3843 384 Repertorio Americano LREPERTORIO verme distrajo mis ocios y una falsa pasión por el arte me permitió vivir como OS CUENTOS DEL viven las mujeres que sufrieron un de.
sengaño igual al mío. No he captado como una diva en conciertos para fines?
benéficos. Los hombres al habrán pensado lo que siempre pien.
san y dicen de nosotras. Sin embargo. El regreso de Carlos ha sido inespe.
Amor redivivo rado, sin anuncio ninguno, cuando menos lo pensábamos, y como miem.
bro de la familia ha venido a nuestra POR LUIS TABLANCA casa. Dios mío! Yo he podido caer Nel salón discretamente iluminado sobre los labios y la mirada escrutadora municaron. Pero era verdad que el presa de un síncope cuando me lo copor la luz de la tarde invernal rei con que recorrió en torno la habitación naba un profundo silencio. Todavía denunciaban el temor que entrababa corrido a estrechar su mano como 10 eterpo ausente había regresado? he caían de los aleros gotas cristalinas sus pasos. Vió sobre la mesa el libro hicieron mis hermanas y mis primas, como lágrimas, pero había cesado de abierto y andando de puntillas se llegó con el rostro animado por una alegría llover, y aunque hacia el norte las nu a él como atraído por una voz secreta sincera, de amiga, de amiga nada más.
bes plomizas formaban pesado corti. que esperaba oir. Inclinado y temblo. Carlos tras de apretar mis manos paje, en el poniente el cielo se había roso por una tiernísima emoción leyó entre las suyas, con el inocente cariño despejado y entre anaranjados resplan rápidamente lo que la mujer había es.
de un primo afectuoso, me dió además dores el sol hundía su disco rojo y crito poco antes.
enorme. Las plantas del jardín mos.
un abrazo. Luego hemos conversado Aquella página íntima decía así. muchas cosas, alegre él, alegre yo, traban en sus hojas mojadas una iluso «Este tiempo de lluvias monótonas como dos extraños, como si en el tiem.
ria pedrería de granates.
ha contribuido a agravar mi sensibilis po que pasó nuestros corazones no hu.
En el salón había una mujer. Había dad; con un sol alegre y un claro cielo bieran latido el uno para el otro.
escrito de corrido largas páginas en un azul yo habría sabido ser fuerte y olvi Hemos vuelto a ser indiferentes. Han libro de apuntes íntimos y apoyada la pasado doce años. frente en la mano pálida releía los úl»No he querido que termine la tarde timos renglones. Eran una de esas ¿Necesita Ud. algún libro? de este día sin llenar esta págipa. He confesiones que el corazón. confía a tomado la pluma con una serenidad y una hoja de papel cuando no encuen. Pídamelo; si no lo tengo, se lo una calma completas. La lluvia no ce.
tra entre los seres que la rodean un consigo.
saba de caer y antes de trazar el pri:confidente más mudo y más discreto; Me hago cargo de toda clase de mer renglón be sentido una tristeza y el papel es a veces un amigo que desconocida, profundísima, como si los traiciona. Releyó una, dos veces, len: tamente y queriendo agregar todavía hilos de agua me penetraran hasta el Agencias y Comisiones alma. es que han despertado mis una palabra esquiva por el momento, ALBERTO CALDERON recuerdos. que huía como la mariposa que un niño Terminaba la lectura y no alzaba persigue en vano por aprisionarla, dejó SAN JOSE APARTADO 533 los ojos del papel. Ese algo misterioso el libro abierto y con la pluma entre que a través de tierras extrañas había los dedos fué a apoyarse de codos en perseguido con afán inexplicable, acala ventana. La luz rosa del atardecer dar, olvidar para siempre. Pero conde baba de aparecer ante sus ojos con la coloreó delicadamente sus finas faccio pada como estoy a vagar entre la casa suave luz de una estrella en el melan.
nes, que los treinta años habían empecomo un fantasma, los recuerdos se cólico cielo de la noche; ese algo era zado a demacrar, y sus ojos morunos han despertado para atormentarme. el amor sincero que persistía a través se absorbieron en la contemplación del Los recuerdos nada más, porque de del tiempo y lanzaba su caliente llamapaisaje porentino. La melancolía de la resto, al cabo de doce años de ausen. rada para darle abrigo a su vida hela.
hora ritmaba secretamente con la me cia, ni yo soy la que antes era ni Car. da por el fastidio. Como cuando tenía lancolía de su alma.
los es el mozo galán que me juró una veinte años su corazón empezó a latir Absorta en su triste meditación no fe sincera en el divino tiempo en que apresurado. sintió que a su espalda apareció un floreció nuestra juventud. Los años María.
hombre, ligero y sutil como una som empiezan a marchitarme y el espejo Un leve grito de rubor obtuvo por bra. Aquel hombre dió unos pasos con me lo repite todos los días con una se toda respuesta y en el rosado rectánsuavidad de felino y se detuvo vaci vicia cruel; Carlos, en cambio, se con gulo de luz que dibujaba la ventana lapte. Estaba en el atardecer de la ju. serva en pleno vigor, aunque a su ju. vió las dos manos de la amada, awada ventud y tenía en su rostro afeitado el venil hermosura la reemplaza ahora dos veces y ahora con nuevo amor, que gesto de cansancio del que recorrió una mundana arrogancia de hombre subían a ocultar su rostro. Corrió a su muchos países sin encontrar en ellos que ha paladeado todas las mieles de lado y llegó a tiempo para recibirla ese algo misterioso que se persigue con la vida y aun tiene abiertos por delan. desmayada.
afán sin saber a derechas en qué con. te los caminos del porvenir. Maria.
siste; ese algo que presentimos ha de PiDoce años! Vistos hacia atrás pare al tiempo de besarla murmuró con ser el complemento de nuestra existen. ce que volaron, y no fué así: su lenti. fervor: cia, y que a veces, a través del tiempo tudime anunció sin piedad cada minu. Nuestra felicidad empieza en este que vuela, cuanto más luchamos por to, cada hora, cada dia, cada mes. momento, pues hemos resistido triun.
alcanzarlo más parece alejarse de nos. Tuve esperanzas y las ví desaparecer. fantes la dura prueba de la ausencia otros, o que cuando creemos atraparlo a la postre llegué a creer que olvida que es la generadora del olvido.
se deshace entre nuestras manos como ría. Pero olvidé en realidad? Sí, aun.
una brillante pompa de jabón. El dedo que fué un olvido pasajero. La música (El Gráfico, Bogotá. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica