Repertorio Americano T 359 DE PARIS MADRID movido en todo el día de su banco. sesperado hacia el fondo. Pero al pasar en la cocina, Mazzini, lívido como la El sol había transpuesto ya el cerco, frente a la cocina vió en el piso un muerte, se interpuso, conteniéndola: comenzaba a huydirse, y ellos conti mar de sangre. Empujó violentamente. No entres. No entres!
Duaban mirando los ladrillos, más la puerta entornada, y lanzó un grito Berta alcanzó a ver el piso inunipertes que nunca.
de horror dado de sangre. Sólo pudo echar sus De pronto, algo se interpuso entre Berta, que ya se había lanzado co. brazos sobre la cabeza y hundirse a lo su mirada y el cerco. Su hermana; rriendo a su vez al oir el angustioso largo de él con un ronco suspiro.
capsada de cinco horas paternales, llamado del padre, oyó el grito y res.
quería observar por su cuenta. Dete: pondió con otro. Pero al precipitarse (Florilegio de Prosistas Uruguayos. nida al pie del cerco, miraba pensativa la cresta. Quería trepar, eso no ofrecía duda. Al fin decidióse por una silla desfondada, pero faltaba aún. Recurrió entonces a un cajón de kerosene, y su instinto topográfico hízole coloPOR PEDRO HENRIQUEZ UREÑA car vertical el mueble, con lo cual triunf6. pasar de París a Madrid, la im que produce el teatro español es expli.
Los cuatro idiotas, la mirada in. presión que se recibe es la de cable: porque en París cada mes. si diferente, vieron cómo su hermana haber pasado de mayor a menor acti no cada semana, se epsayan innovalograba pacientemente dominar el vidad. Es inevitable. Paris, terminada ciones, ya en el espíritu del drama, ya equilibrio, y como en puntas de pie la guerra, ha vuelto a su antiguo es. en el procedimiento. ya en la técnica apoyaba la garganta sobre la cresta plendor: aun allí donde faltan impul. de la representación; mientras que en del cerco, entre sus manos tirantes. sos nuevos, se ha ensayado el retorno Madrid se repiten, con ligeras variaVieronla mirar a todos lados, y buscar a la situación anterior a la catástrofe, ciones, unos cuantos tipos de obra apoyo con el pie para alzarse más. a fin de que la repetición de los actos dramática, y nadie concibe otra cosa Pero la mirada de los idiotas se ha familiares. suerte de respiración arti. que el más pueril realismo en la «prebía animado; una misma luz insistente ficial. vuelva a traer la vida.
sentación) y la interpretación. No estaba fija en sus pupilas. No aparta. Madrid, en cambio, que durante la exagero. En estos momentos, el teaban los ojos de su hermana, mientras guerra adquirió mayor animación que tro español está reducido a seis tipos: creciente sensación de gula bestial iba la habitual, y, con el espejismo de la el drama o la comedia sentimental de cambiando cada línea de sus rostros. econgestión urbanas, hasta se dió el las gentes de Madrid (Benavente, LiLentamente avaczaron hacia el cerco. lujo de establecer el ferrocarril subte pares Rivas, Martínez Sierra, SassoLa pequeña, que habiendo logrado rráneo, vuelve ahora al ritmo pausado ne. la comedia del campo o de la calzar el pie, iba. ya a montar a hor que le caracterizaba. Pero no hay que aldea, con escenario andaluz, de pre.
cajadas y a caerse del otro lado, segu. engañarse: dentro de su anoble lepti. ferencia (los Quinteros. la tragedia ramente, sintióse cogida de la pierna. tudo. poble lentitud castellana, salu de los obreros o los campesinos (Ló: Debajo de ella, los ocho ojos clavados dable y llena de encantos para quien pez Pinillos y otros. herencia de en los suyos le dieron miedo.
llega cansado por agitaciones frívolas Juan José y de los catalanes. las Soltáme! idejáme. grité sacu. o bárbaras Madrid nunca suspende farsas, comunmente derivando hacia diendo la pierna. Pero fué atraída. el trabajo. Le falta el cambio ince. la astracanada (Muñoz Seca et al. Mamá. Ay, mamá! iMamá, sante, el perpetuo cinematógrafo que el teatro poético (Marquina, Grau, papá. lloró imperiosamente. Trato en Nueva York va enriqueciendo nues Villaespesa. y el teatro policiaco.
aún de sujetarse del borde, pero sin. tro espíritu con multitud de nuevos Sólo Benavente aspira a renovarse: tióse arrancada y cayó.
hechos, y en París. siempre superior, noble intento en que a veces fracasa. Mamá, iay! Ma. No pudo gri. con la renovación constante de las pero que merece todo respeto y todo tar más. Uno de ellos le apretó el ideas, a las cuales se les descubren aplauso. En medio de la rutina teatral cuello, apartando los bucles como si diariamente nuevos aspectos, posibi. que lo rodea, Benavente ha querido.
fueran plumas, y los otros la arras lidades quevas. En Madrid los hechos abrir horizontes al teatro español; ha traron de una sola pierna hasta la tienden a repetirse; las ideas no se querido ser, él solo, al ver que nadie cocina, donde esa mañana, se había modifican día por día, sino que imper. lo ayuda. Ibsen y Maeterlinck, Curel desangrado a la gallina, bien sujeta, ceptiblemente, poco a poco. Sólo de y Porto Riche, Bernard Shaw y Lord arrancándole la vida segundo por se tarde en tarde hay, en vez de evolu Dunsany. Hace poco, en Pascuas y.
gundo.
ción, salto brusco; y el plano nuevo, Año Nuevo, se propuso volver a la Mazzini. en la casa. de enfrente, alcanzado así, puede subsistir desde comedia de wagia, para niños, y creyó oir la voz de su hija.
luego como normal.
estrenó dos obras interesantes, aunque Me parece que te llama le dijo Si ponemos los ojos en uno de los no sean de las mejores suyas: va de a Berta.
campos que más fácilmente puede re cilento; La cenicienta. Prestaron oido, inquietos, pero no correr pronto el viajero. el teatro, Después de Francia, probablemente oyeron más. Con todo, un momento pronto descubriremos que en Madrid será España el país que mayor impor.
después se despidieron, y mientras probablemente se estrena igual nú. tancia alcance en la historia de las artes Berta iba a dejar su sombrero, Mazzini mero de dramas que en París, si no plásticas desde los comienzos del siglo avanzó en el patio: más. Pero la impresión de inactividad XIX hasta los del xx. el período que. Bertita!
Nadie respondió. iBertita! alzó más la voz, ya alUn nombre terado. el silencio, fué tan fúnebre para su corazón siempre aterrado; que la de garantia espalda se le heló de borrible presentimiento. al pie de su trabajo fotográfico. iMi hija, mi hija. corrió ya de.
SOTILLO Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica