Violence

13 358 Repertorio Americano Mazzivi volvió un poco la cara a do ya se comenzó a humillar del todo violencia, hasta que un gemido. de ella con una sonrisa forzada: a una persona. Antes se contenían Bertita, selló instantáneamente sus De nuestros hijos. me parece? aún por la común falta de éxito; ahora bocas. la una de la mañana la ligera Bueno; de nuestros hijos. Te que éste había llegado, cada cual, indigestión había desaparecido, y como gusta así? alzó ella los ojos, atribuyéndolo a sí mismo, sentía ma pasa fatalmente con todos los matri.
Esta vez Mazzini se expresó clara. yor la infamia de los cuatro engendros monios jóvenes que se han amado mente: que el otro habíale forzado a crear. intensamente, una vez siquiera, la Creo que no vas a decir que yo Con estos sentimientos, no hubo ya reconciliación llegó, tanto mas efusiva tenga la culpa, no?
para los cuatro hijos mayores afecto cuanto hirientes fueron los agravios. Ah, no! se sonrió Berta, muy posible. La sirvienta los vestía, les Amaneció un espléndido día, y.
pálida ipero yo tampoco, supongo. daba de comer, los acostaba, cop visi. mientras Berta se levantaba, escupió ¡No faltaba más. murmuró.
ble brutalidad. No los lavaban casi sangre. Las emociones y mala noche. Que no faltaba más?
nunca. Pasaban casi todo el día senta. pasada tenían, sin duda, su gran iQue si alguien tiene la culpa no dos frente al cerco, abandonados de culpa. Mazzini la retuvo abrazada larsoy yo, entiéndelo bien! Eso es lo que toda remota caricia.
go rato y ella lloró desesperadamente te quería decir.
De este modo Bertita cumplió cua pero sin que ninguno se atreviera a Su marido la miró un momento, tro años, y esa noche, resultado de decir una palabra.
con brutal deseo de insultarla.
las golosinas que era a los padres abso las diez decidieron salir, des. iDejemos. articulo, secándose lutamente imposible negarle, la cria. pués de almorzar. Como apenas tenían por fin las manos: tura tuvo algún escalofrío y fiebre. tiempo, ordenaron a la sirvienta que. Como quieras; pero si quieres de.
el temor a verla morir o quedar idiota. matara una gallina.
cir.
tornó a reabrir la eterna llaga.
El día radiante había arrancado a LiBerta!
Hacía tres horas que no hablaban, los idiotas de su banco. De modo que. Como quieras!
y el motivo fué, como casi siempre, mientras la sirvienta degollaba en la Este fué el primer choque y le su. los fuertes pasos de Mazzini.
cocina al animal, desangrándola con cedieron otros. Pero en las inevitables. Mi Dios! No puedes caminar parsimonia (Berta había aprendido de reconciliaciones, sus almas se unían más despacio. Cuántas veces. su madre este buen modo de consercon doble arrebato y locura por otro Bueno, es que me olvido; ise aca. var frescura a la carne. creyó sentir hijo.
b6! No lo hago a propósito.
algo como respiración tras ella. Vol.
Nació así una niña. Vivieron dos Ella se sonrió desdeñosa: vióse y vio a los cuatro idiotas, con años con la angustia a flor de alma. No, no te creo tanto!
los hombros pegados uno a otro, esperando siempre otro desastre. Nada. Ni yo, jamás, te hubiera creído mirando estupefactos la operación.
acaeció, sin embargo, y los padres tanto a ti. Itisiquilla!
Rojo. rojo.
pusieron en ella toda su complacencia. Qué. qué dijiste. iSeñora! Los niños están aquí, en que la pequeña llevaba a los más. Nada!
la cocina.
extremos límites del mimo y la mala Sí, te oſ algo. Mira: ino sé lo Berta llegó; no quería que jamás crianza.
que dijiste; pero te juro que prefiero pisaran allí. ni aun en esas horas Si aun en los últimos tiempos Berta cualquier cosa a tener un padre como de pleno perdón, olvido y felicidad cuidaba siempre de sus hijos, al pacer el que has tenido tú!
reconquistada, podía evitarse esa ho.
Bertita olvidóse casi del todo de los Mazzini se puso pálido!
rrible visión! Porque, naturalmente, otros. Su solo recuerdo la horrorizaba. Al fin! murmuro con los dien. cuanto más intensos eran los raptos como algo atroz que la hubieran obli tes apretados Al fin, víbora, has de amor a su marido e hija, más irrigado a cometer. Mazzini, bien que dicho lo que querías!
table era su humor con los monstruos.
en menor grado, pasábale lo mismo. Sí, víbora, sí. Pero yo he tenido. Que salgan, María! Echelos!
No por eso la paz había llegado a padres sanos. oyes. Isapos. Mi pa. Echelos, le digo. sus almas. La menor indisposición de dre no ha muerto de delirio. No Las cuatro pobres bestias, sacudi.
su hija echaba ahora afuera, con el hubiera tenido hijos como los de todo das, brutalmente empujadas, fueron a terror de perderla, los rencores de su el mundo. Esos son hijos tuyos, los dar a su banco.
descendencia podrida. Habían acupiu.
cuatro tuyos!
Después de almorzar, salieron tolado hiel sobrado tiempo para que el Mazzini explotó a su vez: dos. La sirvienta fué a Buenos Aires, vaso no quedara distentido, y al me. Víbora tísica! leso es lo que te dije, y el matrimonio a pasear por las quinpor contacto el veneno se vertía afuera. lo que te quiero decirl iPregúntale; pre tas. Al bajar el sol volvieron, pero Desde el primer disgusto emponzo.
gúntale al médico quién tiene la mayor Berta quiso saludar un momento a sus ñado habíanse perdido el respeto; y si culpa de la wepiogitis de tus hijos: mi vecinas de enfrente. Su hija escapóse hay algo a que el hombre se siente padre o tu pulmón picado, víbora! en seguida a casa.
arrastrado con cruel fricción, es cuan Continuaron cada vez con mayor Entretanto los idiotas no se habían LA LIBRERIA ESPAÑOLA DE MARIA DE LINES San José y Cartago APARTADO DE CORREOS NO 314 TELÉFONO 38 TELÉGRAFO (LINES, El mejor surtido de cajas de papel y sobres que haya llegado a Costa Rica se ofrece a nuestra numerosa clientela.
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