104 102 Repertorio Americano POETAS DE GUATEMALA CARLOS WYLD OSPINA LOS VIEJECITOS Hay aromas vagos en el tibio ambiente; la tarde se apaga sobre las callejas, y una paz del claustro, profunda, se siente, una paz de cosas borrosas y viejas.
Oh, la Ciudad Muerta. Altos monasterios, atrios silenciosos, pétreos portalones. Cómo flota un velo de oscuros misterios sobre el gris de todas sus desolaciones!
Apenas si turba la quietud serena un mendigo inválido con su letanía, y un órgano oculto, que llora de pena y grave resuena en el fondo de una catedral vacía.
Se escuchan campanas tañir, a lo lejos. apenas si cruzan las plazas tranquilas, con andar rebacio, algun par de viejos que os miran al paso con vagas pupilas, y luego se pierden por sitios lejanos, entre callejuelas de casas ruinosas, tacteando los muros con trémulas manos, mientras que murmuran. quién sabe qué cosas.
VERBO PROCER Una vez y cien veces podrá el torvo Destino entorpecerme el rumbo y torcerme el camino; tornar en espejismos falaces mi vision; dejar mi lecho solo y hacer mi pan escaso: mas, sobre la indigencia sombría del fracaso, me dejará una cosa que es mía: la canción.
Huirá de mi penacho lírico la Victoria; y burlará mi anbelo la fortuna irrisoria y borrará el olvido mi heráldico blasón; desmayará mi dumen; se embotará mi em(peão contra las mil murallas de inaccesible sueño.
imas quedará una nota sonando en mi canción!
Rebuirán mi beso las bocas femeninas; en vez de laureles tendrá la frente espinas; copa de la amargura será mi corazón; y en su festin de rosas, tal vez el Amor (fuerte pedirá mi cabeza para darla a la muerte isin poder arrancarme del labio la canción!
LAS DADIVAS SIMPLES, 1921 Por CARLOS WYLD OSPINA Toda esa honda poesia de la ciudad antigua, que en tiempos de la leyenda colonial fué residencia de Gobernadores y de Obispos, ese encanto de los conventos, de las iglesias, de las callejas solitarias, de las antiguas plazas húmedas. ha penetrado en el alma del poeta de la Anligna Guatemala y nos lo dá, en su honda emoción, en la primera parte del libro que llama «Entre Altos Muros. Y, leida esta parle con anhelo creciente, se hunde el espiritu, igual que la urna en la fuente limpida, en el raudal de poesia fresca, joven, bañada de sol, llena de savias nuevas como un cedro en abril, que brota de cada una de sus páginas, en La Canción Seculan en. Varios Poeması, que for.
man la segunda y tercera parte de sus admirables. Dádivas Simpleso.
La Canción Secular, es como una selva americana, fuerte, perfumada; con su trascendental sentido de vida libre y sencilla, sustentada de la propia tierra; alegre bajo el ciclo y bajo el sol!
Comarca Malernalı yıEl Paslor son páginas de intensa poesia (sio literaturai.
Hago una breve cila de. El Pastor. Junto al rebaño, el vicjo perro duerme a los pies de su señor: en torno al canto se recoge como en interna adoración: bajo el silencio vespertino la serba croce six rumor yoyen pastor, rebaño y noontes distintaniente hablar a Dios.
Entre sus poemas, Verbo Prócen afirma del poeta su intima virtualidad. su cancióni triunfante de la gloria, del fracaso, del destino y del mismo tamor fuerte que: ren sul feslin de rosas pedirá mi cabeza para darla a la muerte. Sin poder arrancarme del labio la canción! Sabia Displicencia dice del reposo y la sereni.
dad propias del artista, que pone sul ritmo a compás del Misterioso Ritmo que es muerte y que es vida. Termina esta parte del libro con un hermoso canto a Xelahún ić, la Quetzallenango de hoy. Ciudad de las Cumbres» le dice el poeta.
Y, se entra en la última parte del libro cuya portada dice: La Musa Lugareña. Pintura de las aldeas y pueblos de nuestra América, esparcidos desde México a la Argentina, perdidos unos en los valles inmensos, otros en las cumbres de los Andes! Todos con sus típicas idiosincracias, con sil viejo espíritu, dormnido en cuerpos jóvenes, bajo el calor tropical;con suis iglesias seculares y sus viejas creencias legadas, viviendo en la paz de equivocas democracias! Hay en Wyld Ospina aquel humor de Luis Carlos López, picante y fino, desconcertante a veces por su trágica realidad. Mas, en IVyld Ospina, parece adivinarse a través de sus aceradās iro.
nías, el dolor del espíritu egregio que vi.
ve anhelante de la desbarbarización de América, donde su canto se pierde, como el del jilguero en el silencio de los bosques primitivos.
CARLOS LUIS SAENZ 10. 1921.
PADRES CAMPESINOS Campesinos tenaces, enormes, esforzados, a la par de la bestia apacible encorvados, tras la lenta y obscura labor de los arados; Gloriosos y cansados con heroica fatiga, que por claro prodigio hizo nacer la espiga sobre las arideces de la tierra mendiga.
Patriarcas, fundadores y reyes del mundo, que dictaron inamovibles leges al ritmo formidable del paso de sus bueyes; Y, dueños del tesoro de su sabiduría, en la espiga madura y en la franca alegría hallaron la virtud y el pan de cada dia.
Con su paso rotundo cruzaron las edades; y, al amasar el barro de predios y beredades, presintieron un vasto palpitar de ciudades.
Eran sųz testas proceres y sus barbas ne(vadas, y las manos, en dura labor santificadas, con el oro del mundo las llevaban cargadas.
De los futuros pueblos echaron los sillareg eternos; y ahora, sobre domésticos altares, como divinidades presiden nuestros lares; con remota vida parecen estar prestos de sus antiguas fosas a levantarse enhiestos para imponer de nuevo los fabulosos gestos.
Atezados los rostros, con el matiz que dan el sol y el viento, eran los hombres con que (el gran Whitman bebe su vino y comparte su pan.
En ellos no existían las malas levaduras, ni los tristes estigmas, ni las taras impuras: sus tallas eran altas y eran sus carnes duras.
Iba su sangre en bondas vibrautes y veloces, entre el celo gigante de las bestilag feroces y del árbol y el agua las recónditas voces.
Ancha mano del viejo, ruda mano sin man cha, que inspiraba deseos de estrecharla, por (ancha.
Aacha mano del viejo, ruda mano sin mo. cha.
Blanca barba del viejo cayendo onda tras onda con bosquedad salvaje, como una humana fronda.
Blanca barba del viejo cayendo onda tras ronda.
Todo el vivir jocundo, toda la dicha ida, la antigua fuerza alegre, que lloramos per dida, está en el ritmo simple de vuestra mansa vida.
Somos como hijos pródigos que de tierra. extrañas su paso encaminaran a las patrias montañas: iy lloramos al ver humear vuestras cabañas!
Oh, tarde evocativa sobre los panoramas amados! Buena tierra del sol, cómo derramas tu olor a frescas aguas, a mirtos y retamas De que perpetuamente se llenan los senderos, donde se oye el balar de los dulces corderos y corrió el bravo potro de mis sueños prie (meros!
Oh, el crepúsculo vago, con dorados reflejos y voces familiares, que nos traen, de lejos, la postalgia del calor de los viejos. 1 DONA TIRAPELLEJOS Dofia Tirapellejos se asoma a la ventana a busmear ávidamente qué ocurre en la (ciudad.
Del juez o del alcalde fué antaño barragana, pero hoy solo la intrigan los casos de moral: Una escabrosa y parda moral, porque la vieja gusta de las historias de picante sabor: anécdotas de alcoba y aventuras de reja 80n el manjar sabroso de su predilección.
Como una arañia mea y expele su ponzoña, así daña la arpía a quien le niega el Doña, o sio contar con ella quiere vivir en paz. curiosa, atisbando por puertas y resquicios, murmura, inventa, miente. y es síntesis de vicios que grita por las calles preceptos de moral. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica