, clara mente, un championato, en realidad contra lo que va ocurriendo en estos evidencia de una emoción colectiva los favores y el amor de una linda chi.
días de crisis extrangulante, el ele. que se intensificaba por momentos, quilla.
mento femenil. Otra vez, como en las Cuando Carpentier, el vencido de Golpes van y golpes vienen; ansias mejores épocas, la sala de aquel tem Jersey City, apareció en la pantalla, de muerte en el rostro del pugil franplo del cinema deslumbraba de gracia: luciendo sus gentilezas de dandy, cés, que cae dos o tres veces contra las los trajes de mimosos organdis, tonali. hubo una fragorosa salva de aplausos sogas del tablado; destellos de fiereza zados en lila. color, del gusto actual, en la cual se podía adivinar el tono vencedora en los ojos del rival; puñaacaso porque a pesar de todo sea esta mínimo de las manos enjoyadas. das que se pierden en el aire cuando una hora de insospechadas melanco. Luego, otra vez el silencio en que es el latino quien las propina y macelías, triunfaban en palcos y lunetas. palpitaba mucha impaciencia mal con tazos sobre el rostro de éste por el Fuera de la costumbre, que la suspi tepida. así durante largo rato, pufio de hierro de su contrincante. La Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica