Carmen Lyra

148 Repertorio Americano De las Historias Naturales de Jules Renard Traducción y envio de CARMEN LIRA.
EL MARTIN PESCADOR El Muro: No sé que escalofrío me Est STA tarde ningún pez ha mordido pasa por la espalda.
el anzuelo, pero yo traigo una rara La Lagartija: Soy yo.
emoción, Cuando tenía mi caña tendida, un LA LOMBRIZ martin pescador ha venido a posarse ¿De qué vientre ha caído este cólico?
en ella.
No tenemos pájaro más brillante.
Parecía una gran ilor azul en el EL GUSANO DE LUZ extremo de un largo tallo. La caña ¿Qué pasa. Las nueve de la noche cedía bajo el peso. Yo no respiraba. y todavía hay luz en su casa. muy orgulloso de que un martinpescador me tomara por un árbol. estoy seguro de que no ha volado LA MARIPOSA de allí por miedo: ha creído pasar de Este dulce billete plegado en dos, upa rama a otra.
busca la dirección de una flor, Primero rae sus estrechas avenidas de arena. Hace serrín que esparce en el umbral de su retiro. Lima la raíz de esta gran hierba propia para molestarlo.
Descansa.
Luego da cuerda a su mipúsculo reloj. Ha terminado. Acaso está reven.
tada? El reposa un poco todavía.
Entra en su casa y cierra la puerta.
Por largo rato da vueltas a la llave en la delicada cerradura.
Escucha: Nada alarmante afuera.
Pero no se encuentra en seguridad. como por una cadeneta cuya polea rechina, desciende hasta el fondo de la tierra.
Después. no se oye nada.
En la campiña muda, los álamos se elevan cual dedos en el aire y señalan la luna.
LA POLILLA NEGRA y encolada como un agujero de cerradura. sero.
EL RATON LAS HORMIGAS LA PULGA CUANDO a la claridad de la lámpara, CADA una parece un Un grano de tabaco con resorte.
escribo mi cuotidiana página, oigo ¡Y cuántos hay. Cuántos!
up ligero ruido. Si me detengo, cesa. Hay 3 3 3 3 3 3 basta LAS MOSCAS DE AGUA Comienza en cuanto vuelvo a rascar el infinito.
el papel.
UNA encida es lo único que hay en Es ur ratón que despierta.
EL SALTON el centro del prado, y los bueyes ocuAdivino su ir y venir en el borde pan toda la sombra de sus hojas. Con del hueco oscuro en donde puestra ¿Será el gendarme de los insectos? la cabeza baja hacen ademán de em.
criada pone sus limpiones y sus cepiDurante el día entero, salta y se bestir al sol.
llos.
aferra a los calzones de invisibles caza. Estarían bien sin las moscas.
Salta al suelo y corretea sobre las dores furtivos que jamás atrapa.
baldosas de la cocina. Pasa cerca de la Las hierbas más altas no lo detie. devoran. Las negras se pegan, acres Pero es que hoy verdaderamente chimenea, bajo el fregadero, se pierde. pen. Nada le da miedo, porque tiene y numerosas: son placas de hollín en entre la vajilla, por una serie de botas de siete leguas, un cuello de los ojos, en las parices, hasta en los reconocimientos que aventura cada toro, una frente genial, el vientre es ángulos de los labios; las verdes chu.
vez más lejos, se aproxima a mí. upa carena, alas de celuloide, cuernos pan de preferencia en la última desoCada vez que pongo a un lado mi diabólicos y un gran sable en el tra. lladura.
mango de pluma, se inquieta con este Cuando un buey sacude la piel silencio. Cada vez que me sirvo de él, Como no se puede tener las virtudes cree que tal vez hay otro ratón en de un gendarme sin los vicios, es pre. cas se levanta con un murmullo. Se o patea la tierra seca, la nube de mosalguna parte, y se tranquiliza. Luego. ciso confesar que el saltón masca. Si diría que fermentan.
po lo veo: está bajo mi mesa, entre crees que miento, persíguelo con vues.
Hace tanto calor que en las puertas, inis piernas. Circula por las patas de tras manos, juega con él aa las cuatro las viejas comadres olfatean la tem.
la silla. Roza mis zuecos y mordisquea esquinas. y cuando lo hayas cogido pestad y bromean de miedo: su badera, o, atrevido, ihe aquí que se. entre dos saltos. sobre una boja de. Cuidado con el burubrum. dicen.
mete en ellos!
alfalfa, observa su boca: por sus terri.
Allá abajo, un lapzazo luminoso, No debo mover la pierna, ni respi bles mandíbulas segrega una espuma traspasa sin ruido el cielo.
rar fuerte: huiría.
negra como jugo de tabaco.
Cae una gota de lluvia.
Pero es preciso que yo continúe mi Pero ya no lo tienes. La rabia de Los bueyes advertidos, levantap la escritura, y de temor que me aban.
saltar se apodera de nuevo de él.
cabeza, se acercan hasta el borde de done a mi fastidio de solitario, escribo El monstruo verde se escapa con un la encina y resoplan con paciencia.
signos, simplezas, poquito a poco, brusco esfuerzo, y, frágil, desmontaYa lo saben: he aquí que las buenas pasito, pasito, como él roe.
ble, te deja una patita en la mano.
moscas vienen a echar a las malvadas.
Al principio raras, una por una, LA LAGARTIJA EL GRILLO luego apretadas, todas juntas, se lan.
HIJA espontánea de la piedra hen.
Es la hora en que, cansado de zan del cielo desmenuzado, sobre el dida en que me apoyo, me salta sobre vagar, el negro insecto vuelve de paenemigo que cede poco a poco, se aclara, se dispersa.
el hombro. Ha creído que soy la consearse y repara con cuidado el desorAl poco rato, chorreando agua desde tio uación del muro porque me quedo den de su dominio.
la nariz hasta la cola, los bueyes ondu.
iomóvil y porque tengo un gabán color lan satisfechos bajo el enjambre victode pared. Sin embargo, eso halaga. 1) el juego que llamamos Comprax hurvos, rioso de las moscas de agua. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica