206 TDI Repertorio Americano cuando vio algo sagrado: una perra que lamía a un gentil pequeñuelo. sintió los extraños temblores que solía sentir, interiores. Oli divinos hermanos menores!
que constituyen la suprema razón de una cosa le pide a Dios, y es que en este mundo. Pero era adverso a todo los desfallecimientos propios de la prejuicio y superstición y a toda duda vejez o del dolor, no se le haga abjuo fe irreflexiva que enferma de servi. rar de su fe antigua ni dar el triste lismo a las sociedades. Nada conmovió espectáculo de cobardía moral.
este modo de pensar suyo, ni su tem. El sentimiento de que esto es cierto peramento fuerte se rindió alguna vez y la convicción de que fué fiel a los a los vendabales del siglo. Era de esos principios de su entendimiento, jus.
hombres a quienes la sabiduría pone tifica que sus discípulos quieran poner un sello de dignidad en su conciencia. su nombre entre los de la estirpe de No bablemos de la caída de los otros, quienes han iluminado y fortalecido el pero indudablemente es merecedor de espíritu de esta nación.
elogio este gesto del hombre, que una vez puesto al servicio de la verdad sólo (Envio del autor. canto su canción, y es un credo que ahora enseño a los hombres que puedo. He pisado a mi madre la tierra con amor, imaternal vientre pardo. y he sentido que aquello que encierra es mi hermano. la ortiga y el cardo y el espíritu cruel del leopardo.
que empurpura de savgre su tavica y aquella alma que anima las breñas son pedazos no más de un alma única que está toda en las cosas pequeñas. cuán cerca de Dios que me siento si estoy cerca de algún nacimiento.
Honradez y natación Como brillan, al ver florecidas a las plantas, los claros luceros; y al mirar a las perras paridas; y al oir un balar de corderos; y al sentir que a los tibios armiños de las tetas se pegan los niños. Oh los seres pequeños, venidos hoy al bien de la luz! Sacerdotes que oficiáis en las verdes llanadas. qué hay más santo a la luz que los nidos, los cachorros, los piños, los brotes: planta y hembra y mujer fecundadas. Santidad de ana vacal Ninguna más candeal de las cosas sagradas.
Al sonar de los coros de toros en las noches bañadas de luna cuál responden las grandes vacadas iy qué coros aquellos, qué coros!
Va subiendo el compás. Prisloneros, piden madres los pardos terneros al sonar las esquilas de bronces, y responde un temblor de luceros que a los hombres no entienden entonces.
POR JULIO CAMBA A prohibición del «maillot. decre. Y, en efecto, para vivir honradatada en San Sebastián y Barcemente no hace falta saber nadar, ni lona, me retrotrae a la infancia. Yo soy ponerse un maillot, ni teper un de un puerto de war donde, por el cuerpo bonito. Quizás, por el contra.
verano, las mujeres se enfundaban rio, sea más fácil la práctica de la virunos trajes de tela durísima y al parecer tud cuando se tiene un cuerpo feo impermeable, y avanzaban hacia la cubierto por un traje horrible.
orilla. Para qué tantas precauciones, Segurameute, este último pensa.
si no iban a meterse en el agua? Ya miento es el que ha decidido a las auen la orilla, esperaban a que la ola hu. toridades barcelonesas y donostiarras medeciera el dedo gordo del pie dere. a decretar que, para meterse en el agua, cho avanzar con el pie izquierdo en tengan previamente los bañistas que parajes tan peligrosos hubiera sido vestirse de gran uniforme. Pero. y la temerario. y entonces, iniciaban un higiene. el porvenir de la raza? Con retroceso elástico exhalando, al mismo este criterio de no ver en cada asporto tiempo, ayes lastimeros. Algunas, las inás que el traje con que se practica, que poseían un espíritu más esforzado, puestras autoridades acabarán por su.
llegaban hasta sentarse por un ins. primir todo ejercicio al aire libre.
tante sobre alguna roca, con el agua Prohibirán el afoot ballo por iomoral hasta la mitad de la pantorrilla, y el y el boxeo por la misma razón, y Atlántico soberano, que desde allí se nuestro pueblo no contará para su extendía hasta la remota América, desarrollo físico con más recurso que quedaba así reducido a una especie de el de la ruleta, el treinta y cuarenta y baño de asiento para uso de señoras el bacará, timoratas. Tanta verdad encierra el Porque es indudable que, si la mo.
viejo dicho de que nosotros somos la ral consiste eu ir touy vestidos, todos medida de todas las cosas. Un día estos deportes son de una perfecta inocayó por la playa una joglesa con el ceucia.
cuerpo ceñido en un maillots, y esto (El Sol. Madrid)
produjo gran escándalo. Pero. cómo quieren ustedes que yo nade con trajes como esos. dijo la inglesa. Voy a ir hasta la isla y San Francisco de Asís necesito mi libertad de movimientos.
El pasmo fué terrible.
Alluminoso, al terviento espiritu do Ricardo Arenales. Ah! Pero dusted pada? exclamó medio pueblo a coro.
San Francisco de Asís, el divino cuando se vió que, efectivamente, San Francisco de Asís, su camino caminaba con paso seguro.
la inglesa padaba mejor que todos los golfos de la playa, el escándalo adquiSan Francisco sentía que el muro rió proporciones fabulosas. Parecía también tiene un espíritu obscuro.
inmoral el que una señora se vistiese un maillots; parecía más inmoral aun al pasar por la calle vacía de los pobres hermanos menores, el que, en semejante indumentaria, se apretaba a la piedra sombría ofreciera a la vista un espectáculo y cantaba su canto de amores.
agradable; pero, lo peor de todo, era adelante y al lado y en pos que supiera padar. Eso no podía tole.
distendía su espíritu Dios.
rársele ni siquiera a una extranjera. Qué falta le hace a una mujer saber nadar para vivir hopradamente? pisaba su inadre la tierra decía una señora.
y pedía perdones al cielo, En la paz de las noches tranquilas, sin dolor, cuál corréis, maternales, al oir un sonido de esquilas, claras leches de los vegetales. os brindáis a los pardos terneros mientras abren sus claras pupilas en la sombra los claros luceros. el buen santo que hincó las rodillas, santidad de las cosas sencillas fué a besar en la boca a la perra y en el lomo beso al cachorruelo. al besar sucedió que la tierra se sentía muy cerca del cielo. a eu lado y en frente y en pos distendía su espíritu Dios. el buen santo escuchaba aquel canto de su amor a las cosas. Ejemplo de que el hombre que es bueno es un templo, el más alto, jol Espíritu Santo. ante él, que de Dios semejanza unus voces oía, interiores, en los ojos brillo la esperanza de los pobres hermanos menores. adelante y al lado y en pos distendía su espíritu Dios.
RAFAEL ARÉVALO MARTINEZ. Pxslas Escogidas, Guatemala, 1921. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica